Barcelona pone el cerrojo a los cruceros

El ayuntamiento y el puerto de Barcelona acuerdan que las operaciones de cruceros se limiten a siete terminales, una menos que en la actualidad

Con 2,6 millones de cruceristas que han desembarcado este año, Barcelona es el principal puerto del Mediterráneo y el cuarto del mundo. Pero el ayuntamiento y la autoridad portuaria han puesto un límite a su crecimiento: han acordado que las terminales se limiten a siete embarcaderos, una menos que en la actualidad. Así se destierra la idea, que estuvo en el aire en los últimos años, de que el puerto pudiera acoger hasta nueve cruceros simultáneamente.

El acuerdo entre la alcaldesa Ada Colau y el presidente del Puerto, Sixte Cambra, comprende la reorganización del espacio portuario: todas las terminales se concentrarán en el muelle Adossat, inclusive la terminal de ferries de Baleària que se encuentra frente a las Drassanes, así como las Golondrinas (barcos de paseo turístico costero) que atracan frente al Maremágnum.

Todas las llegadas y salidas de cruceros, ferries y barcos de paseo se concentrarán en el muelle Adossat

Todos estos puntos de salida y llegada de barcos grandes y medianos tendrán que haber sido trasladados hacia 2022. Así la ciudad recibirá un nuevo espacio libre junto al mar, que será protagonista de una importante reforma urbanística en los próximos cinco años.

Nuevos espacios de uso público

La Nueva Bocana, el extremo donde se levanta el Hotel W, contará con 14.000 metros cuadrados adicionales, y se creará dos tramos de paseo público con una extensión equivalente a la de Las Ramblas. “La modificación supone que el 100% de los espacios que rodean el espejo de agua de la marina sean de uso público, cuando en el proyecto anterior se contemplaba un 68%”, precisa un comunicado del ayuntamiento.

La ciudad contará más de 14.000 metros cuadrados de espacio público en el extremo sur del paseo marítimo

Junto a la Marina Vela se construirá una explanada llamada Edifici Pont-Porta-Port, que tendrá un mirador sobre el Mediterráneo y en donde habrá diveross restaurante y bares en la parte inferior, mientras que la superior se destinará para edificios que puedan acoger actividades culturales y educativas vinculadas al mundo del náutica.

El Hermitage tendrá que esperar

Se esperaba que este acuerdo otorgue la luz verde que esperaba el Museo Hermitage, pero el proyecto tendrá que seguir esperando en dique seco. “Se podrá hablar del Hermitage o de otros proyectos más adelante”, dijo Ada Colau.

Este museo, filial del centro de arte de San Petersburgo, se encontraría en un edificio de 15.000 metros cuadrados, y su construcción implicaría una inversión de 50 millones de euros. La iniciativa ha divido a las asociaciones vecinales entre las que están a favor y las que están en contra, y el ayuntamiento hace más de un año que no termina de decidirse si aprueba o rechaza el proyecto.

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