Madrid, ese laberinto de libros y librerías

En ‘Madrid Libro de Libros’ Jorge Carrión y Alberto García-Alix presentan un mosaico de escritores, librerías, mercadillos, editoriales y ejemplares únicos que retrata la pasión de la ciudad por las letras

Foto Alberto García-Alix

¿Cómo atrapar el espíritu de una ciudad? ¿A través de testimonios orales, con tratados de historia, con planos de arquitectura o con sus libros? 

El escritor Jorge Carrión y el fotógrafo Alberto García-Alix coincidieron en que esta última es una de las mejores alternativas. O por lo menos, la que más les divertiría. 

Madrid. Libro de libros (Ivorypress) es un viaje caleidoscópico por la capital a través de la letra escrita en todas sus variantes y presentaciones.  

‘Madrid. Libro de Libros’ de Jorge Carrión y Alberto García-Alix. Foto Ivorypress,

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Es un collage de biografías de escritores, editores y diversos protagonistas de la cultura de la ciudad; así como la descripción de unas 40 librerías, calles, bibliotecas, colecciones, cafés y fundaciones que conforman un puzle de la herencia y el futuro de la literatura. 

Leerlo en el orden que uno quiera

Es un libro que se puede leer en el orden de las páginas, o saltando de capítulo en capítulo como si fuera el Rayuela de Julio Cortázar (quien también es protagonista por su biblioteca atesorada por la Fundación Juan March), como lo recuerda Carrión en el prólogo. 

El libro se puede leer de manera salteada, como si fuera un diccionario o el mítico ‘Rayuela’ de Julio Cortázar

García-Alix muestra la cara más íntima de los libros. Foto Alberto García-Alix | Ivorypress

Para el autor, esta “lectura de zapping” es la misma secuencia “caprichosa y personal” que se tiene cuando uno lee un diccionario, sin un orden lógico en las entradas más que en la voluntad propia, explica Carrión a Tendencias Hoy.

El libro como un espejo

Por lo pronto, la obra se divide en dos columnas: la primera se llama Fantasmas y la segunda Testigos

El primer apartado corresponde a diversos protagonistas de cinco siglos de literatura en Madrid en particular y España en general.

El fotógrafo juega con las metáforas visuales. Foto Alberto García-Alix | Ivorypress

Así desfilan personajes como Ramón Gómez de la Serna y Max Aub (seguramente los escritores más veces citados), Ramón de Mesoneros Romanos, Mario Vargas Llosa, Ramón Menéndez Pidal, Andrés Trapiello, Maruja Mallo, Carmen de Burgos, Elvira Navarro, y siguen las firmas. 

En la segunda parte se aborda “desde los datos y la dimensión de guía literaria y libresca de Madrid”, detalla el autor. 

En las páginas se recorren los espacios físicos donde estos protagonistas han tenido alguna relación personal o literaria, como Gómez de la Serna con el vanguardista Café Pombo; o la importancia que estos sitios tienen en la cultura local, donde se puede ir desde el inabarcable patrimonio de la biblioteca del Museo Reina Sofía a la Calle de los Libreros (donde sobreviven algunos locales de décadas pasadas).

Letras impresas y manuscritas para viajar. Foto Alberto García-Alix | Ivorypress

Los autores abren el telón a esos mercadillos de libros valiosos, olvidables, desconocidos e imprescindibles que son es El Rastro y la Cuesta de Moyano, transitan por pasillos silenciosos de la Biblioteca del Instituto del Patrimonio Cultural Español o la Biblioteca Histórica Municipal y recuerda a librerías emblemáticas como la Hyperión o la Antonio Machado

El hilo conductor en el laberinto

Esta doble lectura recuerda a otro libro de Carrión, ‘Barcelona. Libro de los pasajes’ (Barcelona Llibres-Galaxia Gutenberg), donde estos “paréntesis entre calles” son el hilo conductor para hablar de experiencias urbanas, como impresores, tipógrafos y librerías.  

“En el caso de Madrid el hilo son los espacios del libro en un sentido amplio, desde las bibliotecas a los museos, desde las colecciones a los artistas como Mireia Sentís o Miguel Ángel Blanco que trabajaron a libro como un objeto”. 

Detalle de un parada de libros de viejo. Foto Alberto García-Alix | Ivorypress

Dos años de trabajo

La génesis del libro fue un encargo de Elena Foster, fundadora de Ivorypress, para celebrar el aniversario de la editorial, una casa que ha creado libros-objeto o libros-arte como uno que puede explotar (no es una metáfora) y otros “con volúmenes perforados, páginas que se confunden con lienzos, abanicos fotográficos y maletas que contienen archivos”, describe. 

«Madrid debería ser un modelo para sí mismo y para el país que, ademas de dirigir, debería inspirar”

Jorge Carrión

Carrión se pasó dos años viajando desde Barcelona, donde reside, hacia Madrid, donde visitó cada uno de los sitios descriptos en Libros de Libros.  

Gardel sonríe desde la biblioteca del fotógrafo. Foto Alberto García-Alix | Ivorypress

El caos tan ordenado de las fotos

Así como la obra se estructura en dos partes, las palabras de Carrión son tan fundamentales como las fotografías de García-Alix. 

Uno es la antípoda del otro: “él se ha tatuado, yo no; él se ha drogado, yo no; el conduce varias Harley-Davidson, yo jamás conduje una moto; él se ha peleado con armas blancas, yo nunca tuve una navaja en la mano”, desgrana el escritor. 

Y claro, si él es catalán, tenía que trabajar con un madrileño (aunque haya nacido en León). Además, recuerda que la cultura española no se puede entender “sin un vínculo entre Madrid y Barcelona”. 

Casi siempre han trabajado por separado, y en algunas ocasiones han ido juntos a bibliotecas y colecciones. Aunque los caminos hayan sido paralelos en las imágenes en blanco y negro y analógicas de García-Alix se nota la simbiosis entre ambos. 

Un ojo entrenado para capturar detalles. Foto Alberto García-Alix | Ivorypress,

Retratos de un mundo de letras

Las fotos reflejan el mismo desorden que se puede ver en tantas librerías de viejo, así como el espíritu de esos lugares donde los volúmenes se multiplican como un milagro bíblico. 

El detalle de un gato, una foto de Carlos Gardel (de la biblioteca de García-Alix, “un gran lector” según puntualiza Carrión), un papel de váter junto a un volumen olvidado, muchas doble exposiciones, ejemplares acumulados en un cubo de agua, imágenes de mercadillo y muchos pero muchos libros son postales que arman el collage de vida literaria madrileña. 

En el cierre, Carrión hace un juego simbólico con Madrid y sus letras, y califica a la capital española como un lugar “inclusivo por naturaleza, diccionario abierto y collage mutante”, que considera que “debería ser un modelo para sí mismo y para el país que, ademas de dirigir, debería inspirar”. 

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