Los responsables de la caída de Top Fly abren ahora otra escuela de aviación

Los empresarios catalanes inaugurarán el 23 de mayo EAS Barcelona mientras su difunta compañía arrastra una deuda de 4,77 millones de euros con antiguos alumnos. Ellos defienden que el cierre fue cosa de un fondo inversor.

La sombra de Top Fly se prepara para despegar de nuevo. La mayor escuela de pilotos de España cerró sus hangares en julio de 2011 y dejó a media formación o sin ni siquiera desempaquetar los bártulos a casi 90 alumnos. Los afectados luchan por cobrar la indemnización desde hace cuatro años mientras ven como la dirección del viejo colegio ultima detalles para abrir EAS Barcelona European Aviaton School, una nueva academia para futuros comandantes. 

La historia de éxito se tiñó de pesadilla. La empresa arrastra una deuda de 4,8 millones de euros con 89 estudiantes. En un concurso de acreedores eterno, los aspirantes a surcar los cielos de todo el mundo todavía no han tocado ni un euro. «Y ahora encima vemos cómo piensan jugar con el dinero de otros», lamentan. Además, las clases ya han tenido que retrasarse debido a que carecen de la licencia ATO (Centro de Formación Aeronáutica) que otorga la Agencia Española de Seguridad Aérea. La nueva fecha, el 23 de mayo en el aeropuerto de Sabadell.

Los administradores, al frente

Según datos del Registro Mercantil, al frente de la sociedad aparece Francesc Miralpeix, antiguo director de Top Fly. A su lado está Jorge García Veguín, propietario, junto a su hermano, de la difunta empresa. Su nombre aparece como registrador de la página web y hasta junio de 2014 también como Administrador Único de la compañía.

En el portal comercial tampoco se esconden. «El equipo directivo de EAS Barcelona fue durante quince años el artífice de la mayor escuela de España y de una de las mayores del mundo hasta que la escuela fue adquirida por un grupo inversor que la llevó al cese de sus actividades», reflejan en el ‘Quiénes somos’.

El fondo de la discordia

El comprador es el holandés Southern Cross Capital B.V. El fondo se hizo con el instituto en septiembre de 2010 y sólo nueve meses después lo llevó a la quiebra. Al frente colocó a José Azemar, conocido, por ejemplo, por ser el liquidador de Gran Tibidabo, el holding financiero de Javier de la Rosa. 

Azemar prefiere denominarse «director de compañías en crisis». Según explicó en una entrevista concedida a La Vanguardia en 2004, su trabajo es el de tomar las riendas de una empresa en el peor momento, luchar por su salvación y, de no conseguirla, cerrarla. 

Sin embargo, a los pocos días de obtenerla la descapitalizó. El día 4 de septiembre presentó una reducción de capital de 3,6 millones de euros. El patrimonio pasó de 4,4 millones a apenas 200.000. Posteriormente, el día 21, le inyectó 560.000 euros.

La responsabilidad, ¿holandesa o española?

Pese a la transacción, los afectados no se creen que la gestora de los Países Bajos sea la culpable de la crisis. Señalan directamente a los administradores catalanes. «En nueve meses no se hunde una firma tan grande como Top Fly», denuncian. 

Las declaraciones sindicales realizadas durante el crack de la sociedad refuerzan la tesis. Desde Comisiones Obreras lamentaron la «mala gestión» de los antiguos directivos al firmar cursos para pilotos chinos a precios deficitarios para competir con las escuelas de los Estados Unidos que trajeron pérdidas millonarias. Los beneficios debían ponerlos los alumnos catalanes y del resto de España, con unas tarifas que rondaban los 60.000 euros -en EAS Barcelona son de 64.500-.

Desde junio la situación era inviable

La venta se realizó en el mes de septiembre. Sin embargo, la sentencia que obliga a Top Fly a pagar los 4,8 millones recoge unas polémicas declaraciones del propio Miralpeix. El director reconoce que ya durante la segunda mitad de 2010, la empresa se desprendió de activos necesarios para la formación de los alumnos. 

En el mes de agosto del mismo año se supo que «no se podrían terminar los ciclos, pues por problemas de tesorería los cursos se ralentizaron» reza el texto. Aun así, «sólo un mes más tarde -cuando las cuentas cambiaron de manos- entraban en la escuela ocho estudiantes que siguieron pagando por adelantado», critican los alumnos. 

EAS Barcelona se desvincula

Ante la presión de los antiguos alumnos, EAS Barcelona ha explicado en su página de Facebook que «lamenta profundamente el cierre de Top Fly». Y ha añadido: «Ni la escuela, ni ninguna persona vinculada a ella tuvo ninguna responsabilidad en dicha situación ni ninguna posibilidad de acción».

02B ha intentado ponerse en contacto con EAS Barcelona pero no ha obtenido respuesta.

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