‘Making Flu$’, la década prodigiosa de la música urbana en España

El colectivo de comunicadores El Bloque reivindica la metamorfosis de la escena urbana ibérica en los últimos diez años con el libro ‘Making Flu$’. Ellos mismos nos los cuentan

La Zowi. Foto: @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque.

Tener o no tener voz. Esa era la cuestión de los ocho componentes de El Bloque, el colectivo que creó el programa homónimo de televisión más visto fuera de la televisión. Con 19.800 suscriptores en su canal de YouTube, la frescura de las emisiones musicales de los 80 y con los recursos tecnológicos del siglo XXI, poco tiene que envidiar este colectivo de comunicadores y realizadores musicales a los programas de entrevistas que baten récords de audiencia en los canales de toda la vida de Dios.

Todos ellos –Alicia Álvarez, Daniel Madjody, David Camareno, Blanca Martínez, Aleix Mateu, Aida Camprubí, Alba Rupérez y Quique Ramos– se han sentado con un equipo de Tendenciashoy para definir cuestiones vitales del sector y de su labor musical como, por ejemplo, ¿qué pinta un show televisivo de los 80 en nuestro ciberuniverso?

“El Bloque nació pensado para plataformas digitales. Gracias a Youtube pudimos hacer un programa de TV, inspirado en programas como ‘La Edad de Oro’, sin dinero y con amplia difusión. La mayoría somos periodistas convencidos y creemos en una mirada regeneradora hacia las propuestas clásicas. Hemos hecho un programa muy libre y heterogéneo, que bien puede pasar por un documental sobre salud mental, una serie de animación o un ciclo de microconciertos en una nave industrial de Barcelona. En la última temporada, exploramos el docuficción, ligado a una estética de la animación. Lo que esperamos de las plataformas digitales es que se conviertan en un lugar que admita todo tipo de formatos audiovisuales”.

Concierto de C.Tangana. Foto: @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque.

Making Flu$

Prologado por una de las pioneras del movimiento, la trapera hispanofrancesa Zowi, y con un epílogo que remata el hombre detrás de la visionaria transformación de C. Tangana en El Madrileño, Alizzz, Making Flus (Plaza & Janés, 2021) es una compilación de 15 capítulos que examina, sin seguir ninguna línea temporal, temática ni ideológica, la escena urbana ibérica de una década marcada por la precariedad de la juventud, las convulsiones políticas, la transformación digital y que cierra con una pandemia.

El cambio generacional viene más por la actitud. Es precisamente esa falta de prejuicios a la hora de crear su discurso lo que explica mejor ese cambio

Una transformación musical que ilumina una fulgurante hornada de artistas underground y estrellas mediáticas de la talla de Yung Beef, la Zowi, Rosalía, Bad Gyal y, claro, C. Tangana. Del hiphop al trap, del r&b al reggaeton, y bien de glitter, ugly sneakers, tatuajes, uñas de gel y cadenas chapadas en oro.

Una narrativa que, al igual que sus protagonistas, da cuenta de la audacia y de la intuición musical de El Bloque, cuyas reflexiones, análisis y anécdotas abordan asuntos capitales de nuestro panorama urbano, marcado por la desintegración de discursos caducos y la definitiva ruptura con los cánones de sus antecesores.

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Un collage a ocho manos

Una de las señas de identidad de El Bloque, y que queda patente en las páginas del libro, es el alegato colectivo que se nutre del estilo narrativo de cada uno de sus miembros: “Las personas que formamos parte de El Bloque nos fuimos conociendo en esos años que relatamos en Making Flu$. Nos movíamos alrededor de la escena urbana desde distintos lugares. El libro siguió un proceso bastante parecido a nuestra dinámica: todo el mundo aporta. Cada uno hizo su capítulo con total libertad en la forma”.

Cada cual navega por esta última década a su ritmo y con su propia jerga, tal y como lo hacían antes de constituirse como colectivo: “Todos leíamos las crónicas de club de Alicia (Álvarez), escuchábamos las entrevistas de Daniel Madjody (en Show Bizness), seguíamos las recomendaciones en Twitter de Blanca (HJ Darger) o se nos ponían los dientes largos con las fotos de Alba (Rupérez). Solíamos juntarnos al final de los conciertos para alargar la noche. En un primer momento, El Bloque se presentó en formato programa de radio. Al no encontrar emisora, Alicia y Madjody decidieron darle una vuelta al concepto, sin dinero, a lo loco”.

Bad Gyal. Foto: @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque.

Precariedad, revolución digital y una pandemia

Desde que la Humanidad estrenó el siglo XXI, la industria de la música se ha visto obligada a recomponer las vías de financiación, promoción y distribución de sus creaciones. El insalvable ocaso de las discográficas se topó enseguida con la soberanía de los royalties de las plataformas.

