Propuestas electorales para Barcelona

Las encuestas dicen que el paro es la preocupación principal de los barceloneses, como les ocurre al resto de los españoles. Por eso, muchas de las propuestas electorales de los partidos que concurren a las municipales tienen que ver con la generación de empleo, aunque sea una cuestión ajena a las tareas propias de un consistorio.

Ninguno de ellos explica cómo el ayuntamiento podrá crear puestos de trabajo. Xavier Trias, por ejemplo, dice que el desempleo en la ciudad ha bajado en 30.000 personas desde que él gobierna, dando a entender que es mérito suyo. Pero, claro, no cuenta cómo lo ha conseguido.

Llama la atención que todos pongan el énfasis en una tarea que no corresponde al ámbito municipal y para la que el consistorio carece de competencias. Pero aún es más curioso que, metidos en harina, a ninguna de las candidaturas se le ocurra nada en torno a la primera industria de la ciudad, el turismo, que aporta como mínimo el 14% de su PIB. Si tanto quieren hacer contra el desempleo, lo lógico sería que propusieran algún proyecto, alguna idea, en el ámbito precisamente del turismo, la actividad más potente de la ciudad.

¿Por qué no lo hacen? Diría que por dos motivos. Uno, por tacticismo: no quieren molestar a hoteleros, restauradores, comerciantes o vecinos. No es que sean extremadamente educados, es que temen la respuesta de cualquiera de estos colectivos si le pisan un callo.

El otro motivo es por ignorancia, no han estudiado el asunto. El viernes pasado, la Universitat Ramon Llull organizó un debate sobre el turismo, al que los partidos –tal como cabía temer– enviaron a segundos espadas. En el encuentro se hizo evidente que ninguno de ellos tiene un diagnóstico claro sobre este importante sector. Y, en consecuencia, carecen de proyecto.

En la propaganda electoral que se buzonea estos días, la mayor parte de las candidaturas ni siquiera mencionan al turismo. Una de ellas lo recoge en la última de sus diez propuestas, y lo hace para anunciar que se cerrarán los apartamentos ilegales. ¡Habrá que darles las gracias!

Barcelona encara una nueva legislatura sin ideas para tratar una cuestión tan básica como ésta. Los Juegos Olímpicos de 1992 pusieron a la ciudad en el mapa turístico internacional y le dieron un protagonismo que fue creciendo año tras año hasta la visita del Papa Benedicto XVI, en 2010, y la espectacular retransmisión televisiva de la Sagrada Família; un acontecimiento que puso a la capital catalana en el objetivo vacacional de las clases populares de todo el mundo.

Que a estas alturas –20 años después de que el turismo apareciera en el panorama local como un auténtico fenómeno– los partidos, incluidos los emergentes, no tengan una propuesta que ofrecer y pierdan el tiempo en cuestiones sobre las que no tienen capacidad de gestión, pero que saben que preocupan a los vecinos, se parece bastante a una tomadura de pelo.

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