Las continuas pérdidas ponen en cuestión el modelo de negocio de Uber

El servicio de transporte de viajeros que solivianta al sector del taxi arrastra siete años en rojo

Uber no logra remontar sus pérdidas. La compañía de transporte colaborativo ha perdido 1.270 millones de dólares entre enero y junio, según ha informado la agencia Bloomberg. Estos malos resultados ponen en entredicho el modelo de negocio de la tecnológica, que no ha logrado beneficios desde que nació para revolucionar la movilidad en las ciudades.

La firma ha aprovechado una conferencia ante sus inversores para reconocer que en el primer trimestre del año perdió 520 millones de dólares antes de intereses e impuestos, mientras que en el segundo trimestre se dejó 750 millones. La culpa de estos malos datos los tiene la remuneración que reciben los conductores de Uber por su trabajo, asegura la empresa.

El emblema (con permiso de Airbnb) de la llamada economía colaborativa facturó en la primera mitad del año 2.000 millones de dólares. Además, entre el primer y el segundo trimestre los ingresos repuntaron un 18%, de los 960 millones de dólares a 1.100 millones. Por su parte, las reservas alcanzaron los 5.000 millones.

Siete años de malos resultados

Cerrar en rojo es la tónica habitual para Uber desde que surgió hace siete años con un servicio de transporte de viajeros que hace la competencia al taxi. En 2015 la firma perdió 2.000 millones de dólares y desde que surgió ha visto esfumarse un total de 4.000 millones de dólares, cantidad que puede aumentar si sus resultados no mejoran en el segundo semestre.

Para compensar los resultados negativos la compañía ha levantado capital por valor de 16.000 millones de dólares, con Goldman Sachs como uno de sus principales inversores. La apuesta de Uber ahora, cuando todavía no ha logrado dar beneficios, es el coche automático. Para ello se ha aliado con Volvo.

Prohibido a medias en España

Uber irrumpió en nuestro país en abril de 2014, en Barcelona, y en septiembre del mismo año se extendió a Madrid. La aplicación de transporte de viajeros soliviantó al sector del taxi, que la considera competencia desleal al permitir a cualquier conductor llevar pasajeros sin necesidad de licencias y seguros a todo riesgo como los que pagan los taxistas.

La solución al conflicto llegó en diciembre del juzgado de lo mercantil nº2 de Madrid, que obligó a Uber a cerrar su servicio, decisión que tomó la compañía la Nochevieja de 2014. Doce meses después, la empresa hizo borrón y cuenta nueva y relanzó el servicio pero solo con conductores que tuvieran licencia de vehículos con conductor (VTC).

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