Librería Primera Página: la trinchera de Tamara y Fidel

Tamara Crespo y Fidel Raso regentan en Urueña la librería Primera Página: aunque sus vidas son dignas de contar, han preferido ‘traficar’ con la de sus autores favoritos

urueña libreria primera pagina. Foto Fidel Raso.

Librería Primera Página, en Urueña. Foto Fidel Raso.

Tamara Crespo y Fidel Raso son muchas cosas. No han dejado de ser ninguna de ellas en Urueña, pueblo vallisoletano en el que vive esta pareja de vascos. Los dos son libreros, los dos, de alguna manera, siguen siendo periodista ella y fotoperiodista él. Los dos también son unos románticos empedernidos a quienes conversar con sus visitas les alegra el día. Más en estos tiempos pandémicos, confinados y aislados.

Los dos son tres si contamos a Chuche, un gato que adoptaron y que se ha convertido en la estrella de la librería Primera Página. Una trinchera en la que hay más libros que espacio y a la que a los que la visitan les gustaría volver con más frecuencia. Son los inconvenientes de que tu cliente más cercano viva a cincuenta kilómetros de distancia de tu negocio. Negocio es una palabra que no termina de encajar con la de librería. Tampoco está muy claro quién gana más, si el que vende o compra el libro.

Sea lo que sea, a esta pareja les bastó con ver una vez Urueña para enamorarse y mudarse al pueblo y a su regreso de Ceuta, 10 años después, abrir una librería para ganarse la vida y para seguir conectados con el mundo por medio de historias. Historias que ellos ya ni escriben ni fotografían.

Tamara Crespo en la librería Primera Página. Foto: Fidel Raso.

Urueña

Antes de instalarse en Urueña, Tamara escribía para El Mundo y Fidel lo hacía para Diario 16, los dos desde el País Vasco. Un amigo común les llamó y les animó a que se sumaran al proyecto de expansión regional del grupo Prisa como periodistas de la redacción del periódico el Día de Valladolid. Se mudaron de Sestao a la ciudad de  Delibes en octubre de 2000. Al tiempo que trabajaban viajaban por la provincia y sus alrededores. La Tierra de Campos, con sus castillos e iglesias, era un lugar desconocido que a los dos les sedujo. Wamba, con su iglesia de Santa María y su osario les encantó, Urueña les enamoró, a pesar del frío con que les recibió a principios de 2001.

Urueña se jacta hoy de ser el único pueblo en España en tener más librerías que bares

Urueña es un pueblo amurallado con un pie en el campo y otro en la cultura. Se encuentra ubicado en lo alto de un cerro, lo que le hace parecer un centinela con la vista puesta en la llanura que se extiende a sus pies. A Fidel le gusta decir que en esa planicie el paisaje es la ausencia. Es un fotógrafo con la mirada de un poeta.

No se lo pensaron mucho y se volvieron a mudar, esta vez de Valladolid a Urueña. Tamara quería vivir en un sitio en el que pudiera ver el campo desde su casa. Le bastaba asomarse por las mañanas y respirar una bocanada de aire para aguantar la jornada laboral que le esperaba en la redacción del periódico. Descansar aquí los días libres era una suerte. Este pueblo, además, le añade la posibilidad de pasear por un adarve que también es un mirador desde el que contemplar esa llanura vacía, los tejados de tejas viejas de las casas y disfrutar del silencio. Tamara recuerda que, por aquel entonces, Urueña era un pueblo en el que su calle estaba sin asfaltar y su vecina le traía natillas y huevos caseros.

Urueña. Foto: Fidel Raso.

Sinergias rurales

Ella y él no eran los únicos forasteros, también se instaló una pareja de madrileños que montaron un estudio de diseño, el actual el ESPACIO DiLab, además de la Fundación Joaquín Díaz, un centro de estudios etnográficos y la librería Alcaraván.

Tamara y Fidel aportaron al pueblo el periódico El Cisco, en el que también trabajaban los otros forasteros. Gracias al mismo se tendió un puente entre ellos y los lugareños. Como muchos de los más importantes periódicos del mundo, El Cisco tuvo una segunda época. La primera duró hasta 2004, año en el que Tamara y Fidel se mudaron a Ceuta para trabajar en El Faro, el periódico decano ceutí. Este nuevo traslado se debió a que el grupo Prisa vendió la cabecera del Día de Valladolid y se quedaron sin trabajo. La precariedad laboral en el periodismo empezaba a ser una constante.

