Así funciona Radar Covid: cómo es la app de rastreo

La aplicación de rastreo acumula 4 millones de descargas, pero es pronto para valorar su eficacia como ayuda para el control de la epidemia

Trece comunidades autónomas se han adherido ya a la app. Foto: Getty Images.

María coge cada mañana el autobús para ir a su oficina. Tarda media hora. Ana comparte trayecto. No se conocen, pero ambas tienen activa Radar Covid. El fin de semana, Ana se encuentra mal, avisa a su centro de salud y como presenta sintomatología compatible le hacen la prueba de COVID-19. Da positivo e inicia su cuarentena. Como es usuaria de la app, le facilitan un código y lo introduce. Poco después, María y todas aquellas personas que han estado cerca de Ana reciben una alerta de riesgo de exposición al virus.

Así funciona la app Radar Covid, desarrollada por la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial como una herramienta de ayuda para el control de la pandemia, complementaria al trabajo de los rastreadores. La aplicación, tras un periodo de pruebas, está desde hace días a disposición los usuarios españoles y activa ya en casi todas las comunidades autónomas.

Su funcionamiento en detalle

La aplicación se basa en el uso de la tecnología Bluetooth. Cuando los smartphones de dos usuarios de la app están cerca (y con el Buetooth activo), guardan un registro de ese encuentro. Solo se consideran los contactos a menos de dos metros y durante más de 15 minutos y todo el proceso se realiza sin asociarse a ningún dato personal del usuario ni tampoco sobre la localización del teléfono.    

Como en el caso de Ana y María, cuando uno de los usuarios es diagnosticado positivo, en su centro de salud le facilitan un código que puede introducir en la aplicación. La introducción de este código hace que de forma automática se envíen alertas a todas las personas con las que han estado «en contacto» con alguien diagnosticado como positivo durante los últimos 14 días.

El registro del contacto entre dos móviles incluye la fecha, la duración y la intensidad de la señal. Son los datos claves para la evaluación del nivel de riesgo.

Según la Secretaría de Estado de Digitalización, con un 20% de la población con la aplicación activa se conseguiría reducir la incidencia de la pandemia un 30%

A partir de dichos parámetros, Radar Covid hace los cálculos del nivel de riesgo gracias al protocolo de rastreo en el que trabajaron conjuntamente Google y Apple para integrar en los dispositivos Android e iOS. Una vez hechos los cálculos, se envía la alerta solo a aquellos usuarios que (por fecha, duración del contacto o intensidad) se considere han estado expuestos a un posible riesgo.

¿Es eficaz? 

En primera instancia, la aplicación para poder ser eficaz necesitaba que las distintas Comunidades Autónomas se decidiesen a implementarla. Son los gobiernos regionales quienes tienen que decidir adherirse a la aplicación, dar los pasos necesarios para su activación y para poder ofrecer a los usuarios que sean diagnosticados como positivos en su centro de salud el código que han de introducir en Radar Covid. Sin este código, el smartphone de Ana no podría haber enviado las alertas a los usuarios que, como María, habían estado en contacto con ella.

A día de hoy, son 13 las comunidades que han activado la aplicación en su territorio (total o parcialmente). Según la Secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial, Carme Artigas, Radar Covid ha superado ya los 4 millones de descargas.

Este dato es importante porque, si bien los gobiernos autonómicos tenían que dar el primer paso, el segundo corresponde a los ciudadanos. Y es que el grado de utilidad de Radar Covid como medida para ayudar a controlar la epidemia está en manos de que los usuarios de smartphone la instalen y la usen, de forma voluntaria.

A mayor número de descargas y usuarios se podría esperar mayor efectividad. Según Artigas, con un 20% de la población con la aplicación activa se conseguiría reducir la incidencia de la pandemia un 30%.

La app no guarda datos personales. Foto: Daria Nepriakhina | Unsplash.

Un hándicap importante guarda relación con la llamada brecha digital. La app solo funciona en smartphones con una versión de Android 6.0 o más actual o de iOS 13.

No obstante, las aplicaciones de rastreo demostraron su eficacia para el control de la epidemia en países como China o Corea del Sur.

Tiempo después generaron polémica cuando se habló de trasladar la idea a Europa por las dudas que suscitaban a nivel de privacidad de usuario. Sorteada esa cuestión gracias al desarrollo de un modelo que promete salvaguardar la privacidad, hoy son ya una realidad en países como Alemania, Italia, Francia o Portugal.

La polémica del código

El Gobierno lanzó Radar Covid sin hacer público el código fuente de la aplicación (el texto escrito en lenguaje de programación que determina su funcionamiento) y oscureciendo todo el trabajo de modificación de este durante su desarrollo.  

Un problema de la app es la llamada brecha digital: solo funciona en smartphones con una versión de Android 6.0 o más actual o de iOS 13

El publicar el código de una aplicación facilita que la comunidad lo analice y participe críticamente en su mejora. Por ejemplo, permitiendo que los expertos detecten posibles errores o vulnerabilidades de seguridad y las comuniquen para su corrección antes de que las encuentre un hacker dispuesto a hacer algún ataque malicioso.

La poca transparencia inicial de la Secretaría de Estado provocó numerosas reacciones y la redacción de un manifiesto firmado por más de un centenar de académicos que exigían al gobierno la publicación del código fuente.

Al tratarse de una app que asegura el anonimato de los usuarios, la falta de transparencia suscitó preguntas cómo: ¿es realmente anónima? ¿es segura? 

Finalmente, el gobierno publicó el código de la aplicación y despejó la respuesta a esas posibles preguntas (analizado el código, diferentes expertos han confirmado que es segura y garantiza que no se recogen datos personales del usuario). Sin embargo, solo satisfizo parcialmente las demandas de la comunidad al no revelar todo el historial de trabajo realizado sino solo la foto de la versión final.

Esta foto permite a la comunidad detectar vulnerabilidades, sugerir mejoras… pero no permite analizar el proceso de decisiones tomadas en el desarrollo de la aplicación.

a.
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