El crucero que te lleva al fin del mundo

El solitario sur de la Patagonia es un territorio enigmático, fascinante y prácticamente virgen, perfecto para descubrir desde un crucero de expedición

Un viaje al fin del mundo tiene que acabar –o empezar- en Tierra del Fuego. El último de los archipiélagos de la Patagonia, en el extremo meridional de América, ofrece una sucesión de paisajes extraordinarios que conjugan encrespadas montañas, islas deshabitadas, glaciares, canales, estrechos y pasos marítimos legendarios. Recorrerlo a bordo de un barco de expedición es una de las aventuras más auténticas que hoy podemos encontrar.

Islotes solo ocupados por especies animales y vegetales endémicas, glaciares que están siendo devorados por el mar por efecto del cambio climático, como el Pía, canales como el de Beagle o el propio estrecho de Magallanes y bosques patagónicos como el situado junto a la bahía Ainsworth desfilan ante nuestra mirada a bordo del singular Stella Australis.

Cruceros de expedición como el Stella Australis representan una de las escasas formas de conocer los espectaculares escenarios de Tierra del Fuego

¿Preparados para el crucero al fin del mundo?

 

Olvida lo que sabes de un crucero

Este barco se sale bastante del concepto de crucero al que nos tienen acostumbrados las grandes naves que surcan los mares y océanos del planeta, siempre compitiendo por acoger al mayor número de pasajeros y atracciones posibles.

En cada jornada se realiza, al menos, un desembarque en lancha motora en alguno de los apabullantes espacios naturales que jalonan el recorrido por el archipiélago de Tierra del Fuego

De hecho, en cada expedición (así se denomina cada travesía entre Punta Arenas, en el lado chileno, y Ushuaia, en el argentino, o viceversa) el pasaje no supera las 200 personas. De esta forma, se consigue un clima a bordo casi familiar y, desde luego, se facilita un rápido traslado en las diferentes excursiones que se realizan a lo largo de los días de navegación.

Stella Australis.

En cada jornada se realiza, al menos, un desembarque en lancha motora en alguno de los apabullantes espacios naturales que jalonan el recorrido por el archipiélago de Tierra del Fuego.

Por ejemplo en los islotes Tucker, para contemplar a los pingüinos magallánicos; o frente al impresionante glaciar Pía, que ha sufrido un notable retroceso en los últimos años y cuyos cascotes de hielo azulado, desprendidos de la masa principal, quedan flotando, de una forma casi espectral, en las aguas de la bahía.

Impresiona la vista del glaciar Pía, que ha sufrido un notable retroceso en los últimos años y cuyos cascotes de hielo azulado, desprendidos de la masa principal, quedan flotando, de una forma casi espectral, en las aguas de la bahía

O en la isla del Cabo de Hornos, tan solo habitada por un oficial de la Marina chilena y su familia, donde es obligada la foto junto al monumento que conmemora la epopeya de los muchos navegantes que han sucumbido en estas aguas intentando el paso entre el Océano Atlántico y el Pacífico.

Stella Australis Tierra de Fuego.

Experiencias dentro y fuera del barco

Sin desembarcar también esperan a bordo experiencias impresionantes. Es el caso de la contemplación de la llamada Avenida de los Glaciares, en pleno canal de Beagle, una sucesión de lenguas de hielo que descienden desde el inmenso campo de hielo Darwin y que fueron bautizadas con nombres de países europeos: Italia, Francia, Holanda…

La Avenida de los Glaciares, en pleno canal de Beagle, engloba una sucesión de lenguas de hielo que descienden desde el inmenso campo de hielo Darwin y que fueron bautizadas con nombres de países europeos: Italia, Francia, Holanda…

Además, es constante la compañía de animales que se cruzan a lo largo de la ruta, desde aves como el cormorán y el albatros, a mamíferos marinos como los lobos de mar, ballenas jorobadas y otras muchas especies acuáticas que utilizan estos canales para sus migraciones anuales.

Fauna Stella Australis.

Además, todas las expediciones son lideradas por guías expertos en la geografía, glaciología, flora y fauna de la zona que organizan diferentes charlas y encuentros para ampliar la información y datos interesantes del entorno. 

Cabinas cómodas y espaciosas, una cuidada gastronomía y un Sky Lounge dotado de una atmósfera perfecta para conocer a otros huéspedes provenientes de todas partes del mundo, mientras disfruta de una copa o un tentempié, son algunos de los atractivos mientras se navega.

Todas las expediciones son lideradas por guías expertos en la geografía, glaciología, flora y fauna de la zona que organizan diferentes charlas y encuentros para ampliar la información y datos interesantes del entorno

Stella Australis Cabo de Hornos

Eso sí, que nadie espere las habituales diversiones mundanas que ofrecen la mayor parte de los cruceros: el único punto de conexión con la civilización durante los días de navegación es el propio barco y alguna lejana luz en el horizonte que marca un barco pesquero o una boya de señalización marítima.

Entre Punta Arenas y Ushuaia lo único que queda es unos de los espacios naturales más impresionantes y vírgenes del planeta. Y este crucero es una de las escasas maneras de acercarse a él de una forma confortable y, desde luego, muy instructiva.

Gastronomía a bordo, Stella Australis.

 

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