Separatistas y separadores

En uno de los múltiples almuerzos-conferencias que se celebran últimamente en Barcelona, tuve la suerte de compartir mesa y yantares con Isona Passola, Presidenta de la Academia Catalana de Cine. Al conferenciante, el conseller Felip Puig, le preguntaron si había detectado un parón en las inversiones extranjeras en Catalunya por causa del proceso independista promovido desde el Govern del President Mas. Puig afirmó que no habían detectado ningún movimiento en ese sentido y que los índices que tenían tanto de fuentes propias de la Generalitat como de fuentes del Gobierno de España (ICEX, INE, etc.) demostraban justamente lo contrario.
      

 
El debate nacionalista no es el causante de la reducción de turismo español en Catalunya. 

 
Por lo bajini, Isona me preguntó si yo creía que se había producido un descenso del turismo del resto de España en Catalunya por la misma causa. Le contesté que no, que ciertamente se había producido un considerable descenso de los turistas catalanes y españoles en toda Catalunya, pero parejo al que se había producido en toda España por causa de la crisis económica.

De hecho, este año en el mes de agosto estando en mi pueblo en León, un amigo independista catalán empresario del sector del turismo rural me envió un SMS diciéndome que llevaba dos meses sin oír hablar en castellano. Yo le contesté que un amigo mío también empresario de turismo rural en León me había dicho dos días antes que llevaba dos meses sin oír hablar en catalán. En ambos casos era la crisis económica y el descenso del consumo interior lo que provocaba esa situación en nuestra oferta de turismo rural y no las reticencias políticas.
      

 
No se puede vetar un destino de la calidad y la categoría de Barcelona para la celebración de un acontecimiento internacional

 
Pero, por desgracia, parece ser que me equivoqué en mi respuesta a Isona. Según explica Toni Soler, responsable de las celebraciones del Tercer Centenario del final de la guerra de Sucesión (que no de Secesión) de 1714 en la que Barcelona (que no Catalunya) se opuso a Felipe V, la organización Amnistía Internacional acaba de decidir suspender la celebración de su reunión anual prevista en 2014 en Barcelona porque así lo ha decidido la Sección española de Amnistía Internacional. Parece ser que se celebrará en Granada o Madrid. Verdaderamente es una mala noticia. Para España, para Catalunya y para Barcelona.

Es un ejemplo más de que en este país no solamente hay separatistas, sino que también hay separadores. No es ninguna ingenuidad pensar que el acontecimiento seria aprovechado por los unos contra los otros y los otros contra los unos, pero también es triste que quienes afirman poseer las esencias de la patria se dediquen a separar a quienes tienen otros sentimientos diferentes.

No es así como se consigue mejorarar nuestra imagen y nuestra economía. Es cierto que existen ambos sentimientos: los de los separatistas y los de los unionistas, pero eso se puede hablar, se puede discutir, se puede negociar pero de ninguna manera se puede vetar un destino de la calidad y la categoría de Barcelona para la celebración de un acontecimiento internacional. Y menos una organización que justamente base su existencia y su ideario en la internacionalidad y en la solidaridad basada en la defensa de los derechos humanos. Desde el no independentismo tenemos todo el derecho a reclamar que es un acto injusto el hecho de que se haya vetado a Barcelona para la celebración de la reunión anual de Amnistía Internacional.

No es así como se construye la convivencia y la seguridad que son la base de un buen destino turístico generador de riqueza y de bienestar.

a.
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