La tasa turística es necesaria

Una cierta innovación fiscal hubiera sido interesante, como por ejemplo aplicar un gravamen diferente en función de la estacionalidad

La tasa turística ha supuesto un revuelo en un sector que quizás sea de los más importantes de la economía catalana y que se contempla hoy como el que mejor está capeando la crisis económica actual. Y no sólo está haciendo, sino que tradicionalmente ha podido superar (y con creces) situaciones que se preveían altamente complicadas. ¿Un euro va a suponer una dificultad? ¿No es capaz la industria del turismo de sobreponerse, e incluso aprovecharse de este euro de la discordia? Todos mis pensamientos me llevan a una única conclusión: la tasa turística es necesaria.

Bajo una perspectiva estructural, el sector turístico es uno de los pocos de la economía que goza de una promoción comercial pública absolutamente necesaria, ya que vendemos un destino que no es propiedad de una marca o de una empresa, sino que es de todos los ciudadanos. Ahora, cuando cualquiera de nosotros compramos un producto, un % determinado (en torno a un 7% dependiendo del tipo) se destina a actividades de promoción o de marketing. Bajo esta lógica, ¿no tendría sentido que quiénes se encargan de la promoción del destino dispongan de unos recursos económicos generados por la propia actividad?

Somos conscientes de que estamos viviendo una etapa difícil, en la que la administración pública catalana está adelgazando sus finanzas, entre las que están las que afectan a la promoción turística. En el contexto de crisis global actual, ¿nos podemos permitir el lujo de disminuir el esfuerzo en promoción turística del destino Catalunya? Radicalmente, no. Y este esfuerzo extra que debemos hacer para mantener la promoción turística, ¿tenemos que hacerla los ciudadanos? En un momento en que los ciudadanos sufren recortes en servicios como sanidad o educación, no es una buena idea. Y entonces, ¿cómo lo hacemos? No veo demasiadas alternativas.

De todas formas, detecto algunos aspectos confusos en esta medida, que deberían haberse trabajado más y que tienen que ver con el modo de aplicarla. Una cierta innovación fiscal habría sido interesante: la tasa podría ser diferente entre los tipos de alojamiento, incrementado incluso los de 5 estrellas y disminuyendo los campings y otros establecimientos hoteleros similares, más sensibles al precio. Asimismo, puede plantearse una diferente tasa en función de la estacionalidad.

Según las últimas informaciones aparecidas en los medios, la Generalitat de Catalunya ya está contemplando estas opciones y ha anunciado una mayor variación de la tasa en función de la tipología de alojamiento.

* Ricard Santomà es director de TSI-Turismo Sant Ignasi (ESADE-Universitat Ramon Llull)

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