El extraño aeropuerto cuya pista desaparece dos veces al día

El aeropuerto de Barra, al norte de Escocia, se encuentra sobre una playa. Y cada vez que sube la marea la pista queda bajo el agua

La isla escocesa de Barra, permanentemente castigada por vientos fuertes y el duro clima atlántico, tiene dos hechos que la distinguen: fue uno de los primeros sitios en el Reino Unido en contar con un aeropuerto (en 1936, casi al mismo tiempo que el de Gatwick), y la pista de este aeródromo desaparece dos veces por día.

No es que algún imitador de Harry Potter esté realizando sus trucos en una remota isla de las Hébridas Exteriores, sino que la pista está en la arena y cada vez que sube la marea, queda cubierta por las aguas.

Un pequeño aeropuerto remoto

El aeropuerto de Barra se encuentra en la bahía de Traigh Mhor, en el extremo norte de esta isla de 13 kilómetros de largo y ocho de ancho en su máxima extensión.

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Residentes de la isla de Barra festejan los 80 años de su aeropuerto. Foto: Grupo 3×1.

El edificio no es muy distinto de cualquier aeródromo remoto, con una sala para el embarque, un par de dependencias de servicio, una cafetería que sirve fabulosos desayunos y una pequeña torre de control.

 

Mientras dura la bajamar los aviones de Loganair tienen la oportunidad para aterrizar en la playa

Pero no hay ninguna pista, o al menos no como en el resto del mundo. En vez de una cinta de asfalto, marcada con luces y señales, la playa dispone de varias hileras de postes que marcan, en teoría, la cabecera de tres pistas; para que los pequeños aviones de Loganair –la única compañía que opera de manera regular en Barra- puedan aterrizar de cara al viento.

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Lógicamente aquí no se autorizan los vuelos nocturnos, pero en caso de una emergencia médica los coches de los residentes iluminan la playa para ayudar al aterrizaje o despegue del avión.

Vuelos desde Glasgow

Loganair ofrece dos vuelos diarios desde el aeropuerto de Glasgow hasta el de Barra. Para ello dispone de tres Havilland Canada DHC-6 Twin Otter, modelos de turbohélice con capacidad para 18 pasajeros.

Los vuelos a Barra se realizan en un avión con dos turbohélices con capacidad para 18 pasajeros

Cuando despega desde Glasgow al lado de gigantes como el A380 el Twin Otter parece un huidizo gorrión. Al cabo de una hora sortea los 225 kilómetros que separan a la metrópoli escocesa con la isla y enfila hacia la bahía.

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Los aviones aterrizan en una bahía arenosa. Foto: Wikipedia.

Solo dos oportunidades para aterrizar

La pericia de los pilotos pasa un duro examen cada día porque el duro clima de esta isla escocesa obliga a un férreo control ante los vientos y las lluvias.

Los tripulantes tienen dos oportunidades para intentar aterrizar y, si consideran que no se dan las condiciones, están obligados a dar la vuelta a Gran Bretaña.

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En caso de retrasos en el vuelo el personal de Loganair tiene que acelerar el proceso de embarque, porque el avión tiene que salir antes de que la marea vuelva a subir.

Para residentes y curiosos

Esta particularidad hace que este sea el aeropuerto con los horarios más dispares del mundo. Pero lo único certero es que opera cada día de 10:30 a 15:30 horas, con solo una hora abierto al mediodía de los domingos (de 11:30 a 12:45 horas).

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El aeropuerto se convirtió en un motivo turístico. Foto: Paul Tomkins – Visit Scotland.

Durante el año pasado 10.000 pasajeros pasaron por este aeropuerto, y se contabilizaron 1.400 operaciones aéreas, entre ellas 60 vuelos privados.

Estos vuelos son usados tanto por turistas curiosos por sentir la experiencia de aterrizar en la arena como los 1.000 residentes de la isla, que ven a este puente aéreo como la forma más segura y rápida de comunicarse con el mundo exterior.

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