Aena y Prou, una cierta irresponsabilidad

Las actitudes del gestor aeroportuario y el sindicato perjudican al eslabón más débil: los usuarios de El Prat

En el largo, costoso y violento conflicto que mantienen los trabajadores de Eulen encargados de los filtros de seguridad del aeropuerto de El Prat hay al menos dos protagonistas a los que sería exigible una mayor dosis de responsabilidad: el comité de huelga dominado por el sindicato Prou y Aena, la empresa semipública que gestiona los aeropuertos españoles.

En el caso de los primeros su falta de seriedad y su lamentable actitud resultan evidentes. Más allá de la justicia o no de sus reclamaciones salariales, todos –ellos también, claro- estamos obligados a cumplir la ley. En su caso, los servicios mínimos y a trabajar con compromiso y dedicación las horas en las que no hay convocatoria de huelga. Recurrir a bajas por supuestos y sobrevenidos malestares o huelgas mal llamadas de celo fuera de todo control suponen, por ejemplo, abusos intolerables.

Los trabajadores tienen derecho a la huelga, pero el ejercicio de este derecho debe enmarcarse en una cierta regulación, que aquí y en otros muchos casos parece que han decidido saltarse a la torera. Tienen asimismo derecho a manifestarse de la manera que sus quejas y reivindicaciones adquieran la máxima visibilidad, pero una cosa es eso y otra coger como rehenes a miles de pasajeros que nada tienen que ver con sus problemas. Eso es ejercer una cierta violencia y a eso me refería en la primera frase. Violencia no es sólo agredir físicamente, también lo es pisotear derechos de otras personas ajenas al conflicto.

Las huelgas deben enmarcarse en una regulación, que aquí y en otros muchos casos parece que han decidido saltarse a la torera

A la radicalidad que está llegando el conflicto, quizás no sea ajeno el aparente amateurismo del sindicato que lo lidera. Prou es también una muestra del deterioro en que han caído los sindicatos clásicos y que se ve en otros sectores, pero eso lo abordaremos en otra ocasión.

En cuanto a Aena, no resulta fácil explicar sus licitaciones de servicios permanente a la baja, lo que provoca inevitablemente en sus concesionarias precarización y salarios a la baja con la revalorización de su acción un 186% en los últimos dos años y un reparto de dividendos de 1.000 millones, como explica nuestro redactor Carles Huguet.

Prou es también una muestra del deterioro en que han caído los sindicatos clásicos

Aunque somos siempre muy respetuosos con las razones que guían a las empresas a tomar sus decisiones y entendemos el momento que vive Aena a las puertas probablemente de una mayor privatización y por tanto la necesidad de presentar un buen balance que atraiga inversores cuyo dinero vaya a las arcas del Estado, esta estrategia no puede, no debe, hacerse a lomos del eslabón más débil de la cadena: los trabajadores y los pasajeros. 

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