Así cambiaron los viajes en avión en 2018

Vuelos ultra largos, controles biométricos, clase económica premium, mega aeropuertos. Estas son los cambios que nos dejó la industria aeronáutica en el año

Este 2018 nos permitió viajar más lejos, más cómodos y más barato que nunca. Los vuelos baten récords de distancias, la tecnología acelera el proceso de embarque, las rutas de largo radio bajan sus tarifas y las aerolíneas despliegan nuevas opciones comerciales para seducir a más clientes.

Estos son los cambios más importantes que hemos visto este año.

Vuelos cada vez más largos

La industria aeronáutica desplaza sus fronteras. El vuelo de Qantas de Perth a Londres, 17 horas sin escalas, desató la fiebre por los vuelos ultra largos. Pocos meses después Singapore Airlines coronó la conexión más larga del mundo, los 16.700 kilómetros entre el aeropuerto de Chiangi y Newark. Atrás quedó la ruta Auckland-Doha de 14.535 km, de Qatar Airways.

Este año Singapore Airlines lanzó el vuelo más largo del mundo: más de 18 horas entre Singapur y Nueva York

Si estas distancias maratónicas son posibles es gracias al avance que implicó la llegada del A350-900, que consume menos combustible que otras grandes aeronaves y que permite que estos vuelos sean un negocio viable.

Qantas quiere liderar la carrera de los vuelos de ultra largo radio.
Qantas quiere liderar la carrera de los vuelos de ultra largo radio.

Pero Qantas no se queda quieto y quiere ir más allá: desafía a Airbus y Boeing que fabriquen un avión que pueda volar 20 horas sin escalas. ¿Los pasajeros y la tripulación lo soportarán?

Viajar por el Atlántico es más barato

La competencia entre las aerolíneas de bajo coste y las tradicionales es un ‘todos contra todos’ que tiene al Atlántico Norte como su principal campo de batalla. Las compañías y alianzas más importantes impulsaron filiales low cost, como IAG con Level, Air France-KLM con Joon o Lufthansa con Eurowings, mientras que Ryanair e Easyjet se apuran a firmar acuerdos con aerolíneas que realicen vuelos de largo radio.

Iberia, Air France, British Airways, Delta o American Airlines impulsaron la tarifa económica básica en sus rutas transatlánticas

Norwegian acelera su expansión mientras que compañías de bajo coste como Primera bajan la persiana, y se llegó a contabilizar nueve cierres solo en Europa.

En medio de este fragor las aerolíneas más grandes, como Iberia, Air France, British Airways, Delta o American Airlines impulsaron la tarifa económica básica, donde se puede cruzar el Atlántico por 300 a 500 euros.

Volar es más cómodo

Las aerolíneas del Golfo llevaron el lujo de primera clase a cotas nunca vistas, con la llegada de las suites que convertían a la categoría más exclusiva en pequeñas habitaciones de lujo.

Las suites de Emirates se aíslan completamente y parecen pequeños cuartos de hotel. Foto: Emirates.
Las suites de Emirates se aíslan completamente y parecen pequeños cuartos de hotel.

Además este año se vio un revival de la primera clase con un añadido de más asientos, para satisfacer a una demanda que crece.

Por otra parte, la clase económica premium se consolidó como una excelente opción comercial para las aerolíneas, sobre todo para los vuelos de largo radio, donde miles de pasajeros aceptaron pagar de un 30% a un 50% más por su billete pero a costa de ganar comodidad en vuelos de más de 12 horas.

Cada vez más automático

Los avances tecnológicos aceleran los procesos de facturación, los filtros de seguridad y el embarque. La palabra de moda es ‘biométrico’, y se refiere a la verificación de la identidad mediante un escaneo de las huellas digitales, el rostro o el iris de los ojos en pocos segundos.

En el aeropuerto de Atlanta Delta comenzó a operar esta tecnología para todo el proceso de embarque. El pasajero se identifica ante un ‘kiosco’, deposita su maleta, atraviesa un filtro de seguridad automatizado, y luego verifica su tarjeta de embarque en el móvil por un escáner antes de abordar el avión.

El sistema de identificación biométrico permite agilizar rápidamente el embarque de los aviones.
El sistema de identificación biométrico permite agilizar rápidamente el embarque de los aviones.

También Lufthansa logró que los pasajeros de un A380 embarquen en pocos minutos gracias al reconocimiento facial, y esta tecnología también es usada por KLM, British Airways y Jet Blue, por ahora de una forma limitada, en los aeropuertos de Heathrow, Schiphol y Boston, respectivamente.

Llegan los mega aeropuertos

El volumen de pasajeros aéreos se duplicará en 17 años y de los 4.000 millones de pasajeros actuales se pasará a 7.800 en dos décadas, calcula IATA. Mientras las aerolíneas y las autoridades debaten cómo gestionar el tráfico en los cielos, los aeropuertos siguen con sus planes para contar con más pistas y terminales más grandes.

La reciente inauguración del aeropuerto de Estambul eleva el listón de la capacidad de estos centros. En su primera fase podrá gestionar el tránsito de 90 millones de personas, pero aspira a llegar a los 200 millones en una década.

Para el año que viene está prevista la inauguración del nuevo aeropuerto de Beijing, que recibirá a 100 millones de pasajeros, un paso más de China para ser el rey de la aviación en Asia, el mayor mercado del mundo.

El futuro aeropuerto de Estambul proyecta gestionar hasta 200 millones de pasajeros.
El aeropuerto de Estambul proyecta gestionar hasta 200 millones de pasajeros.

Pero Norteamérica no se queda atrás: en EEUU Los Ángeles invirtió 454 millones de euros en renovar la Terminal 1, mientras que Nueva York-La Guardia inauguró la primera fase de la puesta en marcha de la Terminal B, que implicará una inversión total de 4.400 millones de euros. Nueva York-JFK renovará profundamente sus instalaciones y tendrá dos nuevas terminales, trabajos calculados en 11.500 millones de euros.

En tanto en la Ciudad de México debaten si seguir o no con el proyecto de su nuevo aeropuerto internacional, que debería tener una capacidad de 70 millones de pasajeros en 2022 y 135 millones pocos años después.

En Europa, Londres-Heathrow avanza en su proyecto de contar con una tercer pista que evite el colapso de sus operaciones y Ámsterdam-Schiphol tiene un proyecto similar en carpeta.

El nuevo aeropuerto de Berlín lleva una década demorado, y en España Barcelona-El Prat contempla edificar una terminal satélite y vincular las operaciones con el aeropuerto de Girona para evitar su saturación, que se alcanzaría en tres años.

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