Las tiendas de aeropuertos venden un 40% menos por culpa de las ‘low cost’

El Parlamento europeo sale en defensa de los 'duty free shop', frente a la imposición de la norma de maleta única a bordo de las compañías de bajo coste

La comisión de Transportes y Turismo del Parlamento Europeo ha salido en defensa de las tiendas de los aeropuertos frente a las compañías low cost, pese a la política europea mantenida hasta ahora de hacer la vista gorda sobre las subvenciones que han dado alas a este tipo de aerolíneas. El impacto de la norma de una sola maleta en cabina ha supuesto una caída de las ventas de estas tiendas de un 70 % en algunos aeropuertos regionales y ello, pese a que el 32 % de los beneficios de estos minoristas, se destina a subvencionar a las líneas aéreas a través de las tasas de aterrizaje.

Un informe, elaborado por Philip Bradbourn, sobre el futuro de los aeropuertos regionales y los servicios aéreos en la Unión Europea cuestiona (sin citar nombres propios) la denominada norma «pieza de equipaje única» que llevan a cabo aerolíneas como Ryanair, así como las demás restricciones que determinadas líneas aéreas aplican al equipaje de mano. El documento, al que tuvo acceso 02B, argumenta que ello pone en peligro la viabilidad de las ventas minoristas como fuente de ingresos para los aeropuertos regionales que han negociado tasas de aterrizaje competitivas para atraer a las líneas aéreas, y cree que estas restricciones pueden constituir un abuso de poder por parte de las empresas de transporte.

Este movimiento choca con la política llevada a cabo desde 2005, por la que Bruselas permite a las autoridades regionales y locales subvencionar, con un tope del 40%, los costes de lanzamiento (comercialización y promoción) de nuevas rutas aéreas en los aeropuertos con menos de cinco millones de pasajeros anuales.

El Parlamento europeo lamenta que las ventas minoristas y de los duty free shop de los aeropuertos han disminuido un 40 % debido a la aplicación de estas políticas restrictivas al equipaje de mano por parte de algunas líneas aéreas.

Abrigos, un artículo esencial

El informe pide por tanto que se consideren las compras minoristas de los aeropuertos como «artículos esenciales», como es el caso de los abrigos, y aplaude la decisión española de prohibir las estas prácticas a través de la Ley 1/2011, de 4 de marzo, por la que se establece el Programa Estatal de Seguridad Operacional para la Aviación Civil, y que prevé que “no se considerará equipaje a este efecto los objetos y bultos de mano que el viajero lleve consigo”. De hecho, el transportista está obligado en España a transportar de forma gratuita en cabina, como equipaje de mano, los objetos y bultos que el viajero lleve consigo, incluidos los artículos adquiridos en las tiendas situadas en los aeropuertos. Únicamente podrá denegarse el embarque de estos objetos y bultos en atención a razones de seguridad, vinculadas al peso o al tamaño del objeto, en relación con las características de la aeronave.

Esta fórmula es bien recibida por los eurodiputados, que piden a la Comisión que contemple la introducción de una medida similar para todos los servicios aéreos que se originen en Europa.

Por otra parte, el informe entiende que se necesita una obligación por parte de los servicios públicos con respecto a los servicios aéreos de interés económico, sobre todo, de los que conectan regiones ultraperiféricas e insulares, y cree que estos servicios no serían económicamente viables sin dinero público.

Bradbourn explica que el propósito de este informe consiste en abordar las prácticas de determinadas empresas de bajo coste, como la ya conocida práctica de añadir tasas inevitables al precio total de los billetes de avión o imponer la estricta y onerosa norma de llevar una «pieza de equipaje única», “que pueden amenazar gravemente la viabilidad de las ventas minoristas como fuente de ingresos para los aeropuertos regionales, que con frecuencia han negociado tasas de aterrizaje competitivas para atraer a las líneas aéreas”.

En conclusión, el ponente cree firmemente en que hay que considerar los aeropuertos y servicios aéreos regionales europeos como elementos clave para la creación de una red europea de transporte que sea eficiente, que funcione bien, que facilite el comercio y que garantice la movilidad a un mayor número de personas.

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