Italia castiga a Ryanair: 3 millones por cobrar el equipaje de mano

La Autoridad Garante de la Competencia y el Mercado italiana (AGCM) anunció una multa de tres millones de euros a la compañía aérea de bajo coste liderada por Michael O’Leary por «engañar» al consumidor con su nueva política sobre el equipaje de mano de pago.

La autoridad, que ya había prohibido a la aerolínea cobrar por el equipaje de mano, multó asimismo con un millón a la aerolínea húgara Wizz Air. Además, les dio a ambas un plazo de sesenta días para que comuniquen los pasos que emprenderán, según se lee en un comunicado.

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Suplementos por el equipaje de mano

El ente investigaba a Ryanair desde el pasado septiembre y a Wizz Air desde octubre a raíz de las modificaciones en sus respectivas normativas sobre equipaje de mano, para el que ahora hay que pagar un suplemento si se quiere transportar en la cabina.

Ambas compañías permiten acceder al avión solo con un bolso pequeño que debe ser alojado bajo el asiento delantero: para subir una maleta de mano al compartimento superior hay que pagar

Ambas compañías aéreas permiten solo acceder al avión con un bolso pequeño que debe ser alojado bajo el asiento delantero y usan para el nuevo servicio el compartimento superior.

Esto «constituye una práctica comercial incorrecta pues engaña al consumidor sobre el efectivo precio del billete, ya que no incluye en la tarifa básica un elemento esencial en el transporte aéreo como la maleta de mano grande», indica la AGCM.

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La maleta de mano: “elemento esencial”

«De la instrucción emergió que corresponde a los hábitos de consumo de la práctica totalidad de los pasajeros viajar con una maleta de mano grande consigo», sostiene.

El ente italiano de competencia considera que la maleta de mano es «un elemento esencial» en el servicio de transporte aéreo y su uso «debe ser permitido sin ningún precio adjunto»

El ente explica que la maleta de mano es «un elemento esencial» en el servicio de transporte aéreo y su uso «debe ser permitido sin ningún precio adjunto».

Las compañías, con el cobro de un suplemento que varía entre los cinco y los 25 euros por cada maleta, aumentaron el precio de sus billetes de un modo «no transparente» pues excluyen de la tarifa mostrada un servicio «esencial, predecible e inevitable».

Eso hace que el precio que los consumidores pagan al final del proceso de compra sea «casi siempre superior» a la tarifa que aparece en un principio.