El Airbus chino no seduce a nadie

Diez meses después de su lanzamiento el C919 apenas ha realizado una docena de vuelos de prueba, y no hay aerolíneas fuera de China interesadas en comprarlo

El C919, la aeronave con que el fabricante chino pretendía romper el duopolio de Boeing y Airbus, progresa con pies de plomo. Tras el vuelo inaugural, en mayo de 2017, el avión de pasillo único ha dejado de volar por cuatro meses, y los dos modelos de pruebas han realizado una docena de ensayos desde entonces, un promedio por debajo de cualquier avión nuevo.

Este avión, que busca competir en el sector de medio y largo radio como el Airbus A320 y el Boeing 737, es fabricado por Comac, la empresa estatal en que el gobierno del presidente Xi Jinping pretende competir en el mercado aeroespacial y reducir la dependencia de los grandes fabricantes occidentales. Sin embargo, la mayoría de los proveedores de las partes del C919 se encuentran en Europa y Estados Unidos.

Comac tuvo que irse de la base de Shanghái para poder testear el C919 sin problemas

Parte del problema de los retrasos en las puestas a punto es que la base de Comac está en el aeropuerto de Shanghai Pudong, uno de los más congestionados del mundo. Para poder realizar sus pruebas con tranquilidad sus directivos decidieron trasladarse en noviembre a la terminal de Yanliang, en la provincia de Xi’an, al oeste de China, lo cual ha demorado el calendario de progreso del avión. Sin embargo, los portavoces de la empresa estatal minimizan los retrasos y afirman que los tests siguen el cronograma establecido.

“Una compañía que desarrolla un nuevo avión realiza muchas pruebas tras el vuelo inaugural, no tiene períodos de inactividad”, dijo el analista de Bloomberg George Ferguson.

Poco interés fuera de China

El C919 no pudo conseguir los permisos internacionales y se ha perdido la posibilidad de ser exhibido en la feria de aviación de Singapur, la más importante del mundo.

La presentación del Comac C929.
La presentación del Comac C929.

Esta era una buena oportunidad para conseguir compradores fuera de su país: Comac anunció que el avión tiene 785 órdenes, pero casi todas de aerolíneas chinas. A lo sumo tiene un pedido de GE Capital Aviation Services, una compañía de arrendamiento que, casualmente, es uno de los contratistas del C919.

Comac también busca compradores para su aeronave más pequeña, el ARJ21, que comenzó a volar en 2016, pero hasta ahora sólo consiguió vender cuatro unidades a Chengdu Airlines; compañía donde Comac es el mayor accionista.

“Comac no ha logrado vender un avión a ninguna compañía con la que este vinculada”, dijo un portavoz de Rand Corporation, empresa que analiza las políticas aeroespaciales del mundo.

Pero hay clientes que pueden cambiar esta tendencia. El banco ICBC Financial Services prometió que comprarían 100 C919 y China Eastern Airlines, afincada en Shanghái, dijo que negociaría la adquisición de cinco aeronaves un año después del vuelo inaugural.

Los chinos se han caracterizado por la paciencia de sus proyectos. En 2015 el gobierno del país había anunciado que en 2025 la industria aeronáutica sería uno de los diez pilares de la economía del gigante asiático. Y no piensan abandonar esta iniciativa.

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