Como consecuencia, la nueva avanzadilla de artistas de la escena urbana entró a formar parte del mercado del mainstream: “Lo que sucedió fue que algunos medios entendieron que el trap era Bad Gyal, Dellafuente, C. Tangana o Rosalía. Y ellos, a su vez, ayudaron a dar a conocer el trabajo de otros tantos artistas de la escena”.

Otros como La Albany, Pedro Ladroga o La Vendición Records mantienen vivo el tejido underground, en buena parte gracias al apoyo de sus seguidores, tanto en taquilla (hoy mermada) como en las plataformas digitales.

“La escena urbana tiene lugar entre el público. Un concierto de reggaetón no tiene sentido si no se puede bailar”

El Bloque

Para los profanos en la materia urbana, la primera cuestión gira en torno a sus artífices: ¿quiénes fueron los verdaderos precursores del movimiento? “Si hablamos del trap estrictamente, los papás fueron Kefta Voyz. Ellos, junto a Cecilio G. y Kaydy Cain (en su día D. Gómez) fueron puntas de lanza del movimiento en España. No fueron los primeros en saltar a la fama (Pawn Gang, con Steve Lean como beatmaker, tiene tapes de 2013)”.

Ms Nina. Foto: @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque.

A partir de 2014, el tridente formado por Kefta Voyz (principalmente Yung Beef, Khaled, Hakim, El Mini y Steve Lean), Corredores del Bloque (concretamente Kaydy Cain) y Cecilio G. elevaron a tendencia en España esta rareza musical del sur de Estados Unidos y popularizada en los suburbios de Chicago. Y puntualizan: “Desde los inicios, hubo referencias femeninas como Somadamantina, Chanel, Ms Nina y La Favi con su canción Pesao, o la primera aparición anónima de La Zowi en Raxeta (de Pxxr Gvng). Es difícil un rastreo fiable de la escena femenina, dado que muchas han ido y han venido, un síntoma más de nuestra condición como mujeres”.

Pandemia como broche de una década

Llegados a este punto, y tal y como recogen las páginas del libro, la pandemia viene a ser la gala de clausura de la década prodigiosa de la música urbana en España. Una debacle, vaticinan los propios autores, que sacude donde más duele: “La escena urbana tiene lugar entre el público. Un concierto de reggaetón no tiene sentido si no se puede bailar. Así que la imposibilidad de dar conciertos ha golpeado fuertemente a sus artistas”.

“El trap fue una respuesta sociomusical a la crisis económica de 2008”

El Bloque

Una circunstancia que, examinada en retrospectiva, podría parecer una paradoja. El movimiento surgido de las brasas de la crisis financiera de 2008 se tambalea sin piedad tras el terremoto pandémico: “El trap fue una respuesta sociomusical a la crisis económica, cuando el acceso a la información y a la tecnología se democratizaron. Esto permitió que muchos adolescentes se lanzaran a grabar sus propios clips para hablar explícitamente de su relación con las drogas, el sexo y su visión de la vida”.

Tal fue el embrollo que la audiencia quedó partida en dos mitades: los que miraban con horror esta nueva corriente y la fascinación de los que “interpretaron el movimiento como un reflejo de lo que estaba viviendo la juventud desfavorecida en la primera década del siglo XXI”. Y rematan: “Contaba Yung Beef en una entrevista en Beatburguer: ‘Para que sea trap de verdad, has tenido que vender droga’”.

Concierto de C. Tangana. Foto: @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque.

Distorsiones mediáticas

Escrito, sentido y vivido en primera persona por periodistas, el mensaje de El Bloque insiste en una premisa: la prensa generalista, como suele ocurrir con las vanguardias, pasó por alto el poder de un mensaje que, tiempo después, revalidó su poder en la escena nacional e internacional.

Cuando los medios no especializados llegaron, lo hicieron con altivez y a deshora: “Con respecto al fenómeno del rap de los 10’, la prensa ha pasado por varios estados. Hasta 2015, el ninguneo del género fue una constante. Con el boom de la escena, los medios empezaron a preguntarse qué por ese nuevo sonido. De pronto todo era trap: todo lo que sonara con autotune, rapeado o cantado por un o una menor de treinta con lenguaje explícito. Y al final el trap pasó por la etapa de los memes, la parodia y las imitaciones en tono paternalista para un género que parecía menor, sin formación musical y nocivo”.

“Hoy podemos decir que el término ha sido sustituido por ‘música urbana’, referida a varios géneros vinculados con los códigos callejeros: rap, trap, reggaetón, dancehall, r&b”.

En el plano opuesto de la contienda mediática, El Bloque trató de revertir la imagen del movimiento: “Somos lectores entusiastas de prensa musical y eso se ha acabado filtrando en nuestros chistes privados y nos ha movido a tomar la iniciativa. Hay un ejemplo con la prensa que ilustra el problema central: cuando La Zowi acudió a La Resistencia se convirtió, de inmediato, en trending topic. Sólo se habló de la polémica, no de su mixtape”.

