Los cuartetos son para el verano (y el resto del año)

En su mejor momento, el Quartet Gerhard regresa a casa para celebrar su décimo aniversario con un concierto en el Palau de la Música

Quartet Gerhard concierto Palau

Quartet Gerhard. Foto Josep Molina

En pote pequeño perfumes exquisitos, buenas confituras… y también la música. Más allá de la espectacularidad de los grandes conjuntos sinfónicos, existe una agrupación instrumental de pequeño formato que posiblemente representa, mejor que ninguna, la esencia de la música: el cuarteto de cuerda. Con una larga tradición centroeuropea, este tipo de formaciones atraviesa actualmente un excelente momento en España de la mano de grupos jóvenes que han salido del país para formarse y adquirir experiencia y que hoy se hablan de tú a tú con sus homólogos europeos.

Uno de ellos es el Quartet Gerhard, una formación surgida hace una década en las comarcas de Tarragona —tres de sus miembros estudiaban en el conservatorio de Vila-Seca­— y que después de ocho años de residencia en Berlín, vuelven a casa. Lo hacen en el mejor momento de su carrera, con las maletas cargadas de un merecido prestigio y grandes proyectos por delante.

Y, para celebrarlo, hoy ofrecen un concierto en el Palau de la Música Catalana, en el marco de la programación especial de retorno a la normalidad del auditorio modernista barcelonés.

Cuatro voces únicas

Aunque parezca lo contrario, no hay nada más difícil que conjugar, humana y artísticamente, que ese pequeño microcosmos sonoro que es un cuarteto de cuerda. Cuatro personalidades distintas que han de saber aunarse para crear una única voz propia. Pero Lluís Castán (violín), Judit Bardolet (violín), Miquel Jordà (viola) y Jesús Miralles (violoncelo) no sólo han conseguido alcanzar ese nivel de perfección sino también, dar un paso más, el de la emoción.

El secreto, dicen ellos, es “no perder el espíritu que teníamos de pequeños, que era el de juntarnos para celebrar la música, y mantener viva esa primera emoción”. En ese camino, explica Miralles, “nos ha ayudado mucho la gran relación de amistad que hay ente nosotros, que nos ha ayudado a moldear una voz conjunta desde el respeto a la individualidad musical y personal de cada uno”. Al fin y al cabo, añade Jordà, “un cuarteto es el mejor ejercicio de democracia que existe, porque hay que escucharse mutuamente cada día”.

Un cuarteto es el mejor ejercicio de democracia que existe, porque hay que escucharse mutuamente cada día

Miquel Jordà

Naturalmente, la evolución (¡y el riesgo!) también van implícitos en este viaje artístico. “Para nosotros es muy importante que la música sea una cosa viva que se corresponda con lo que estamos viviendo como generación. Y para ello nos hemos de reflejar en cosas que van más allá de la tradición musical, como es todo el apartado visual o la música que se escribe ahora, que hemos de transmitir lo mejor posible”, afirma Bardolet.

Quartet Gerhard concierto Palau
Pero Lluís Castán, Judit Bardolet, Miquel Jordà y Jesús Miralles conforman Quartet Gerhard. Foto: Michal Novak y Josep Molina.

Castán va un poco más allá y reivindica la libertad inherente a otros estilos musicales. “En la música clásica, donde todo está escrito, es fácil dejarse llevar por una rutina que acaba siendo viciosa y perjudicial, por eso nosotros intentamos dar oxígeno y recoger la espontaneidad que tienen otros géneros, como el jazz, por ejemplo”.

Punto y seguido

Como para todo el mundo artístico, el Covid-19 también ha representado un antes y un después para el grupo. Ellos, sin embargo, prefieren ver la parte positiva y opinan que éste también ha sido “un tiempo de calma para coger aire”.

Y nuevo impulso, porque la emergencia sanitaria ha precipitado una decisión que ya tenían en mente: volver a casa. Un final de etapa determinado, sobre todo, por “razones personales y emocionales” y que celebrarán, junto con el décimo aniversario de su formación, con este concierto en el Palau de la Música, el mismo escenario que les ayudó a levantar el vuelo cuando ganaron, en 2012, el concurso El Primer Palau.

La emergencia sanitaria ha precipitado una decisión que ya tenían en mente: volver a casa. Foto: Michal Novak i Josep Molina.

Será su primer concierto tras el confinamiento y para una ocasión tan especial han escogido dos partituras de gran significado para la formación, el Cuarteto nº15 de Schubert, “una de nuestras obras preferidas y que acabamos de grabar para nuestro próximo cedé”, y el Cuarteto de cuerda nº2del autor que les dio nombre, Robert Gerhard (Valls, 1896 – Cambridge, 1970), por quien sienten una especial admiración. “Nos sentimos muy conectados con su estética y con su personalidad, que siempre le llevó a explorar nuevos caminos, aunque no tuviera el reconocimiento que se merecía. Por eso nos sentimos muy orgullosos de llevar su nombre por todo el mundo”, afirman.

De allí que para abrir el programa hayan escogido una composición que han paseado por toda Europa. “Hace diez años que llevamos en repertorio este cuarteto. Es una obra que nos representa muy bien porque simboliza la búsqueda de la libertad, ya que en ella Gerhard abraza un nuevo lenguaje, el de la atonalidad”, explica Jordà.

Vocación internacional

El retorno del Quartet Gerhard a su localidad natal, Tarragona, no representa, en absoluto, una renuncia a su vocación internacional. De hecho, anuncian, entre sus proyectos inmediatos se cuenta una residencia de cinco años en Munich, a partir de 2021, durante la cual interpretarán la integral de cuartetos de cuerda de Beethoven, la gran cima del género.

Gerhard Quartet concierto Palau
Gerhard Quartet debe su nombre al músic Robert Gerhard. Foto: Anthony Kurtz.

Por otra parte, su regreso coincide con el feliz momento que atraviesa la música de cámara en Cataluña. Sin ir más lejos, L’Auditori de Barcelona tiene previsto inaugurar su temporada 2020-21 con la primera edición de una Bienal Internacional de Cuartetos, que durante cuatro días acogerá a destacadas formaciones y grupos emergentes.

“La música de cámara es un género muy atractivo porque pone de relieve la relación humana entre los músicos, algo que en una orquesta no puede verse. Y esto es un plus añadido al hecho musical en sí y que, además, conecta muy bien con el público joven. Hemos conocido a mucha gente que ha tenido su primera experiencia clásica con un concierto nuestro y han salido de él conmocionados, porque se han encontrado con algo que no esperaban. Además —añaden los cuatro intérpretes— para cuarteto se han escrito algunas de las mejores obras de la literatura musical”. Y es cierto. 

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