Esto es lo que nunca deberías hacer en el camarote de crucero

No todo vale puertas adentro de un camarote. Hay que tener un poco de urbanidad y seguir algunas pautas de seguridad para un buen viaje en el mar

El camarote de un crucero será el hogar provisional durante la semana, la quincena o lo que dure el viaje por el mar o el río. Como en una habitación de hotel, uno es su inquilino temporal pero no el dueño, y la estancia tiene algunas prohibiciones que hay que tener en cuenta.

Algunas de estas normas son por seguridad, otras corresponden al capítulo del civismo y la urbanidad. Y hay otras que son importantes para dejar el lugar en condiciones para otros pasajeros.

Fumar

No, en las habitaciones no se puede fumar. Y en muchas compañías de cruceros, tampoco en los balcones, aunque la brisa del mar despeje los humos.

[Para leer más: Cuáles son los mejores (y peores) camarotes en un crucero]

El cigarrillo es un potencial causante de incendio, pero también lo son las cenizas que, sin querer, vuelan a las cortinas o a otro camarote.

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No se puede fumar ni en el camarote ni en varias zonas del crucero.

Las compañías limitan cada vez más el tabaco a bordo, y asigna zonas especiales para poder consumir el vicio. ¿Qué hay que caminar mucho hasta la cubierta superior? Puede ser una buena razón para pensar en dejar de fumar.

Prender velas

Ni prender velas ni inciensos, como tampoco conectar una regleta si se pretende cargar dos móviles, la tableta y algún otro dispositivo al mismo tiempo.

En un camarote no se puede fumar ni conectar varios dispositivos eléctricos al mismo tiempo

Todo aquel aparato que sea un potencial causal de incendio está prohibido. Por ello se sugiere evitar el momento romántico para los primero casos, y para las múltiples conexiones es mejor recurrir a los dispositivos de varios puertos USB y un solo enchufe.

Conectar el secador en el baño

En el camarote se puede usar un secador o una plancha para el pelo, pero no se puede conectar en el baño.

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Los baños no tienen conectores para el secador de pelo. Foto: Pxhere.

Así es como se diseñan las habitaciones a bordo, por lo que el voltaje que se ofrece en el baño apenas alcanza para una afeitadora eléctrica.

[Para leer más: Los 10 errores más habituales de un viaje en crucero]

Si uno se empecina en usar esos aparatos en el baño lo más probable es que salten los fusibles, se corte la luz en el camarote y en varias habitaciones vecinas. Y esos pasajeros no tendrán un buen recuerdo nuestro.

Discutir fuerte

No se debe discutir o hablar fuerte. Como tampoco escuchar música con el volumen alto o poner el televisor a toda potencia a las dos de la mañana.

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La TV tiene que estar en un volumen aceptable. Foto: Royal Caribbean.

Las paredes de los camarotes son más delgadas que cualquier habitación convencional, y las aberturas y marcos son excelentes vehículos conductores del sonido, por lo que si uno quiere evitar que los vecinos se enteren de las intimidades que se hablan (o discuten) puertas adentro, es mejor bajar el volumen. En todos los sentidos.

Dejar la puerta del balcón abierta

Es cierto que la brisa del mar o del río es un bálsamo que uno agradece, pero la puerta que conecta al balcón debe permanecer cerrada.

El aire que entra en el camarote fuerza al aire acondicionado a funcionar con más potencia –a menos que uno lo apague-, con el lógico desperdicio de energía.

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Hay que tener cuidado con dejar la puerta del balcón abierta. Foto: Fred Olsen.

Además no es la primera vez que el pasajero se va de su habitación y al regresar la corriente de aire creó un torbellino de papeles, documentos, programas de espectáculos, servilletas de papel y todo aquello que pueda volar con un poco de viento.

Por otra parte, la mala costumbre de abrir la puerta del balcón y la que comunica con el pasillo para refrescar la estancia crea un embudo de aire que lleva a inesperados portazos. O a que la corriente accione la alarma de incendios por más de que no haya fuego.

Colgar ropa en el balcón

Desde el punto de vista estético y de urbanismo, a ninguna compañía de cruceros le gusta que sus balcones tengan toallas y bañadores colgando como si fuera un hostel de sol y playa. Enseguida los oficiales llamarán la atención.

Las paredes de los camarotes son más delgadas que cualquier habitación convencional

Por otra parte dejar alguna prenda es garantía que al mínimo de viento que pase salga volando hacia el océano, o que una inesperada lluvia la termine dejando más mojada que antes.

¿Solución? Usar la cuerda para colgar la ropa que hay en el baño.

Robar toallas y el albornoz

Que el crucero ofrezca una toalla y albornoz no significa que seamos sus dueños para siempre. Recordemos que la compañía ya tiene el número de tarjeta de crédito y cualquier robo será facturado con un sobreprecio considerable.

A ninguna compañía de cruceros le gusta que sus balcones tengan toallas y bañadores colgando como si fuera un hostel de sol y playa

En el barco se venden estos artículos a un precio algo más caro que en tierra, pero que evitan situaciones embarazosas.

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Las toallas del camarote no se pueden llevar a la piscina.

Además, siempre es mejor adquirir una toalla nueva antes que una que fue usada por cientos de pasajeros (y lavada entre ocasiones, por supuesto).

Y recordemos: las toallas del baño no se pueden usar en la piscina. Allí proveerán lo que uno necesita.

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