El Mediterráneo, el lienzo azul en el que se tejió la historia de Occidente

Los libros ‘Un mar sin límites’ y ‘El Mediterráneo’ analizan cómo las civilizaciones crecieron, realizaron intercambios y conquistaron imperios a través de este mar y los demás océanos

Barcos navegando. Foto PIXNIO

Muchos libros relatan la historia de la humanidad describiendo de batallas en campos devastados, el crecimiento de las ciudades, la construcción de gigantescos monumentos, largas marchas de ejércitos y asedios a castillos.

Pero si el 70% del planeta Tierra es agua, es lógico que también haya libros de historia que cuente la evolución de las civilizaciones desde la perspectiva de los mares y océanos.

Estas semanas han coincidido la publicación de dos grandes obras desde esta óptica: ‘El Mediterráneo. Cuna de encuentros y conflictos entre civilizaciones’ de John Julius Norwich (Ático de los libros) y ‘Un mar sin límites. Una historia humana de los océanos’ de David Abulafia (Crítica).

Lo de ‘grandes’ no es gratuito: el primero es un volumen de 784 páginas y el segundo es más contundente: 1.390 páginas.

Grabado de un barco fenicio. Foto Wikipedia

Miles de años desde el agua

Es que no es fácil sintetizar cientos de miles de años de historia desde los inicios de la navegación hasta la intrincada red de comercio mundial que se despliega, como una telaraña, por mares, canales y ríos del mundo.

“El 90% del comercio mundial se realiza a través del tráfico marítimo”.

David Abulafia

Pero como un mar sin olas y con viento de popa, la prosa de estos autores permite que los textos fluyan sin contratiempos, donde el rigor histórico va de la mano de la seducción al lector.

Como curiosidad, cabe añadir que estos dos autores representan un clásico del mundo académico: Norwich (fallecido en 2018) estudió en Oxford mientras que Abulafia es profesor en Cambridge.

Réplica de una embarcación vikinga. Foto Wikipedia

La cuna de Occidente

Norwich, con acierto, toma al Mediterráneo como “la mayor cuna de culturas del planeta”. No es que sea un enfoque eurocéntrico, es que a lo largo de las costas del Mare Nostrum están las raíces de algunas de las civilizaciones más fascinantes, como Egipto, Grecia y Roma; y de las tres religiones que regulan la vida de buena parte del planeta: el judaísmo, cristianismo e islam.

Portada de 'El Mediterráneo'. Imagen: Ático de Libros
Portada de ‘El Mediterráneo’. Imagen: Ático de Libros

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Precisamente la tierra de los faraones es el punto de partida de este autor, en un viaje que sigue por Grecia donde a pesar del poder marítimo de Atenas no pudo consolidar un imperio como el romano (excepto por la sorprendente pero breve conquista de Asia de Alejandro Magno).

Roma dominó el Mediterráneo, y todavía sus huellas se encuentran en lugares tan distantes como Cádiz, Túnez, Amman y Sicilia.

Sus flotas y ejércitos convirtieron al gigantesco mar en un lago, predominio que luego traspasó al imperio bizantino tras la caída de Roma, y que siglos más tarde generaría en un equilibrio de poder alternado entre los poderosos otomanos y los imperios navales de Génova, Venecia y la corona de Aragón (y luego España).

Las carabelas de Colón lograron la proeza de cruzar el Atlántico. Foto Wikipedia

Auge y decadencia

Tras la Edad Media, mientras Italia brillaba con el Renacimiento, las potencias emergentes de Portugal y España, y más tarde los Países Bajos, Inglaterra y Francia pusieron sus ojos en el Nuevo Mundo y el Mediterráneo pasó a un plano secundario.

Sin embargo sus aguas fueron protagonistas de grandes batallas como la de Lepanto y asedios como los de Solimán el Magnífico sobre Rodas y Malta.

Norwich se centra en la conquista de Egipto por Napoleón en un interesante regreso a los orígenes y aborda cómo la Primera Guerra, que fue un conflicto que todos recuerdan por el infierno de las trincheras, también tuvo al Mediterráneo (bueno, a sus mares aledaños) como escenario con batallas como la de Galípoli.

Batalla de Lepanto. Foto Wikipedia

La humanidad a través de la conquista oceánica

David Abulafia en 2011 había publicado una historia del Mediterráneo. Pero ahora da el salto a un proyecto más ambicioso: relatar la historia de la humanidad a través de los océanos.

Portada de 'Un mar sin límites'. Imagen Editorial Crítica
Portada de ‘Un mar sin límites’. Imagen Editorial Crítica

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Este autor toma a los mares del mundo como un escenario de comercio, comunicación y progreso; pero también como campo de batalla y de rápidas expansiones imperiales.

Su tesis es que no se puede hablar, en la actualidad, de una división del globo en tres océanos (cinco si al Atlántico, Pacífico e Índico se le suman el Ártico y el Antártico), sino que más acertado es el concepto de ‘Océano mundial’.

Del océano más antiguo al más joven

Pero para llegar a ese punto el autor sí que recurre a la división geográfica, remontándose al “océano más antiguo” como denomina al Pacífico.

“El Mediterráneo es la cuna de Occidente”.

John Julius Norwick

Allí describe cómo esta gigantesca masa de agua no impidió a los pueblos polinésicos navegar en precarias embarcaciones, y de qué manera se produjeron los primeros intercambios de lenguas, objetos y costumbres, en un escenario que prolonga hasta el siglo XIV, en que China tuvo una flota tan grande que las expediciones de Colón y Vasco da Gama daban risa.

Encuentro entre europeos y pueblos de la Polinesia

En la segunda parte se viaja por el Índico y sus mares aledaños, donde se repasa el surgimiento de grandes civilizaciones en el Lejano Oriente, en una serie de descubrimientos a tres bandas entre la península del Indostán, la arábiga y la franja del este africano.

La tercera se centra en el Atlántico, caracterizado como el “océano más joven” por cuanto a pesar de los milenios los pueblos costeros de Europa y África apenas se aventuraron de sus costas.

Tras la avanzada vikinga en Terranova, recién en el siglo XV Portugal y España construyeron los primeros puentes permanentes entre las masas continentales.

Embarcaciones en angustia, pintura de Ludolf Bakhuysen. Foto Flickr

El diálogo entre las grandes masas de agua

Conforme las ciencias de la navegación fueron avanzando, entre 1492 y 1900, “los océanos comenzaron a dialogar”, plantea Abulafia; en una fascinante historia donde se cruzan piratas, corsarios, exploradores, traficantes de esclavos, aventureros y cientos de personas que se aventuraron a lo desconocido en búsqueda de un futuro mejor.

El 90% del comercio mundial se realiza por mar

La quinta y última parte plantea el dominio final del hombre sobre las extensiones oceánicas, al recordar cómo el comercio y el tránsito de personas se multiplicó sobre las superficies de olas y vientos, al punto que el 90% de las mercancías del mundo se transporta por los mares.

Si alguien saborea una tortilla de patatas, escribe en una hoja de papel en caracteres latinos o se sorprende con los fuegos artificiales, no viene mal recordar que si han llegado a nosotros ha sido gracias al dominio de los océanos.

a.
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