BCN World: otra razón para que Mas-Colell se marche

Hace unos meses participé como ponente en las jornadas que organiza la Fundación Gresol de Valls anualmente para pensar durante 24 horas cómo pueden crecer más económica y socialmente estas comarcas de Tarragona.

Son siempre interesantes porque un tercio de las mismas está dedicado a la reflexión, diríamos filosófica, pero el resto, los otros dos tercios, acostumbran a ser temas calientes y ejemplos concretos de cómo en medio de la crisis es posible mirar hacia delante y cómo buenos proyectos dirigidos por buenos líderes pueden ser una esperanza del futuro que todos estamos deseando.

A mi me tocó una de cal y otra de arena. La ampliación de Port Aventura con la incorporación del mundo del Ferrari me parece no solo un gran proyecto de futuro, sino también un producto triunfador y que, como mínimo, va a multiplicar por dos el número de visitantes de la zona, no solo de Port Aventura. Pero alerté que esta gran noticia y de lo que más necesitábamos tenía un gran peligro casi al lado, que era Barcelona World. Cuando surgió el proyecto le dediqué un artículo laudatorio porque aportaba desarrollo económico y puestos de trabajo. Puse como garantías la presencia de La Caixa y su experiencia en Port Aventura.

Al día siguiente supe que La Caixa no tenía nada que ver y que sólo era la vendedora de los terrenos y que por otra parte abandonaba la gestión de Port Aventura. Dejé pasar el tiempo, profundicé el tema y empecé a preocuparme. Y en estas jornadas de Valls anuncié que tenían una bomba que podía hacer saltar por los aires todo el crecimiento actual y potencial de Port Aventura y su zona de influencia, que es muy amplia.

Los últimos acontecimientos sobre Barcelona World confirman el peligro que supone el proyecto. La empresa promotora no solo incumple su promesa, al no comprar los terrenos, sino que además continúa hablando como inversores de los socios, que han dejado bien claro que son meros gestores. Grupo Meliá, después de un primer amago de inversión, dejó bien claro que su aportación al proyecto será la de gestionar los hoteles que se construyan.

La diferencia entre invertir (gastar el dinero para hacerlos) y la de gestionar (cobrar por dirigir, comercializar y vender el producto hotelero) es que en el primer caso se pone dinero y en el segundo se cobra desde el primer minuto sea cual sea el resultado del negocio. ¿Y quién paga? El señor Brañuelos y Adserá no, y los otros gestores tampoco. También hay que tener en cuenta que durante estos meses, y de forma gratuita, diferentes ingenierías y despachos de arquitectura han estado haciendo proyectos sobre unos terrenos inexistentes.

Y vuelve a aparecer el señor Mas-Collell, el consejero de Economía de la Generalitat, que por cierto no tiene competencias en el tema y más o menos firma un papel por el que el gobierno autonómico hará algo así como de intermediario. ¿De qué? Seguro que hay que pagar, y entonces será el papel de pagador. Y ya me dirán ustedes que pinta ahí en medio el PSC que firmó un acuerdo con Artur Mas.

Verdaderamente es imposible que a estas alturas alguien pueda creer que este negocio tiene algún viso de realidad, a no ser que se esconda en algún sitio un pelotazo de 3.000 viviendas. Esperen y un día de estos tendrán la respuesta y recuerden que en este tema el consejero Felip Puig y su antecesor no ha tenido nada que ver. Ha vuelto a ser un invento del súper efectivo y eficiente Mas-Collell, que entre ATLL, los ingresos por impuestos bancarios y Barcelona World acumula tal cantidad de fracasos que en un país normal haría meses que estaría descansando en su casa en lugar de darnos cada día la lata a los ciudadanos.

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