AMP Capital aterriza como el nuevo socio de Aena en Luton
Ardian vende el 49% de su participación en Luton al fondo australiano AMP Capital, tras el rechazo de la empresa española
Ardian cierra su etapa como socio de Aena en el aeropuerto de Luton. El fondo francés llegó a un acuerdo con AMP Capital para vender el 49% de su participación en la terminal londinense, donde la empresa española cuenta con el restante 51% del capital social.
Aena había rechazado comprar el porcentaje que le faltaba para controlar el 100% del aeropuerto porque consideraba que el precio de 327 millones de euros era demasiado alto.
En esta ocasión Ardian no informó de cuánto fue el valor económico de la venta, pero se descuenta que no será por un valor menor al que pretendía negociar con Aena.
Crecimiento de Luton
El fondo francés y Aena pagaron 518 millones de euros a Abertis en 2013 para tener el control de Luton. Desde ese entonces invirtieron 182,5 millones de euros y lograron que la terminal crezca de 9,7 millones a 15,8 millones de pasajeros en cuatro años.
Ardian había pretendido vender su 49% de la sociedad de Luton por 327 millones, pero Aena rechazó la propuesta
En 2017, el aeropuerto británico de Luton generó unos ingresos de 205 millones de euros y un resultado de explotación (Ebitda) de 58,7 millones de euros.
El director global de Infraestructura Equity de AMP Capital, Boe Pahari, puntualizó que mantendrán «el apoyo a la inversión en la infraestructura», así como las «oportunidades para el desarrollo de rutas» en la terminal, el quinto aeropuerto del Reino Unido en tráfico.
Aena toma otros rumbos
El presidente de Aena Jaime García-Legaz había anunciado que la intención de la empresa público-privada era reforzar su expansión en el exterior, pero si renunció a incrementar su participación en Luton fue por un “exceso de prudencia”, según dijeron diversos analistas financieros a Cerodosbé.
Para poder impulsar sus inversiones en el exterior Aena contempla crear un vehículo financiero, donde tendría una participación minoritaria, para esquivar las reticencias de los gobiernos extranjeros en que una firma controlada por el Estado español adquiera aeropuertos.
