Barcelona tiene hambre de ideas

La ciudad celebra la segunda edición de la Bienal del Pensamiento Ciudad Abierta. Un evento que demuestra la importancia de la reflexión colectiva en tiempos de máxima incertidumbre

Los retos se acumulan. El cambio climático, la revolución digital, la globalización económica, la emergencia de los populismos… Ante este panorama lleno de incertidumbre, más complejo ahora si cabe por la irrupción de la pandemia, urge debatir a fondo sobre los escenarios venideros. Y en ese sentido, la celebración de la segunda edición de la Bienal del Pensamiento Ciudad Abierta, que tendrá lugar en Barcelona entre el 13 y el 18 de octubre, no puede resultar más providencial.

Impulsada por el Ayuntamiento de Barcelona a través del Instituto de Cultura, la cita se presenta como un foro de discusión de primer nivel, que busca reflexionar sobre el futuro del urbanismo, la tecnología y la democracia. En total, se han programado 85 actividades gratuitas en diversos espacios de la capital catalana, en las que participarán 174 ponentes procedentes de los ámbitos del pensamiento, el arte, la ciencia y el activismo social.

Cartel heterogéneo

En la lista de participantes destacan nombres internacionales como los de la escritora canadiense Margaret Atwood y la bióloga y filósofa estadounidense Donna Haraway. Sin embargo, la mayor parte del peso de la programación recaerá sobre figuras geográficamente más próximas, como el poeta Enric Cassases, los cineastas Isaki Lacuesta y Carla Simon, la cantante Maria Arnal, el periodista Sergio del Molino, la coreógrafa Núria Guiu y la filósofa Marina Garcés, entre muchas otras. En definitiva, perfiles muy variados, que aportarán una visión poliédrica de los desafíos a los que se enfrenta la sociedad contemporánea.

“Desde el primer momento hemos cuidado mucho la elaboración del cartel. Nos preocupaba garantizar la paridad y la presencia de distintas generaciones”, explica a Tendencias el principal ideólogo del evento, Joan Subirats, teniente de alcalde de Cultura, Educación y Participación, quien también subraya cómo el programa apuesta por mezclar a los expertos con los activistas, para que los teóricos puedan contrastar sus ideas con aquellos que se enfrentan a los problemas en el día a día. “En definitiva, se trata de democratizar el debate del conocimiento”, resume.

Organización compleja

Cómo no, el coronavirus se ha convertido en el invitado inesperado de esta segunda Bienal del Pensamiento, cuyos preparativos se remontan a octubre del año pasado, cuando ni los más pesimistas imaginaban que tan sólo unos meses después que el mundo estaría patas arriba. “El grupo de asesores y comisarios se reunía periódicamente para pensar los temas y ejes de trabajo, y en abril ya vimos que, evidentemente, habría que replantear el formato”, detalla Subirats.

“Por un lado, nos vimos obligados a incorporar el debate sobre la pandemia a la propia temática de la bienal, de forma que el coronavirus estuviera presente en las cuestiones en discusión, pero no de forma monográfica. Por otro, tuvimos que pensar cómo llevaríamos a cabo las actividades presenciales: la limitación de aforo, el sistema de reserva previa, la trazabilidad de los asistentes…”.

Las medidas de seguridad permitirán la asistencia de 8.000 personas a las actividades que se desarrollarán en espacios como el CCCB, el recinto de Fabra i Coats, la plaza de Joan Coromines y la antigua prisión Modelo. Una cifra que está lejos de las 20.000 personas que asistieron a la primera edición de la Bienal, pero que transmite la idea de cierta normalidad. “No queremos renunciar a la presencialidad, no se trata de un evento online”, afirma Subirats. Eso sí, para poder llegar al máximo de público, la cita también ofertará su contenido vía internet: habrá dos retransmisiones en streaming diarias, y todas las actividades se grabarán para ser publicadas en la web oficial.

Demanda ciudadana

De momento, el público está respondiendo. “Ya hemos llegado al 80% de reservas, y más del 50% de actos están completos”, dice Subirats. Y es que la primera edición de la Bienal constató que los coloquios entre intelectuales pueden despertar tantas pasiones como un concierto de rock.

“El éxito de la anterior edición nos sorprendió en cierta medida, pero al mismo tiempo nos reafirmó en la idea de que la cultura no es sólo cine, música y teatro, sino también pensamiento y debate”, explica el artífice del evento.

“Si creas las condiciones para que la gente tenga un acceso tranquilo a los pensadores, hay interés”, argumenta Subirats, quien insiste en la importancia de hacer partícipe a la ciudadanía de debates sobre cuestiones tan actuales como la tensión entre crecimiento y sostenibilidad, el debilitamiento de las democracias y la propagación de las fake news. “Son debates pertinentes, que hay que acercar a la gente, para que no queden circunscritos exclusivamente a las universidades o los cenáculos de expertos”, razona Subirats.

Actividades paralelas

Al igual que en la anterior edición, el ciclo de debates de la Bienal se complementará con una cuarentena de actividades organizadas por 42 entidades y colectivos de la ciudad, entre las que se cuentan la Fundación Joan Miró, la Casa América, la Filmoteca de Cataluña y el Palau de la Música. Estas iniciativas conforman la denominada +Bienal, y podrán sumar hasta 2.000 participantes.

Asimismo, la Bienal coincidirá en el tiempo con el festival Barcelona Poesía, que tendría que haberse celebrado en primavera. Los dos eventos compartirán los actos de inauguración y de clausura en el CCCB, estableciendo así una estimulante conexión entre pensamiento y poesía. “No hay que renunciar a lenguajes distintos, así también podemos ser más accesibles”, dice Subirats.

En definitiva, se trata de generar complicidades en todos los ámbitos, porque, como reconoce el teniente de alcalde, el objetivo es que la Bienal se consolide como una cita más de la agenda cultural de la ciudad, como la Mercè o el Grec. “El año que viene empezaremos a trabajar en la tercera edición, de la misma forma que ya estamos trabajando en la Bienal de Ciencia del próximo junio. Porque hay que tener presente que pensamiento y ciencia también son cultura”.