La movilidad en España: un puzzle de piezas desiguales

Bajo las huelgas de taxis y la polémica sobre vehículos VTC subyace otra cuestión determinante: ¿qué movilidad queremos?

Las huelgas de taxistas, que colapsan varias ciudades españolas y golpean una de las principales industrias del país, el turismo, son solo la punta de lanza de una cuestión mayor que, una vez más, no se abordará cuando esta crisis amaine: la movilidad. El traspaso de competencias y la ausencia de un marco legal general impiden avanzar hacia un modelo sostenible y de calidad.

Madrid, septiembre de 2018: hasta dos millones de vehículos tendrán restringido el acceso al centro de la ciudad, según el nuevo protocolo contra la contaminación que el consistorio espera poner en marcha tras el verano.

A ello se suma una nueva zona de Prioridad Residencial en la que los conductores que utilicen vehículos sin etiqueta ambiental o con etiqueta B y C no podrán acceder, a no ser que sean residentes. Solo los vehículos etiquetados como ECO o CERO quedan exentos, así como bicicletas y patinetes.

Con estas nuevas medidas la ciudad quiere apuntalar la reducción de tráfico de vehículos privados, que ha caído un 20% en la capital desde 2005, según un informe de la Empresa Municipal de Transportes (EMT).

Coto al coche particular

Los vehículos particulares y, especialmente, los más contaminantes son los principales perjudicados de estas medidas, que verán agravados sus problemas con los nuevos impuestos que el Ejecutivo de Pedro Sánchez ya ha anunciado.

El presidente del Gobierno ha dejado claros sus planes con respecto al diésel y los impuestos verdes declarando que “este Gobierno está comprometido con la lucha y la adaptación al cambio climático, con la necesidad de impulsar las energías renovables y de respetar nuestro medio ambiente» y por ello va a implantar medidas «que están haciendo otros países europeos, como es precisamente la imposición al diésel».

El Gobierno ha anunciado que gravará el uso del diésel; lo que ya se ha dado en llamar el ‘diselazo’ dejaría fuera de juego a cerca de 18 millones de vehículos en España

Lo que ya se ha dado en llamar el ‘dieselazo’ podría obligar a reemplazar cerca de 18 millones de vehículos en España, si bien fuentes del Gobierno señalaron que no afectará a quien lo use por motivos de trabajo.

Cambio de paradigma

En paralelo asistimos a un cambio de paradigma. Así, si durante el siglo XX el automóvil fue un sinónimo de estatus y libertad de movimientos, “lo que ahora te da libertad son los servicios de movilidad compartida”, indica el experto en economía colaborativa y miembro del think thank Ouishare, Albert Cañigueral, que añade que el futuro de la movilidad será “eléctrico, autónomo y compartido”.

Según los expertos, la movilidad del futuro será eléctrica, autónoma y compartida

También en términos de eficiencia y ahorro el coche pierde enteros. De poco sirve tener un coche privado que el 95% del tiempo está detenido, ocupando un espacio, si se le puede dar otro uso.

car sharing
Parece poco eficiente tener un coche privado que el 95% del tiempo está detenido.

“De los dos desplazamientos diarios que puede realizar para ir al trabajo, un coche compartido puede llegar a 15 rutas al día”, indica Fernando Izquierdo, responsable de Emov (plataforma de coches eléctricos compartidos) para España.

En este contexto, ¿cómo encajan el taxi y los vehículos VTC -vehículo de transporte con conductor- en una estrategia de movilidad en sentido amplio? ¿Se aprovechará la nueva legislación que se demanda desde el sector para facilitar la integración de estas opciones en una estrategia amplia de movilidad? Parece haber poco margen para el optimismo.

Madrid apuesta por el transporte multimodal

El Ayuntamiento dirigido por Manuela Carmena se ha propuesto convertir la ciudad en una de las capitales más limpias y respetuosas con el medio ambiente. Tendrá que hacerlo sin restringir el derecho de los madrileños y visitantes a la movilidad, recogido en la propia Constitución española.

El transporte multimodal es la apuesta del consistorio, que hace suyo el concepto de movilidad como servicio (MaaS, por sus siglas en inglés), y coloca el foco de la movilidad en el usuario y no tanto en el vehículo.

Se trata de una aspiración de las ciudades que quieren superar el patrón ‘una persona-un coche’ que se ha demostrado insostenible en términos de congestión, contaminación, consumo energético, ocupación del espacio público y salud, entre otras.

MaaS Madrid

Entre las iniciativas de Madrid, destaca la apuesta por un modelo que combina transporte público con servicios complementarios como coches, motos o bicicletas multiusuario.

En esta línea, la ciudad recientemente estrenaba su nueva aplicación de movilidad, MaaS Madrid, que aúna en una única herramienta a todos los proveedores de servicios de movilidad de la ciudad.

Una estación de BiciMad.
MaaS Madrid aúna todas las opciones posibles para un desplazamiento, tanto en transporte público como en empresas de servicios multiusuario.

Con información georreferenciada, la aplicación muestra a los usuarios todas las opciones para sus desplazamientos, ya sea en transporte público, incluida BiciMAD, como en empresas de servicios multiusuario Car2Go, Emov, Zity, Muving, eCooltra, Ioscoot, Obike y OFO.

También facilita el acceso a las distintas aplicaciones y servicios de radiotaxi, mientras trabaja en la inclusión de nuevos servicios, como los de carsharing Respiro y Blumove.

Los retos que vienen

Los retos no se acaban, sin embargo. Es el caso de las demandas de los taxistas para blindar su negocio frente a los conocidos como VTC, cuyos máximos exponentes son Uber y Cabify. Tanto el Ministerio de Fomento como las asociaciones de taxistas reclaman que las competencias sean transferidas a las comunidades autónomas.

Una vez allí, habrá tantas legislaciones como ciudades, estableciendo de nuevo un marco desigual en el territorio con la excusa de adaptarlo a las necesidades concretas de cada ciudad.

Así, por ejemplo, Ada Colau en Barcelona contenta a los taxis con una de las normativas más restrictivas para los VTC, recurrida ya ante los tribunales, y quiere garantizar la proporción de una licencia de estos vehículos por cada 30 taxis, algo que, a día de hoy, solo cumplen diez provincias.

En Europa, donde ya se han dado enfrentamientos similares por lo que los taxistan denuncian como “competencia desleal” la situación es desigual.

Así, mientras en la mayor parte de países las licencias de taxi superan con mucho las de VTC, en otros, como Bélgica e Italia, los vehículos de alquiler con conductor duplican al de los taxis, o en ciudades del Reino Unido, como Londres, el número de conductores con licencias de VTC llega casi a quintuplicar al de los conductores de taxi.

De vuelta a España, está por ver cómo actuarán otros territorios y ayuntamientos, presionados por un combativo sector como es del taxi y la necesidad de garantizar seguridad jurídica al resto de actores, pero también determinados por sus propias estrategias de movilidad.

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