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Muere el actor Jean-Paul Belmondo, el más feo de todos los guapos

El actor francés Jean-Paul Belmondo, uno de los grandes del cine francés e icono de la Nouvelle Vague, ha fallecido a los 88 años en París

Jean Paul Belmondo. Foto: EFE.

Su participación en película Al final de la escapada (À bout de souffle, 1960) de Jean-Luc Godard lo convirtió en una de las principales figuras del movimiento cultural francés conocido como la Nouvelle Vague. Después vendrían otras 80 películas de la mano de los grandes directores franceses, desde François Truffaut a Claude Lelouch. Coétaneo de Alain Delon o Jean-Louis Trintignant, hoy ha muerto, a los 88 años, Jean-Paul Belmondo, un galán con nariz de boxeador y, posiblemente, el más feo de todos los guapos.

«Estaba muy cansado desde hacía tiempo», explicó su abogado, Michel Godest, en una entrevista con la cadena televisiva BFM-TV tras confirmar el fallecimiento del actor

Belmondo, que había sufrido un accidente cerebrovascular en 2001, se apagó «tranquilamente», según Godest, quien con voz emocionada señaló que su muerte era «una pérdida para toda Francia».

También el presidente francés, Emmanuel Macron, le ha despedido en Twitter, donde ha apuntado que “seguirá siendo para siempre El Magnífico”, en referencia a la también popular Le magnifique (1973) de Philippe de Broca y protagonizada por Belmondo (en España Cómo destruir al más famoso agente secreto del mundo).

La estrella del cine francés es una de las principales figuras del movimiento cultural ‘Nouvelle Vague’. Durante su carrera participó en más de 80 películas a lo largo de seis décadas

“Jean-Paul Belmondo fue un tesoro nacional, lleno de garbo y estallidos de risa, con palabras en voz alta y cuerpo veloz, héroe sublime y figura familiar, temerario incansable y mago de las palabras. En él nos encontramos todos”, añadió Macron.

«El Magnífico», ha dicho también el primer ministro de Francia Jean Castex en esta misma red social sobre una foto del actor.

Icono de la Nouvelle Vague

Con Al final de la escapada en 1959, Godard convirtió a Belmondo, de 26 años, en una estrella fulgurante, así como icono del movimiento cinematográfico Nouvelle Vague, que dio la espalda -con éxito- al cine comercial y que estableció nuevos estándares cinematográficos, estructuras y narrativas alejadas de convencionalismos.

Jean-Paul Belmondo recogiendo el Cesar en 2017. Foto: Ian Langsdon | EFE | EPA.

Claude Sautet, Claude Chabrol, Jean-Pierre Melville, François Truffaut o Jacques Deray fueron otros de los grandes cineastas en trabajar con él, con películas como À double tour (1959) y Pierrot el loco (Pierrot le fou, 1965).

En sus seis décadas de carrera, sin embargo, se acercó también al cine más comercial, especialmente en películas de comedia y acción y papeles de seductor, caradura, aventurero y hasta gánster, explotando su físico atlético de exboxeador y su sonrisa tan característica.

El galán de la nariz rota

Su eterno rival, Alain Delon, con quien trabajó en el film de gánsteres Borsalino (1970), quizás le superara en belleza pero nunca dominó la vis cómica como Belmondo, que conjugaba con grandes dosis de simpatía y autenticidad, en películas como El profesional (1981), El hombre de Río (1964) o El clan de los marselleses (La Scoumoune, 1972).

Hijo del famoso escultor parisino Paul Belmondo, el francés destacó realizando sus propias escenas de acción, sin dobles, lo que realzó aún más el espíritu aventurero.

Trabajó con los mejores realizadores de la época, tanto franceses como italianos, y dio el contrapunto a algunas de las actrices más destacadas del momento, como Sophia Loren, Catherine Deneuve, Annie Girardot, Ursula Andress, Anna Karina o Jean Seberg.

Jean-Paul Belmondo en Monte Carlo en 2015. Foto: Sebastien Nogier | EFE | EPA.

Actor en más de 80 películas, su última aparición en pantalla data de 2009, en Un homme et son chien (Un hombre y su perro), de Francis Huster.

Sin embargo, no destacó únicamente en el cine; en sus inicios se dedicó al teatro, al que volvió en la década de los ochenta. En 1989 recibe el César del mejor actor por su personaje en Itinéraire d’un enfant gâté (Itinerario de un niño consentido) y en 1991 adquirió su propio teatro, cumpliendo así uno de sus sueños.

En el año 2011 recibió en el Festival de Cannes la Palma de Oro como reconocimiento a toda su carrera cinematográfica y en 2016 recogió el León de Oro de Honor en el Festival de Venecia.

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