Enganchados a la rapidez y la discreción de la aviación privada

Los deportistas de élite usan jets y vuelos chárter para desplazamientos con las selecciones, spots publicitarios y galas como la del Balón de Oro

La aviación privada es un lujo difícilmente asumible por la gente común, pero muy valorado por sus clientes. El 90% de usuarios son empresarios, ejecutivos y magnates que buscan la agilidad y la eficiencia de los vuelos sin esperas, eligiendo la hora de salida y los servicios deseados. Este miércoles, por ejemplo, aterrizó en El Prat el ex presidente de Brasil Lula da Silva, que utilizó un vuelo privado para llegar a Barcelona y salió del aeropuerto escoltado por siete vehículos. Apenas cuatro o cinco personas se percataron de su llegada, lejos del bullicio de la Terminal 2.

Para la empresa Executive Airlines, instalada en la terminal corporativa del aeropuerto de El Prat y con 2.500 movimientos de salidas en 2011, los deportistas solamente representan un 5% de sus clientes. Sin embargo, el mundo del deporte es capaz de generar un tráfico considerable. Futbolistas de élite y los deportistas españoles más exitosos (Alonso, Nadal y los hermanos Gasol) son los principales clientes de jets privados y vuelos chárter (aviones con más de 19 plazas). En el Barça, Leo Messi y los internacionales españoles son quienes más utilizan el servicio de aerotaxi.

Jordi Ibáñez, gerente de la empresa Euraservices, se encarga de gestionar el servicio de ‘handling’ (recepción de pasajeros y recogida de equipajes) y cuenta a Diario Gol que “normalmente los deportistas no usan los vuelos privados a título personal”. “En la mayoría de las ocasiones, utilizan la aviación privada para viajes de corta duración, sobre todo continentales. Buscan discreción y perder el mínimo tiempo posible”, añade. Las empresas contratantes, en muchos casos, son multinacionales del deporte o grandes compañías publicitarias.

El transporte del Balón de Oro

Un jet privado sencillo (de cinco o seis plazas) cuesta unos 3.000 euros la hora (a repartir entre todos sus ocupantes). Si es ida y vuelta, se dobla la cantidad. La UEFA y la FIFA, máximos organismos del fútbol mundial, utilizan este elitista modo de transporte para incentivar la presencia de los jugadores a sus eventos. En enero de 2011, Messi, Iniesta y Xavi compartieron con familiares y directivos del Barça un vuelo chárter de 30 plazas para asistir a la gala del Balón de Oro. Obviamente, su coste fue sensiblemente superior.

La ceremonia de entrega del Balón de Oro de 2012 ‘obligará’ a la FIFA a contratar dos vuelos privados. Uno para desplazar a Messi e Iniesta, desde Barcelona, y otro para Cristiano Ronaldo, desde Madrid. El coste del primer vuelo podría ser de unos 20.000 euros en un supuesto avión con capacidad para 19 personas.

40 jets en los Barça-Madrid

La demanda se dispara en los grandes eventos deportivos. Ibáñez recuerda, especialmente, la final de la Copa de Europa de fútbol de 1989 que se disputó en el Camp Nou entre el Milan y el Steaua de Bucarest. De Italia se desplazaron 80.000 aficionados y unos 500 de Rumanía. El partido, por una huelga de TVE, no se emitió en España y los pilotos de los aviones privados no pudieron presenciar la final. “Ese día hubo un gran colapso”, dice Ibáñez. “Entre los años 90 y 2008 se atendieron muchas peticiones. Actualmente, una final europea del Barça puede movilizar entre 15 y 20 aviones”, añade el gerente de Euraservices.

“En los Barça-Madrid viene gente de todo el mundo y el aeropuerto de El Prat puede acoger unos 40 aviones privados, muchos de ellos de rusos, árabes y mexicanos. En las eliminatorias de la Champions también hay una gran demanda de nuestros servicios. Por eso, nos interesa que al Barça le toquen rivales de entidad”, recalca Ibáñez. El otro gran evento deportivo anual es el Gran Premio de España de fórmula 1. Hasta hace cinco años, las principales casas publicitarias y escuderías alquilaban hasta 80 helicópteros para desplazar a sus clientes desde el aeropuerto hasta el Circuit de Catalunya.

Caprichos de alto ‘standing’

Alfonso Encabo, directivo de Executive Airlines, explica que “se hace todo lo posible por conseguir lo que los clientes piden”. Es decir, catering, licores, azafatas concretas o cualquier otra petición que pueda hacer el usuario. “Los futbolistas son bastante moderados, se suelen conformar con un catering corriente”, apunta Encabo. Ibáñez, en cambio, comenta que hay clientes mucho más caprichosos: “En una ocasión tuvimos que pedir un plato concreto de un restaurante hindú específico de Barcelona. El vuelo estaba programado a las 7:00 horas y tuvimos que pedir que el restaurante abriese la cocina a las 5:00 horas para preparar esa receta”. Detalles sin importancia que, evidentemente, van incluidos en el precio.

a.
Ahora en portada