Lecciones de amor en el Liceu

El coliseo barcelonés estrena en España la nueva ópera del compositor George Benjamin, ‘Lessons in love and violence’, una historia de amor y poder entre un rey inglés y su favorito

Lessons in Love and Violence. Foto: ©ROH | Stephen Cummiskey.

Un rey obsesionado por la pasión que siente por su caballero favorito, hasta el punto de descuidar sus obligaciones como monarca. Una reina que ve cómo pierde a su marido en brazos de otro hombre. Dos niños que contemplan este drama que se convierte, a su vez, en una lección de vida para ellos. Ocurrió en Inglaterra hace 700 años y, ahora, la historia amorosa del rey Eduardo II y su favorito, Piers Gaveston, sirve de inspiración para la última creación operística de uno de los grandes genios de la música contemporánea, el inglés George Benjamin.

Después del éxito alcanzado con su anterior trabajo lírico, Written in the Skin, que desde su estreno en 2012 se ha convertido en la ópera de nueva creación más interpretada del siglo XXI, Benjamin (Londres, 1960) ha vuelto a reunirse con el dramaturgo Martin Crimp (Dartford, 1956) para llevar a escena un drama de oscura factura y acentuada masculinidad que constituye, en palabras del autor, “una gran historia sobre la relación entre el amor y el poder”.

En el Liceu y el Real

Estrenada en el Covent Garden de Londres en 2018, ahora Lessons in love and violence llega por primera vez a España donde podrá verse, del 26 de febrero al 11 de marzo próximos, en el escenario del Gran Teatre del Liceu, coproductor del espectáculo junto con el Teatro Real de Madrid, que lo acogerá desde el 30 de abril al 10 de mayo, y las óperas de Amsterdam, Hamburgo, Lyon y Chicago.

La producción, igual que el título anterior del tándem, lleva la firma de la realizadora Katie Mitchell, que obvia las referencias históricas y traslada la acción a un contexto moderno, a fin de poner énfasis en la psicología de los personajes y el mensaje de fondo, una advertencia moral sobre el reverso oscuro de la ambición de poder.

En la producción actual, Katie Mitchell traslada la acción histórica a un contexto contemporáneo y pone el énfasis en la psicología de los personajes y el mensaje de fondo

La ejecución de la partitura, que ha obligado al Liceu a ocupar las cuatro primeras filas de la platea para poder situar a una orquesta de grandes dimensiones y rica en percusiones, estará a  cargo del titular del coliseo barcelonés, Josep Pons, y tiene entre sus protagonistas vocales al barítono francés Stéphane Degout, en el papel del Rey; al bajo-barítono canadiense Daniel Okulitch como Gaveston; la soprano estadounidense Georgia Jarman encarnando a la reina Isabel y al tenor Peter Hoare en el papel del intrigante consejero Mortimer.

«Programar un título desconocido y de nueva música en tiempos de pandemia es un acto heroico, pero no podíamos dejar de presentar una obra que nos ofrecerá 90 minutos de enorme intensidad musical», remarca el director general del Liceu, Víctor García de Gomar.

Lessons in Love and Violence. Foto: ©ROH | Stephen Cummiskey.

Drama cortesano

El argumento, basado a su vez en una pieza teatral histórica del dramaturgo isabelino Christopher Marlowe, toma como punto de partida la relación de Eduardo II Plantagenet (1308-1327) con Piers Gaveston, conde de Cornualles (1824-1312), que derivará en un abandono de las funciones de estado del rey y la concesión de importantes parcelas de poder a su amante. Todo ello con funestas consecuencias para la vida de la corte y la estabilidad política del país. Cuando el líder militar Mortimer une fuerzas con la reina Isabel, los resultados son mortales para Gaveston y Eduardo.

En esta producción, Benjamin y Crimp invirtieron cinco años de trabajo conjunto, según explicó el propio compositor por videoconferencia desde su residencia en Inglaterra. El músico, que no ha podido venir a España por las limitaciones de la pandemia y las nuevas exigencias burocráticas derivadas del Brexit —»ahora se necesitan entre dos y tres semanas de trámites»— no considera que su nueva ópera haya representado un reto especial respecto a las dos anteriores.

«Esta obra es un auténtico ejemplo de cómo han de ser las óperas contemporáneas»

Josep Pons

«El gran reto fue escribir la primera ópera, Into the little hill. Luego, cuando hicimos Written in the skin, me pasé 26 meses escribiendo sin prácticamente interrupciones. Su éxito me sorprendió, pero no ha influido en el trabajo posterior, que es muy diferente. Esta ópera no se parece en nada a la anterior, es más oscura y está dominada por voces más graves y sentimientos masculinos», explica el autor, que confiesa su atracción por los episodios “lejanos” como fuente de inspiración musical.

«Esto te permite poder trabajar con perspectiva. Por ejemplo, si queremos hacer una ópera sobre Donald Trump, que no dudo la habrá, no podemos hacerla de manera inmediata, porque sería como estar escribiendo un artículo de prensa», afirma.

Nuevas miradas

Para Josep Pons, introductor de la música de Benjamin en España, primero al frente de la desaparecida Orquestra de Cambra Teatre Lliure y luego como director de la Orquesta Nacional de España, la nueva obra del compositor inglés, de gran complejidad y exigencia vocal, «está extraordinariamente bien escrita».

«El balance entre orquesta y voces y entre música y drama, es sensacional, como pasa con todos los grandes. Esta obra es un auténtico ejemplo de cómo han de ser las óperas contemporáneas»,  enfatizó Pons que, de paso, recordó las palabras que, en su día, otro grande, Olivier Messiaen, dedicó a un entonces joven George Benjamin: «Después de Mozart no ha habido un talento tan grande como el suyo».

Por su parte, el compositor tampoco duda, a su vez, en calificar de «modélica» la puesta en escena de Katie Mitchell, puesto que en ella la directora escénica ha aportado un novedoso punto de vista. «Me he centrado en la mirada de los hijos de los reyes, que están aprendiendo muchas cosas sobre el poder cuando ven todo lo que pasa a su alrededor», explica Mitchel, que también recurre a otras singulares técnicas escénicas, como los movimientos a cámara lenta de los intérpretes, para ilustrar el drama psicológico de los personajes.

«Por supuesto, ésta es una ópera que habla sobre la homosexualidad, pero éste no es el único tema. Nuestro objetivo era convertir una obra dramática clásica en algo precioso y mostrar cómo lo que ocurre dentro de un dormitorio puede tener consecuencias terribles», concluye George Benjamin.

a.
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