El mundo está lleno de fronteras absurdas (y España no es una excepción)

El ‘Atlas de las fronteras insólitas’ invita a viajar por el planeta descubriendo límites insólitos, además de revelar enclaves y situaciones absurdas de la geopolítica

Saint-Pierre-Miquelon

Saint-Pierre-Miquelon

Esas líneas de puntos que como cicatrices recorren el globo terráqueo precisan mucho más que fronteras: definen identidades, agrupan y dividen culturas, son potenciales fuentes de concordia o de conflictos. Generalmente de esto último.

Estas divisiones no siempre cumplen su objetivo. Ya sea por problemas geográficos o por caprichos de las relaciones internacionales, hay toda clase de situaciones absurdas, divertidas o paradójicas en la división política del mundo.

Un atlas para conocer el mundo de otra forma

Muchas de estas están compiladas en el libro “Atlas de fronteras insólitas” (geoPlaneta), donde Zoran Nikolić describe 50 situaciones geográficas que escapan a toda lógica.

En La Curie, entre Francia y Suiza, es posible dormir con tu pareja en la misma cama pero en países diferentes

Portada del Atlas de las Fronteras Insólitas. Foto geoPlaneta
Portada del Atlas de las Fronteras Insólitas. Foto geoPlaneta

Nikolić en realidad es ingeniero informático pero es un apasionado por la geografía. De hecho su pasatiempo es contemplar atlas virtuales y descubrir detalles inesperados en la distribución política del globo terráqueo, dioce.

Una de las ventajas de un atlas es que uno puede saltar de contenido en contenido sin un orden cronológico de lectura.

De anomalía en anomalía

Es el caso de este libro, donde se invita al lector a viajar por el mundo descubriendo trozos de un país dispersos en otro territorio, a ver pueblos cortados al medio por una línea fronteriza, o conocer tierras donde se pueden ganar (o perder) 24 horas en pocos minutos.

Nikolić presenta cada situación de geopolítica absurda acompañada de un didáctico mapa y dedica unos breves párrafos a la génesis de esta anormalidad.

Monte-Athos
El Monte Athos, el único territorio del mundo donde solo viven hombres.

Sí se echa de menos más imágenes de los sitios para ver cómo son los paisajes o ciudades donde estas rarezas geográficas tienen lugar.

Enclaves y exclaves

Muchas de ellas se deben a las figuras de los enclaves y exclaves. Los primeros son territorios totalmente rodeados por otro estado, como San Marino con Italia.

Y los segundos son parte de un territorio al que solo se puede acceder pasando por otro estado, como es la cuña de Rusia de Kalilingrado, atrapada entre Polonia y Lituania, y con salida al Mar Báltico.

Estas anormalidades se deben a divisiones fruto de conflictos (en su mayoría) y acuerdos que buscaron conformar a muchos y dejaron satisfechos a pocos.

Vacaciones postcovid
Kaliningrado, la cuña rusa al Báltico. Foto: Georg Adler | Pixabay.

Así se ve en Asia Central, donde los conflictos entre Kirguistán, Uzbekistán y Tayikistán crean un mosaico donde varias ciudades pertenecen a otro país, y aquellos montes tienen soberanía de otro estado.

O en la región del Cáucaso, donde el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán creó enclaves como el de Nagorno-Karabaj o el de Najicheván en el primer estado (quien a su vez tiene zonas como Artsvashen en territorio azerí).

Rarezas geográficas de España

En España un ejemplo de enclave es Llívia, la villa rodeada de territorio francés que se encuentra del otro lado de la frontera de los Pirineos.

Llívia, un pueblo español rodeado de territorio francés

No es la única rareza geográfica de España. Ya hemos mencionado que un, el de la Seu de Urgell, es el copríncipe del Estado de Andorra, cargo compartido con el presidente de Francia.

La isla que cambia de soberanía cada seis meses

Pero menos conocida es la cotitularidad de una franja de tierra en la frontera del País Vasco con Francia.

La Isla de los Faisanes, cerca de Irún, cambió de mano entre Francia y España 700 veces

Se trata de la Isla de los Faisanes, una isla deshabitada de 6.800 m2 en el río Bidasoa, a un tiro de piedra de Irún. Para evitar más roces, ambos países firmaron un tratado de condominio en el siglo XVII donde se comprometieron a rotar su titularidad dos veces al año.

La Isla de los Faisanes, de cotitularidad española y francesa
La Isla de los Faisanes, de cotitularidad española y francesa.

O sea, en los últimos 350 años la isla fue pasando de soberanía de Francia a España (y viceversa) unas 700 veces.

Situaciones españolas en África

Las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla son cuasienclaves, por cuanto están rodeadas de territorio marroquí pero se puede llegar por vía marítima sin entrar en aguas del país vecino.

Aunque geográficamente pertenecen a África, España tiene soberanía en una serie de islotes y enclaves cercanos, como la Isla de Perejil (protagoniza de un bochornoso intento de ocupación de Marruecos en 2002) o el peñón de Vélez de la Gomera, una isla rocosa que quedó unida a tierra, y que ahora presenta la frontera más corta del mundo: solo 85 metros.

La isla del día después

Entre otras situaciones absurdas de la geografía política están los territorios donde se puede viajar en el tiempo por la división de los husos horarios, como las Islas Diómedes.

En el remoto Estrecho de Bering, estas dos formaciones están separadas por cuatro kilómetros de agua, pero la mayor es de soberanía rusa y la menor es estadounidense. En medio pasa la línea internacional de cambio de fecha, donde hay una división de 24 horas entre una isla y otra.

Islas Diomedes
Islas Diómedes, donde en pocos kilómetros hay 24 horas de diferencia. Foto: NASA

Por ello, cuando un día sin neblina los habitantes de la etnia chukchis en Diómedes Menor miran hacia Diómedes Mayor, están viendo un territorio que vive en el día siguiente.

Las ciudades divididas por las fronteras

Una de las situaciones más absurdas es cuando una frontera atraviesa una ciudad. Si hay una calle, el tema sería más sencillo, pero en el pueblo de Baarle Hertog y Baarle Nassaues surrealista, ya que la frontera entre Bélgica y Países Bajos pasa por bares, supermercados y casas.

Algo similar sucede en el pueblo franco-suizo de La Cure, donde un acuerdo del siglo XIX evitó la demolición de los edificios afectados por la división territorial.

Hotel Arbez
Hotel Arbez: de un lado de la cama es Suiza, de otro es Francia

Uno de ellos es el Hotel Arbez, que aprovecha para invitar a los turistas a que se alojen en la suite nupcial donde la cama se encuentra en dos países diferentes.

Por no olvidar las historias como las de la Segunda Guerra, donde los soldados alemanes que ocuparon Francia dormían en un ala del hotel, pero el sector suizo era ocupado por espías y miembros de la Resistencia.

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