Los controles más estrictos en las fronteras europeas llegarán en 2017

El pasado 24 de febrero, los estados miembros de la Unión Europea se pusieron de acuerdo sobre una eficaz medida antiterrorista, pero que podría implicar tiempos de espera más largos en los aeropuertos y un retroceso del espacio Schengen

Europa lleva trabajando desde hace tiempo en un sistema de fronteras ‘inteligentes’, que recurrirá al uso de las nuevas tecnologías para mejorar los controles. Después de los atentados de París, el asunto se aceleró y los estados miembros solicitaron a la Comisión Europea un texto legislativo que permita también los controles sistemáticos de europeos y extranjeros. Dicho texto fue presentado el pasado diciembre.

Más colas en los aeropuertos

De esta forma, los estados miembros firmaron el jueves 24 de febrero una posición común en el marco de las negociaciones con el Parlamento Europeo. Según ésta, todos los estados miembros estarán obligados a controlar a todas las personas –también europeas- que entren en la Unión Europea a través de un aeropuerto u otra frontera exterior. Los datos personales se revisarán a través de los bancos de datos pertinentes, nacionales y europeos.

El secretario de estado de Asilo y Migración, Theo Francken, reconoce que los tiempos de espera en los aeropuertos aumentarán por estos controles. Los países que puedan demostrar que los tiempos de espera crecen demasiado por esta causa podrán efectuar controles aleatorios en vez de sistemáticos. Para Francken, «el acuerdo con el Parlamento Europeo puede ser posible antes de fin de año. Después de un periodo transitorio de seis meses, estos controles sistemáticos deberán comenzar a mediados de 2017».

Nunca sin Schengen

Por su parte, la división europea de la Asociación Internacional de Aeropuertos (ACI) acaba de instar a los países que forman parte del espacio libre de fronteras interiores Schengen a mantener la «integridad y continuidad» de este área. Para su director general, Olivier Jankovec, «una reinstauración de los controles fronterizos en los aeropuertos entre estados miembros de Schengen tendría un impacto devastador».

En su opinión, «ello requeriría difíciles reestructuraciones de las instalaciones aeroportuarias y cientos de millones de euros en inversiones en cada uno de los grandes aeródromos. Schengen es una parte fundamental del transporte aéreo europeo y durante más de 25 años la distinción entre flujos de tráfico de Schengen y no Schengen ha condicionado y perfilado el desarrollo de  terminales en los aeropuertos».

 

Impacto devastador

Para Jankovec, «el impacto inmediato de un retroceso en Schengen sería llegar a niveles sin precedentes de congestión e interrupciones de vuelos, con posibles efectos contagio a toda la red aeroportuaria de Europa. Además, los centros de conexión y distribución de vuelos ya no podrían garantizar los horarios mínimos de tránsito entre vuelos, y el resultado serían viajes más largos, una reducción de la elección para los consumidores y una conectividad degradada para Europa».

La asociación también recalca que la eliminación de controles fronterizos en el espacio Schengen de libre circulación, compuesto por 26 países, ha jugado un papel esencial en la disponibilidad de servicios aéreos eficientes y asequibles para los ciudadanos, y ha permitido que el transporte aéreo dentro de Europa registre tasas de crecimiento continuos. «Mientras que unos 600 millones de pasajeros pasaron por los aeropuertos europeos en 1990, en 2015 fueron 1.950 millones, de los que más del 60 % utilizó uno de los 443 aeropuertos ubicados en el espacio Schengen», concluye Jankovec.

a.
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