Un Boeing 737 dorado, el último capricho del sultán de Johor

Pintado en oro y azul, lleva los escudos reales y estatales del pequeño estado malayo. Como explica su propietario, el sultán Ibrahim, "es para viajar por el mundo de la forma más parecida posible a como lo hicieron mis antepasados".

El avión acaba de llegar desde Honolulú (Hawai) al hangar real del aeropuerto internacional de Johor Baru, donde el sultán tiene otros aviones y helicópteros. Lo quiere para promocionar el sultanato en sus viajes oficiales, pero también para utilizarlo en sus trayectos privados.

Un Boeing a medida

El sultán Ibrahim ha explicado que la construcción del avión ha tardado dos años, incluyendo la reforma del su interior, y que el vuelo inaugural lo va a realizar a la isla de Penang para degustar una buena ración de nasi kandar (arroz al curry con verdura y carne), su plato preferido. Con capacidad para 30 personas, este Boeing fuera de lo común cuenta con un salón-comedor, dormitorio, cuarto de baño y tres cocinas.

En el poder desde 2010, Ibrahim Ismail ibni Almarhum, de 57 años, está acostumbrado a dar rienda suelta a sus deseos y sueños más frívolos. Además de este último ‘juguete’, el sultán posee una auténtica flota de automóviles, motos y camiones de lujo. La desinteresada tarea de dar a conocer Johor al mundo la realizará el propio sultán. Con formación aeronáutica, será él quien pilote el avión tras unas clases de actualización con simulador en Australia. 

El vigésimo quinto heredero de un linaje que domina la parte más meridional de Malasia desde el siglo XVI, cuando los portugueses echaron a sus antepasados del puerto de Malaca, está dispuesto a enseñar al resto del mundo este próspero país del Sudeste Asiático, con abundantes recursos naturales y una mayoría de población musulmana.

a.
Ahora en portada