La Zowi. Foto: @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque.

Bling-bling, uñas de gel y empoderamiento

En este último lustro, raro es el sector cultural que no haya integrado en su discurso (y políticas públicas) las reivindicaciones de la cuarta ola feminista –surgida en torno al #metoo y al calor del movimiento queer en varios puntos del planeta–. En esta batalla, y como representación del periodismo femenino y musical, Aida Camprubí aborda en uno de los capítulos las claves de la denuncia feminista de las artistas de la escena, como lo ha hecho La Zowi desde el inicio de su carrera.

Si bien no se puede pasar por alto la sorprendente presencia de mujeres creadoras en el movimiento del trap, hiphop y del rap, la conversión feminista del género urbano pasa por reproducir, con el mismo realismo, los estereotipos de la calle de sus compañeros.

“El avance del feminismo en términos sociales ha conseguido que el discurso cambie en todos los géneros musicales, incluido el rap”

El Bloque

“En la escena contemporánea que retratamos en Making Flu$, se muestra una generación de mujeres que exponen de forma explícita las desigualdades en su día a día, pero también una actitud empoderada en sus letras y su puesta escena: son dueñas de su sonido, su cuerpo y su carrera. Sus discursos se retroalimentan, existe un sentimiento de orgullo y compañerismo. Cuando La Zowi grita a su público: “No necesitáis marido, necesitáis dinero” o Bad Gyal canta: “Tú eres un mierda, no vales ná” hay millones de chavalas asimilando el mensaje”.

En el capítulo 13, Aïda Camprubí remata: “Cada día de carrera musical en una de ellas yo digo que equivale a un mes de carrera de ellos”. Así, a muchos les cuesta entender cómo un género nacido al amparo del rap (cuya estética arrastra el lastre de la cosificación de la mujer) sea hoy por hoy referencia del empoderamiento femenino sin censuras: “El avance del feminismo en términos sociales ha conseguido que el discurso cambie en todos los géneros musicales, incluido el rap. Lo que sí hay que remarcar es que siempre hubo voces feministas en el rap, no hay más que ver el mensaje de sus representantes. Hoy destacan muchas voces y MC feministas. Es cuestión de saber hurgar, como con el resto de géneros”.

Rosalía. Foto: @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque.

Trasmutación de la escena urbana

“El cambio generacional viene más por la actitud. La mayoría de los músicos de la escena hacen exclusivamente trap, pero otros crean con las reglas del reggaetón, del hiphop clásico, dancehall, punk o incluso flamenco. Es precisamente esa falta de prejuicios a la hora de crear su discurso lo que explica mejor el cambio generacional. Hoy, además, son más autónomos porque las herramientas están al alcance de todos”, argumentan desde el colectivo.

Insisten, convencidos, en la idea de que la forma de entender la música ha cambiado drásticamente en esta última década. Especialmente en lo referido a las plataformas musicales ya que, gracias a las escuchas de millones de oyentes, un buen número de artistas al margen del establishment se ha colocado, sin grandes inversiones en marketing digital, en la lista de recomendaciones semanales.

Ahora bien, ¿cuánto le queda de underground al trap? “Lo mismo que le quedaba hace diez años, cuando empezó a visibilizarse en España. Hay discursos que siempre serán underground: las voces que denuncian al Estado, los desahucios, la violencia o las desigualdades, las que no encajan con los estereotipos. Nosotros nos preguntamos, en cambio , por qué no cambia el público mainstream y sí su música. Por cada diez artistas que convencen al gran público hay cientos por debajo dando forma a la escena cultural”.

Nathy Peluso. Foto: @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque.

Y aquí, la pregunta parece obligada: ¿cuál es el secreto, entonces, del fenómeno musical de 2021 de la transformación de C. Tangana en el nuevo El Madrileño? “C. Tangana no se quedará en ese fenómeno musical, será un artista que pase a la historia de la música española –ya lo ha hecho en número de escuchas–. Nos habría encantado que fuese con un disco de rap, pero no hubiera llegado igual al público”.

Por tanto, continúan, “la primera clave ha sido transformar su sonido en algo que sí funciona a nivel mundial con pinceladas de lo suyo. Y gracias a Cristian Quirante, Alizzz, el productor que ha puesto de acuerdo a señores de cincuenta y estudiantes universitarios”. Otra clave: resaltar un imaginario visual y emocional ligado a la narrativa madrileña en un momento en el que la política está completamente polarizada.

“Y tercera, nuestra favorita: C. Tangana apuesta por su generación en términos artísticos, musicales y de negocio, aúpa a una serie de realizadores, diseñadores, músicos y trabajadores culturales de su entorno. Es un artista que ha sabido leer la música de su tiempo como pocos lo han hecho”.

(Foto de portada: La Zowi. @Alba Rupérez | Colectivo El Bloque)

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