Vinos que vieron nacer el cubismo

Ocho vinos y un espumoso para probar en el que fuera refugio de Picasso, o hay vida más allá de la Garnacha

La Terra Alta, forma parte geográficamente de las Tierras del Ebro, pero con un clima rudo y árido y un paisaje montañoso y salvaje donde sólo viñedos, almendros, olivos y cerezas consiguen sobrevivir.

Horta de Sant Joan, al sur de la Terra Alta fue el escenario de dos permanencias muy especiales y también largas (además de muy desconocidas) de Pablo Ruiz Picasso, a caballo de Barcelona y París, que cambiaron sin duda la historia del arte contemporáneo.

Aquí tomó carta de naturaleza propia un “ismo” nuevo,  -padre a su vez de muchos otros- el cubismo, sin duda inspirado por esta tierra, su luz, sus gentes, el paisaje, los colores y también estos vinos (que no faltaban en las pinturas cubistas), como  demuestran las más de 200 obras y miles de dibujos, que realizó el pintor malagueño en esta tierra.

 Esta comarca de extraordinaria belleza, y a pesar de ello, tan desconocida, a caballo del Parque Natural de Els Ports y de las sierras de Pàndols y Cavalls,  –  escenario trágico de la Batalla del Ebro-, situada entre Teruel y el Maestrazgo (Maestrat) castellonense, posee una tradición milenaria en el mundo de la viticultura (reconocida por la DO Terra Alta desde 1982), que motivó que el propio Picasso se hiciera llevar el vino de esta tierra a Francia. 

Picasso: “Todo lo que sé, lo he aprendido en Horta”. 

Con esta contundente frase, uno de los mayores pintores de la historia situaba en el mapa del mundo a Horta de Sant Joan. Picasso permaneció aquí dos temporadas. En 1898, con 16 años, para reponerse de una escarlatina, invitado por su amigo de toda la vida Manuel Pallarés, permaneciendo varios meses.

Aquí se gestó una ruta que se puede seguir por diversas masías y una cueva, en el Parque Natural de Els Ports, en donde vivieron y que dió lugar a un gran desarrollo pictórico «Fue allí donde empezó todo …Allí comprendí hasta donde podía llegar”

Los dibujos y pinturas que realizó en Horta se conservan entre el Museo Picasso de Barcelona y sus herederos.  En 1909, Picasso regresó de París a Horta con su primera compañera Fernande Olivier y pasó cinco meses, de nuevo con Pallarés.

Unas setenta obras realizadas en este momento suponen el abandono de sus etapas Rosa y Azul y la confirmación del Cubismo Geométrico, y se pueden encontrar en Nueva York o Moscú entre muchos otros lugares.

Horta de Sant Joan, meta de peregrinaje: Picasso, templarios y excelentes vinos

Una de las visitas obligadas en Horta de Sant Joan es el desconocido y muy interesante Centro Picasso, con obras inspiradas en la vida rural y la naturaleza que encandilaron al artista malagueño, como La balsa de Horta, La fábrica de Horta de Ebro, Casas en la colina y El pantano. 

Dotado de un hermoso patrimonio arquitectónico, «Bien de Interés Cultural”, Horta de Sant Joan merece una visita a su casco histórico, que conserva el carácter medieval con calles estrechas y concéntricas. A destacar la porticada plaza de la Iglesia (siglo XVI), de indudable belleza, y el Ayuntamiento (siglo XVI).

No hay que perderse el “Ecouseu”,museo ecológico de la comarca Tras una visita minuciosa es obligado visitar otros lugares picassianos como la montaña de Santa Bàrbara, el convento de Sant Salvador, o la ruta de Els Ports con la cueva y sus masías.

