Luna Miguel: herramientas bajo la almohada

Luna Miguel firma 'Caliente', un ensayo sobre el despertar sexual e intelectual largo y perezoso que han vivido muchas mujeres cisgénero a lo largo de sus vidas

Luna Miguel. Foto ©Laura Rosal Lumen

Luna Miguel es la autora que conozco que más ha escrito sobre la masturbación, después de Woody Allen. Con un dedo, muchas lecturas y desde casa, la autora voltea la monogamia, la suya y la nuestra. En vez de facilitarnos el contacto de un abogado matrimonialista nos introduce en un curso de fontanería conyugal.

Cuenta la escritora de Alcalá de Henares (1990) que no sabe cuántas veces pudo masturbarse en las horas siguientes a que Antonio, su pareja en ese momento, le anunciara que se había enamorado de alguien más. Historia personal que decide abordar literariamente y que se convierte en Caliente, un ensayo en el que nos sugiere que repensemos el amor, otras maneras de entender las relaciones sentimentales. La idea de pareja como un espacio estanco siempre ha tenido filtraciones. La tendencia dice que estamos pasando de achicar agua a tratar de navegarlas como buena mente podemos.

Luna no sabe cuál es el modelo ideal de relación, no cree que existe uno en concreto. Dice que cada cual tiene que encontrar lo que mejor le funcione y ayude a estar con los demás o a estar solo. En vez de dictar sentencias al respecto, Luna ha convertido su libro en una caja de herramientas que permite al lector reflexionar sobre este tipo de cuestiones como, por ejemplo, el amor en expansión. El amor plural está de moda, lo que toca es investigar por qué lo está cuenta la autora mientras intenta desayunar entre pregunta y pregunta en un despacho de la oficina de la editorial Penguin Random en Madrid..

Luna Miguel. Foto: ©Laura Rosal | Lumen.

El amor es multitud

Luna, además de masturbarse muchas veces después de saber que su pareja se había enamorado de alguien más, no supo a qué a vino ese placer inmenso al sentirse traicionada. Una palabra que se manifestó en forma de anguila y que tuvo el efecto de una descarga eléctrica.

Las relaciones abiertas existen desde que lo hacen las infidelidades. Son los convencionalismos, que nos hacen perezosos, los que perpetúan conceptos tramposos y antinaturales

Al momento se preguntó por qué iba a ser una traición que Antonio amase a otra persona. Entonces, si aquello no era traición, si no había un corazón roto al uso, hizo a un lado el drama y se preguntó qué herramientas tenía para afrontar esa situación. Aparejos que a Luna le permiten investigar, conocer las historias de los demás y a ella misma un poco más para ver qué hace al respecto. En las relaciones no es lo que nosotros queremos, se trata de llegar a un consenso, dice la autora.

Las relaciones abiertas existen desde que lo hacen las infidelidades. Son los convencionalismos, que nos hacen perezosos, los que perpetúan conceptos tramposos y antinaturales. Las revoluciones no son coto ni de sierras ni de barbudos uniformados, también se pueden hacer desde la cama.

La periodista y escritora peruana Gabriela Wiener, a quien se cita en este ensayo, es la máxima abanderada de esta causa del amor plural. Luna Miguel dice no saber si es, está o estará poliamorosa. Cambia de ideas y lee, compulsivamente, para sanarse.

En cambio, sí se considera más poliamorosa en lo editorial. Luna Miguel escribe y edita. Cuenta que ha dejado de ser celosa como escritora porque sabe que es más útil ayudando que enfadándose. Dice que editando se aprende de los demás, que es como navegar en el texto de otro.  Mover una coma es como decidir si se abre o no la relación. El consenso es la clave.  

El amor es dolor

En su libro compara una relación abierta con un sistema solar de nacientes planetas, cuerpos celestes que nadie quiere que colisionen. Una metáfora, un cliché que no puede faltar en una relación entre escritores, como lo es la suya y como lo son las que mencionan en sus conversaciones Luna y Antonio. Conversaciones que ponen sobre la mesa distintas parejas literarias. Siempre es divertido hablar de otras parejas.

Simone de Beauvoir y Jean-Paul Sartre mantuvieron una relación abierta, a diferencia de Slyvia Plath y Ted Hughes. Los primeros, cuenta Luna en boca de Antonio, sufrieron en el contexto de una relación no cerrada sobre sí misma, y los otros lo hicieron devorados por los celos y el sentimiento de posesión. Su compañero concluye que nuestra libertad consiste realmente en la posibilidad de elegir qué clase de dolor queremos experimentar.

El dolor es algo que siempre ha trabajado esta poeta del cuerpo, quien lleva desde los 15 años escribiendo sobre sus abortos, su embarazo, la muerte de su madre, de cómo se ha acostado con otras personas, etc. Literatura del yo, terapéutica y solidaria, una puerta abierta a un lugar común para muchas de sus lectoras y lectores.

En Caliente Luna se ha vuelto a exponer, la diferencia es que esta vez lo ha hecho en un género que dice no ser el suyo, la prosa (con Lumen publicó la novela El funeral de Lolita). Cuenta que a la hora de escribir Caliente se ha divertido. Que el hecho de introducir el placer de una manera tan evidente le hizo disfrutar.

El dolor es algo que siempre ha trabajado esta poeta del cuerpo, que lleva desde los 15 años escribiendo sobre sus abortos, su embarazo, la muerte de su madre o de cómo se ha acostado con otras personas

En su ensayo hay tanto placer como referencias a autoras a las que Luna Miguel lee desde hace mucho tiempo. Brigitte Vasallo, Anne Sexton, Annie Ernaux, Louise Glück, Tracey Emin, Olivia Lang, Leila Slimani, Unica Zürn, Marvel Moreno, Virginie Despentes y Paul B. Preciado. Una elección consciente que dice que viene de formación por su libro anterior, El coloquio de las perras, publicado por Capitán Swing, en el que habla de escritoras latinoamericanas del siglo XX ninguneadas.

Citar a todas estas autoras es la manera que tiene Luna de empujar, de darlas a conocer, de generar una ola que haga que las reflexiones de cada una de ellas llegue al mayor número de personas posibles. Una nueva lectora de alguna de estas autoras para Luna es un gusto.

Luna Miguel. Foto: ©Laura Rosal | Lumen.

El consenso como fuente de placer

Gustosa también lo puede ser la sumisión. Un concepto morboso, que no contradictorio. Una consecuencia que deriva del conocimiento de nuestro cuerpo. Luna Miguel dice que cuando una conoce su cuerpo también decide qué quiere hacer con él. La sumisión y la violencia, dentro del juego sexual, no es algo contradictorio en el sentido de que tú lo eliges de manera consciente después de una deconstrucción, argumenta la escritora. La asfixia y el tortazo se convierten en otros senderos del placer, como lo es que nos masturben con dulzura. Que mejor que estar con alguien con quien puedes decidir una cosa o la otra o una combinación de ambas.

Sin olvidarnos de la masturbación, de nuestra mano y de los libros de Luna Miguel y de las películas de Woody Allen, autores que firman obras tan estimulantes como el Satisfyer y más económicas.

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