Vueling se reune con Fiumicino para encauzar su relación

Los trabajadores denuncian el boicot del aeropuerto italiano desde la apertura de la base. "No se nos hacía la limpieza ni se nos facilitaba el cátering", exclaman. Tras el encuentro, reconocen que la situación se ha reconducido.

El verano negro de Vueling ha tenido su epicentro en el aeropuerto de Fiumicino. El grave incendio en la base italiana del pasado mes de julio, sumado a las condiciones climáticas adversas, propició que más de 1.000 maletas quedaran abandonadas en El Prat durante días. Sin embargo, casualidades aparte, desde la compañía lamentan el trato recibido en Italia y muchos empleados no dudan en calificarlo de «discriminatorio» respecto a la competencia. Por ello, hace escasas semanas, directivos de la aerolínea se reunieron con los responsables de la infraestructura con tal de solventar la situación, según ha podido saber 02B.

El pasado lunes, el presidente de la firma, Alex Cruz, reconoció en Barcelona que se estaba «intentando reconducir la relación» con el aeropuerto italiano. Parece que la situación va por buen camino. El personal que visita la base italiana con frecuencia apunta que tras el encuentro el trato recibido es mucho mejor.

Más allá del descontrol habitual del aeropuerto

Fiumicino no es precisamente uno de los aeropuertos más eficientes del mundo. Según el último informe de Eurocontrol, el romano es el cuarto recinto con más retrasos de Europa. Desde enero hasta el mes julio, 635 vuelos partieron con demora de la capital italiana.

Sin embargo, los trabajadores de la ‘low cost’ española lamentan que el trato que se les prestaba «no era normal. «Era habitual que cuando llegábamos al avión, el personal de limpieza no hubiera aparecido y el aparato estuviera todavía sucio o que no tuviéramos el catering preparado», ejemplifican algunos trabajadores. Ahora, la relación ha cambiado y el tema de conversación en los corrillos y los grupos de Whatsapp del personal no es otro que el cambio de actitud en la nueva base de la compañía.

Algunos incluso llegaron a exclamar que se trataba de una maniobra «para beneficiar a las aerolíneas italianas ante la llegada de un nuevo competidor». Otros, más precavidos, no se atrevían a alcanzar estos términos pero sí que reconocían «hechos que no son normales». Tras la reunión, la colaboración tiene visos de reinstaurarse. 

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