La bodega que ha elevado la categoría de unos vinos que siempre estuvieron 

Los increibles y desconocidos paisajes que enamoraron a Pablo Ruiz Picasso como para pasar dos largas temporadas y dar rienda suelta al nacimiento del cubismo, son los mismos que rodean la bodega de Les Vinyes del Convent (2017) y Horta de Sant Joan, y que justifican una detenida visita, pero a los que les faltaba la guinda que ha aportado Elies Gil, que cumplió su sueño más importante fundando esta impresionante bodega, en el centro de un paisaje también impresionante de 360º que ha conseguido reinventar y poner de largo los vinos de los mismos terruños de los que Picasso bebiera. 

Elias explica que Les Vinyes son un proyecto con sello propio que nació para rendir homenaje a la familia Gil y sus antepasados dedicados durante dos siglos al vino. “Queremos que los vinos hablen del terruño”.

“La bodega, continúa, rinde también homenaje a los templarios, tan arraigados en este territorio, como se puede ver en la reproducción, con estilo creativo muy especial, del claustro del convento de Sant Salvador”.

Explica Elíes que los vinos de esta para él “subcomarca, por sus especifidades» procedían de viñas muy antiguas que había que proteger y tratar de forma diferente. Y continúa “la garnacha blanca, principalmente, emblema y orgullo de la Terra Alta, pero también otras garnachas que eran vinos con un potencial muy alto de 16º y17º y que servían como ingredientes para cupajes con otros vinos.

Con enólogos muy valientes, hicimos una revolución desde abajo, un gran trabajo para crear vinos de altura que llegaran al gran público” 

Uno de los actuales grandes referentes del vino

Elies Gil se siente orgulloso «de ser la cuarta generación de bodegueros de una familia que ha tenido que ver con el mundo del vino, que se sepa desde 1769». El bisabuelo, Ramón Gil, construyó la primera bodega, comenzó a cultivar los viñedos y a vender vino.

Ramón y Manuela compraron las tierras y la casa donde nacieron en Horta de Sant Joan. A partir de entonces, el heredero ya nunca más sería el hijo mayor, sino los más pequeños. Ramon pasó la bodega a Antonio, el abuelo de Elies, que inició la compra de uvas locales. 

La Vinya del Convent. Foto Silvia Brenes

La tercera generación, Rodrigo Gil, se dedicó a elaborar, y al comercio y fue pionero en maquinaria para vinificar e hizo crecer la empresa en la venta de vinos a granel, pero murió joven, y  sus hijos Elies y su hermano,  tomaron las riendas.

Museo de la viña. Foto Silvia Brenes

En 1992, Elias fundó la macroempresa Vinícola de Gandesa, a la que le seguiría otramayor en Móra d’Ebre, dos de las mayores proveedoras, que trabajan con los principales agentes del vino y también con las DO Catalunya y DO Terra Alta.

La bodega con la cruz templaria y al fondo el Parque Natural con la ruta Picasso. Foto La Vinya del Convent

Proyectos: rescate, reinvención, creación, excelencia

El viticultor Gil explica también las grandes ejes de los proyectos vitivinícolas al sur de la Terra Alta: «El proyecto vitivinícola de Les Vinyes del Convent está unido a dos operaciones de arqueología vinícola: la recuperación de la Garnacha Alta, subvariedad de la Garnacha negra y, por otra parte, se ha recuperado también un tipo de uva Muscat (Moscatel de Alejandría) de grano pequeño y rojo, prácticamente extinguido”.

Elies Gil. Foto LCDCV

Por otro lado, a pesar de que hay una apuesta decidida por la Garnacha, emblema, de La Terra Alta, y «aquí se trabaja con cinco garnachas», continúa «también hay vida fuera de ella, y en este sentido hemos introducido cabernet franc, tempranillo, cariñena, chardonnay, cabernet sauvignon, petit verdot”… Otros proyectos, o ¿realidades? son los monovarietales de garnacha negra y blanca, un nuevo espumoso, la potenciación de enoturismo y además afirma lacónicamente: ”La variedad Macabeo tiene aún muchas páginas que llenar.

a.
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