Donde los Jumbo van a morir

En el desierto de Mojave, en Estados Unidos, un centenar de grandes aviones esperan en silencio su desgüace

Hubo una época en que los grandes Boeing 747 y los McDonnell Douglas DC-10 eran los reyes de los cielos. Pero su gran tamaño (aunque el Airbus A320 supera cualquier registro), el alto consumo de sus motores y el radio que podían cubrir le hicieron perder competitividad frente a otros modelos. Eran muy caros para seguir volando.

Muchas compañías aéreas quitan de circulación algunas aeronaves de forma momentánea, lo que en la jerga se conoce como ‘surplus’, o sea, que no se necesita para operaciones inmediatas.

Algunas pueden volver a volar en un plazo cercano, pero otras son alquiladas o vendidas a otras aerolíneas, por lo general del Tercer Mundo. Para que no se arruinen en su descanso, varias compañías deciden que los gigantes alados que quedan fuera de servicio reposen en silencio en el Aeropuerto Logístico del Sudeste de California, cerca de la localidad de Victorville, al borde de desierto de Mojave.

La sequedad del desierto conserva las estructuras de los aviones

Este lugar, uno de los más secos del mundo, es ideal para que los aviones permanezcan aparcados sin que sus estructuras sufran daños. Las ventanillas se tapan con capas de aluminio y se extraen todos los fluidos de los depósitos, como combustible o aceite. Las partes más sensibles, como los motores y los dispositivos electrónicos también son removidos para evitar que se arruinen.

En ocasiones, algunas partes de las aeronaves se quitan y se venden como repuestos para otros aviones. Otras parte de su estructura, como los asientos de la cabina o la estructura de los baños y las cocinas también se pueden ofrecer al mejor posto por separado. Y lo que quede sin compradores, terminará como chatarra.

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British Airways, que todavía cuenta con 35 aviones 747-400, ya destinó varias unidades a este cementerio de Victorville. Singapore Airlines, Air New Zealand, Lufthansa, Air China, Cathay Pacific y United Airlines son otras aerolíneas que también despachan a sus aviones a este desierto.

FedEx, que se encuentra en pleno proceso de renovación de su flota aérea, ha entregado una docena de sus viejos McDonnell Douglas DC/MD-10 y MD-11 a este depósito.

No todos son aviones de gran porte. También se pueden encontrar Boeings de los modelos 727, 757-200 y 767. El lugar, silencioso, no es un sitio estático. Periódicamente alguna nave carretea por última vez, y se acomoda junto a otros cientos de aviones para descansar, como se ve en estas secuencias fotográficas de Lucy Nicholson, de Reuters.

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