¿Madrid realmente necesita un nuevo aeropuerto?

El leve crecimiento de Barajas y las dificultades para conectar vuelos con grandes aerolíneas complicarían el proyecto del aeropuerto privado de Madrid

El proyecto de un nuevo aeropuerto al sur de Madrid, en el límite con Castilla-La Mancha, prevé gestionar siete millones de pasajeros en una década, sobre todo de compañías low cost. La iniciativa de la compañía Air City Madrid-Sur contempla invertir inicialmente 148 millones de euros para ampliar la capacidad del aeródromo Casarrubios-Álamo.

Los planes estipulan contar con una pista de 3.200 metros, con una terminal de 15.000 metros cuadrados para seis millones de pasajeros. Sumados con hangares y otras instalaciones adicionales, todo el complejo tendría 50.000 metros cuadrados.

Este proyecto es totalmente privado, impulsado por las empresas European Flyers (dedicado a la formación de pilotos de aeronaves y drones), Gamt Consultoría y Desarrollo (especializada en la gestión aeroportuaria) y Pasiphe (consultora fundada por el expresidente de Vueling Josep Piqué), informa El País.

Aumento de las operaciones aéreas en el mundo

La empresa constructora asegura que un segundo aeropuerto, a 64 kilómetros de Barajas, garantiza la conectividad aérea en Madrid «ante cualquier contingencia que afecte al espacio aéreo” de esa terminal», aparte de asumir el futuro crecimiento del sector previsto para los próximos años.

En la última década el aeropuerto de Madrid-Barajas aumentó su tráfico en solo 1,3 millones de pasajeros

En este sentido, alude a diversos informes que aluden a que el tráfico aéreo se «duplicará» en las próximas dos décadas mientras, que en los últimos años se ha producido un incremento del número de turistas que han visitado España, particularmente Madrid.

Lento crecimiento de Barajas

Sin embargo, expertos como Oscar Oliver (director general del Centre d’Estudis del Transport per a la Mediterrània Occidental) no creen que Madrid necesite un segundo aeropuerto para descomprimir su tráfico. En el 2007, indicó, el Adolfo Suárez gestionó 52,11 millones de pasajeros, y el año pasado, llegó a los 53,40 millones.

“Teniendo en cuenta que Madrid-Barajas tiene una capacidad de 70 millones de pasajeros, todavía tiene un margen de crecimiento de 17 millones de usuarios”, dijo Oliver a Cerodosbé.

Además, el plan director de Aena contempla aumentar la capacidad de la terminal madrileña para llegar hasta los 80 millones hacia el 2036.

Este experto considera que la situación es distinta en Barcelona-El Prat, donde es posible que el 2018 cierre con 50 millones de pasajeros, y se estima que está a cinco millones de llegar a su límite.

Incomodidad para conexiones entre vuelos

Otro punto en contra es que este aeropuerto “sólo serviría para compañías de bajo coste que vuelen de punto a punto”, indicó Oliver. La estrategia de las low cost para crecer es operar en grandes terminales donde pueden mantener sinergias con compañías de largo radio, lo que no sería el caso de esta nueva terminal.

Por ejemplo, Vueling mantiene acuerdos de código compartido con Iberia (integrantes ambas del consorcio IAG), American Airlines y otras aerolíneas de la alianza One World, que permite a los pasajeros conectar de un vuelo de corto radio a otro de largo radio en el mismo aeropuerto, “y viceversa”.

“Ahora si le dicen a un pasajero que tiene que bajar del avión, tomarse un taxi o un tren e ir a otro aeropuerto, es un elemento de incomodidad”, señala Oliver. “El proyecto va un poco en contra de la filosofía de un hub”, añade.

El Gobierno de Madrid avala el nuevo aeropuerto

Aunque la decisión de autorizar la ampliación de Casarrubios-Álamo depende del Gobierno central, el presidente de la Comunidad de Madrid, Ángel Garrido, puntualizó que hay un informe preliminar que consideran viable técnica y financieramente el proyecto para construir un nuevo aeropuerto.

El Gobierno madrileño considera que los promotores cuentan con los “recursos económicos y técnicos para llevar a cabo el proyecto” y que la administración lo apoyará “siempre y cuando cumpla los mecanismos legales que previamente existen a la concesión de un aeropuerto”.

a.
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