Sala Apolo: El templo de la marcha de Barcelona

Sin parar durante 75 años, el Apolo ha sido hogar de baile y música, moda y nuevas tendencias compartidas ahora por un numeroso público foráneo

Si está de viaje o de paso en Barcelona, le gustan las emociones musicales fuertes y quiere estar a la última de todo lo que se cuece en cuanto a experiencias de sonido, haga como ese turismo en la onda que invade la Sala Apolo cada noche de cada día del año y que llega a llenar la mitad del aforo en numerosas ocasiones, especialmente en los conciertos internacionales.

Es cierto que hay un turismo musical pero también lo es que los turistas más marchosos han encontrado en el Apolo un lugar y un referente ideal para divertirse, como afirma su director general Salvador Vilanova. Sin duda es también una las pistas más internacionales de la escena musical española.

Vilanova, quien también es presidente de la Federación Catalana de Asociaciones de Actividades de Restauración y Musicales (Fecasarm), presenta cifras que demuestran que este fenómeno tiene tendencia a la alta, visitas coyunturales a las que se ha de sumar la presencia de profesionales de alto nivel en los múltiples congresos que organiza Barcelona.

Además debe sumarse un numeroso público procedente de los cruceros del muy cercano puerto (BCN es la capital crucerista del Mediterráneo) y de acontecimientos internacionales que generan visitas multitudinarias como es el Mobile World Congress (MWC) con más de 120.000 asistentes y expositores, muchos de los cuales acudirán a la «muy de moda» Sala Apolo para disfrutar con sus músicas.

Sala Apolo: de parque de diversiones a epicentro cultural de BCN

El Apolo nació como un parque de atracciones durante la República, situada en una vía canalla barcelonesa, el Paral·lel, el Broadway proletario, anarquista, lleno de teatros, café-conciertos, tugurios y locales de dudosa reputación, pero que a lo largo de sus dos kilómetros, desde el mar hasta la plaza de España, marcando frontera con el barrio Chino, acogió y acoge mil culturas de fusión, de costumbres y de tendencias, y esos turistas que hoy van a la Sala Apolo lo saben.

Apolo fue también la marca de una sala de baile, un bingo, un club deportivo, una discoteca y una sala de fiestas (ver infografía) y muchas cosas más paralelamente a una República, una guerra civil, una dictadura con su represión y sus censuras y una transición democrática llena de innovaciones espectaciulares después de la larga noche de prohibiciones.

Infografía 1: Sala Apolo

Los 75 años bien cumplidos del Apolo

La Sala Apolo acaba de cumplir y celebrar sus 75 años convulsos, llenos de todo, como reflejan el documental La juventud baila, de Marc Crehuet, y el libro 75 años sin cesar de bailar, de la antropóloga y escritora Eva Espinet.

Conciertos, charlas, debates, talleres y mesas redondas, un espacio de creación con un estudio de grabación, otro de realización audiovisual, una radio online, y un ciclo de cine en la Filmoteca han sido algunas de las formas de celebrar el aniversario, y que han servido para reflexionar en torno a grandes temas que han marcado la música y la cultura en Barcelona.

Tres exposiciones fotográficas y una de cartelismo y de diseño gráfico dieron fe de cómo la marca Apolo ha ido sorteando su historia hasta llegar al espacio que hoy ocupa lleno de músicas, en plural, y de experiencias musicales vivas. 

Infografía 2: Sala Apolo

La Sala Apolo es un santuario génesis de dos grandes etiquetas musicales como son los festivales Sónar y Primavera Sound, y un adscrito al BAM de músicas alternativas, pero en la Apolo se baila, se escucha, se comparte, se siente y se transforman los sentidos siempre en torno a la música en sus casi tres actividades diarias, entre conciertos, clubes y ciclos. 

Con la entrada del nuevo milenio, el Apolo se consolida como el espacio de música electrónica de vanguardia y sala de conciertos de Barcelona, y como una de las más importantes en Europa.

Infografía 3: Sala Apolo

La Sala Apolo acoge diariamente clubes y Ciclos, con conciertos inpensables y experiencias multitemáticas como el Rock en familia (ver infografía), múltiples y variadas experiencias, desde el swing a las fiestas más «petardas». El mítico Nitsa aporta cada fin de semana la electrónica de vanguardia con DJs locales e internacionales, donde el nombre del artista es el reclamo principal del cartel.

El Nitsa propicia toda una industria musical en torno a publicaciones, revistas especializadas, fanzines, sellos discográficos y productoras; flyers y carteles firmados por diseñadores como por ejemplo Txarly Brown, Rafamateo o Juanjo Sáez llenan las tiendas de música y los locales del centro de la ciudad. Nitsa ha redoblado su apuesta nocturna con nuevo club: el Astin

Los clubes presentan programaciones diarias, alejadas de todo convencionalismo, como el directo del reggae y roots y músicas mestizas del Arrabal del Canibal, así como MCs y DJs de ragga, hip hop y otras músicas urbanas, y el rock bailable de los Nasty Mondays.

Además la sala acoge clubes como Cupcake, Jazz & Swing, Caprichos, Cineambigú, Morning Glory, Churros con Chocolate o Ven Tú, el culto al baile y el cine, la video-creación, los conciertos, las Session Club con DJs, y la música clásica con el Morning Glory.

Infografía 4: Sala Apolo

El Apolo es escenario de grandes nombres de la música

Por su escenarios han pasado nombres como ColdplaySolomon Burke, Irma Thomas, Orbital, DJ Shadow, Laurent Garnier, Johnny Winter, The Wailers, The National, TV on the Radio, Dinosaur Jr., The Smashing Pumpkins, Kings of Leon, John Cale, Dick Dale, OMD, Gutter Twins, Booker T, Amaral o Love of Lesbian

Y así hasta 600 conciertos anuales durante más de 25 años.

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