Peralada, un festival en el salón

El Festival Castell de Peralada, la gran cita del verano musical catalán, se reconvierte con una edición en live streaming gratuito

Hay rituales que, no por repetidos año tras año, dejan de generar la misma expectación. Uno de ellos es, sin duda, la gran cita musical del verano catalán, el Festival Castell de Peralada.

Un encuentro imprescindible para melómanos y aficionados al ballet y la ópera —muchos de ellos procedentes del otro lado de los Pirineos— y que durante un mes al año hace de este pequeña localidad ampurdanesa, de menos de dos mil habitantes, uno de los polos culturales del sur de Europa.

Cartel del Festival Castell Peralada Livestream, obra de l’artista Pablo Genovés.
Cartel del Festival Castell Peralada Livestream, obra de l’artista Pablo Genovés.

 

Un festival con historia

Con 34 años de historia a sus espaldas, Peralada se jacta de ser, más que un festival, una experiencia que excede el hecho estrictamente musical. En el paquete también va la cena a la sombra de los muros del castillo, el paseo por sus frondosos jardines y si se quiere, hasta una noche en el casino después del espectáculo.

Este año, con una pandemia pulverizando al sector cultural, a Peralada, como a todos  los festivales, no le ha quedado más remedio que reinventarse.

Pero a diferencia de otras convocatorias similares, el encuentro ha desestimado la frágil vía del aforo reducido y ha optado por una edición en streaming directo y gratuito, cuyos espectáculos, pensados especialmente para la ocasión por artistas cercanos a la casa, pueden seguirse a través de la página web del festival.

 

La apuesta por el livestream

No hay mal que por bien no venga, puede que se diga el director del ciclo, Oriol Aguilà. Y si este año ha habido que sacrificar cena, paseo y ruleta, el nuevo Peralada Livestream gana en proyección y en posibilidades de llegar a nuevas y aún más lejanas audiencias.

“La edición presencial nunca estuvo en nuestra hoja de ruta por una cuestión de responsabilidad y querer hacer las cosas bien. Y si bien este nuevo formato nos plantea retos y dificultades a los que nunca nos habíamos enfrentado, también es verdad que nos ofrece una experiencia que, sin duda, tendremos que tener presente en el futuro”, reconoce Aguilà.

 

La fuerza bruta de María Pagés

La convocatoria ya ha dado comienzo. Desde el salón de casa, y sin tener que lucir bronceado estival, aunque puede que con la copa de cava al alcance de la mano, la audiencia virtual pudo asistir la noche del martes 22 a la gala inaugural, un espectáculo concebido por la bailaora y coreógrafa María Pagés bajo el explícito título de Entremos en el jardín.

Un año más, el ritual de Peralada regresa incombustible, aunque en esta ocasión hay algo de desasosiego voyeurista en eso de escudriñar desde la distancia lo que ocurre en el escenario situado ante las murallas del Carme, un espacio cargado de simbolismo para este nuevo comienzo porque fue precisamente allí donde se inició todo, un 18 de julio de 1987.

La pantalla permite vislumbrar el último ensayo, la inexorable huída de los últimos retazos de luz y la llegada del pequeño grupo de invitados, figuras del mundo del arte y la cultura, que asistieron presencialmente al espectáculo.

“El artista necesita tener alguien delante para poder comunicar. Por eso se decidió invitar a representantes de colectivos afectados por el Covid-19. Ésta ha sido la noche de la cultura, pero también tendremos la noche del turismo, de la sanidad y otra dedicada a los jóvenes”, justifica Oriol Aguilà.

Tierra mojada y el Mediterráneo

A las diez en punto, María Pagés sale a escena. En medio de la penumbra, su voz, tenuemente arropada por sonidos de pájaros y grillos y el rumor de la cercana arboleda, nos cuenta que “la humanidad crece superando sus fronteras” mientras “el movimiento convive con nuestra idea de permanencia”.

Ella está sola en el jardín. “Huele a tierra mojada, a pino y a Mediterráneo”. Sin más compañía que la luna, explora su identidad. “Yo no sé quién soy, sino soy lo que bailo”.

Así arrancó un espectáculo que conjugó flamenco y sonoridades clásicas, danza y poesía: la del poeta persa Rumi, Sor Juana Inés de la Cruz, Fray Luis de León, Tagore, Benedetti y el filósofo y escritor El Arbi El Harti, autor también de la dramaturgia del montaje.

Acompañada por dos voces flamencas femeninas, guitarra, violoncelo, violín i percusiones, Pagés ofició de hipnótica sacerdotisa —maravillosa en su poderoso movimiento de brazos— de un ritual que abocaba a seguirla en un viaje de descubrimiento del yo y el anhelo de libertad, pero también una llamada a mantener vivo, a pesar de las circunstancias, el ceremonial emotivo, intelectual y estético que concita la cultura.

La programación en el salón de casa

Ese, y no otro, es el objetivo de este Peralada Livestream que se extenderá hasta el 30 de julio. Las citas previstas incluyen también la presencia, el dia 25, de la Orquestra Simfònica del Gran Teatro del Liceu, dirigida por su titular, Josep Pons, que interpretará la Séptima Sinfonía de Beethoven y la Música para los reales fuegos de artificio, de Händel, pieza que irá acompañada de una intervención pictórica del artista Santi Moix.

El 27, Alfonso de Vilallonga estrenará su nuevo disco, Hors de Saison, y al día siguiente, en la Iglesia del Carme, el tenor David Alegret ofrecerá un recital centrado en la figura del poeta Josep Carner, dentro del cual habrá dos estrenos absolutos de los compositores Albert Guinovart y Alberto García Demestres.

En el mismo recinto, el jueves 30, el barítono Carlos Álvarez ofrecerá un recital en el que interpretará auténticas rarezas líricas, extraídas de óperas poco habituales, como Le pardon de Ploërmel, de Meyerbeer; Lakmé, de Delibes o Zasa, de Leoncavallo.

El festival finalizará el día siguiente con el francés Christophe Chassol, que presenta su último proyecto, Ludi.

El artista Santi Moix que realizará una pintura al fresco mientras la orquesta del Liceu interpreta una obra de Händel. © Bela Adler

El artista Santi Moix que realizará una pintura al fresco mientras la orquesta del Liceu interpreta una obra de Händel. © Bela Adler

 

Diálogos virtuales entre artistas

Con las actuaciones musicales sin embargo, no se agota la agenda del festival, que  propone encuentros virtuales con diversos artistas, como el diálogo en torno a la figura de la prima donna que protagonizarán la soprano Sondra Radvanovsky  y el músico Rufus Wainwright  (23 de julio).

También la situación del mundo de la cultura  en el actual contexto será motivo de debate. María Pagès, Josep Pons y Carlos Álvarez abordarán el tema el día 24, y el 27, habrá un diálogo entre compositores sobre el rol del lied y la canción en el siglo XXI. La propuesta del festival se cierra con dos talleres de creación musical; uno a cargo de Miquel Ortega y el otro con el francés Chassol.

“Queremos que artistas y público vivan esto como una señal de esperanza: Peralada está viva. Y el año que viene ya nos reencontraremos con todas las señas de proximidad que nos caracterizan”, concluye Oriol Aguilà.

La soprano Sondra Radvanovski, protagonista de una conversación virtual con el músico Rufus Wainwright. © Andrew Eccles

La soprano Sondra Radvanovski, protagonista de una conversación virtual con el músico Rufus Wainwright. © Andrew Eccles