Ceuta

En Ceuta estuvieron diez años, una estancia más prolongada de lo habitual. Esta es una ciudad donde la gente va y viene, la rotación es la norma. Mientras tanto, no dejaron de ir a Urueña, a su casa. En ese tiempo el pueblo se convirtió en 2007 en la Villa del Libro. Un proyecto cultural, sobre el papel resulta muy atractivo, inspirado en otras villas del libro existentes en Europa: Hay-on-way, en el País de Gales -la más antigua-, Redu en Bélgica, Montolieu en Francia, Bredevoort en Holanda…

Urueña atrapó a esta pareja de vascos no una sino dos veces. Foto: Fidel Raso.

El denominador común de todas ellas es la dinamización económica, cultural y turística a partir de la recuperación de los espacios públicos como lugares de compraventa de libros y la celebración de eventos culturales relacionados con la literatura. Actualmente el mantra que repiten las autoridades vallisoletanas es que ‘en Urueña hay más librerías que bares’, un eslogan con la eficacia de un decorado cinematográfico.

Para sus dueños (y sus clientes) la librería Primera Página es una trinchera, un pequeño espacio para el periodismo, la fotografía y el espíritu viajero

Tamara describe la década en Ceuta como una experiencia personal y profesional alucinante y difícil. Ceuta y Melilla, donde también estuvieron, son ciudades pequeñas y aisladas en las que ejercer el periodismo es más complicado y arriesgado respecto a otras españolas. Cubrieron los primeros saltos masivos a la valla por parte de los migrantes de diferentes nacionalidades africanas. Una valla doble reforzada por cables tensos de acero cruzados y que aumentó su altura, de tres pasó a seis metros. De los intentos de cruzar al otro lado saltando la valla se pasó a las pateras. Como un horror describe Tamara todo lo que sucedía y cubrían. También les tocó cubrir temas de narcotráfico en el Estrecho, tiroteos y el auge del yihadismo. Cada vez eran más los terroristas suicidas que pasaban de Ceuta, Melilla y la vecina Tetuán en Marruecos, a la península.

En 2014, con Fidel cerca de la jubilación y Tamara en su mejor momento pusieron fin a su estancia en Ceuta y regresaron a Urueña. Lo hicieron sabiendo que a una redacción no volvían, pero sin haber decidido qué podían hacer en aquel pueblo medieval que tanto les gustaba. Entonces surgió la idea de abrir una librería de periodismo, fotografía y viajes. Una manera de seguir conectados a lo que no ha dejado de ser su vida y cómo la entienden.

Primera página

La librería Primera página es pequeña y leyenda, apostilla Fidel. Tamara la concibe como una trinchera, un pequeño espacio para el periodismo, la fotografía y el espíritu viajero. Todo está relacionado, todo ello y mucho más forma parte de sus vidas desde que decidieron ser periodistas, oficio con mucho que decir y compartir.

Librería Primera Página: Foto Fidel Raso.

Esta es una pequeña librería llena de grandes historias. Tamara la gestiona y selecciona su fondo de libros, algo que hace con ilusión y delicadeza. La decoración es cosa de los dos, hay objetos que se han traído de sus viajes por el mundo. Tampoco faltan las fotografías de Fidel. En una de las imágenes se ve a un hombre (un refugiado sirio) que amenaza con tirar a un bebé (su hijo) al vacío. A esta foto se suman otras que reflejan acontecimientos históricos del siglo XX y resumen la trayectoria y lo que ha visto in situ Fidel: la Caída del Muro de Berlín, la Primera Guerra del Golfo, las primeras elecciones democráticas en Rusia, el terrorismo de ETA y, más recientemente, las historias de inmigrantes y refugiados.

Las fotografías de Fidel acompañan los títulos y títulos que Tamara selecciona para la librería

En una librería la presencia y el contacto con la clientela es clave. La ubicación de Primera página hace que su presencia en internet también lo sea. Desde el principio Tamara tuvo claro que la librería iba a tener página web y perfiles en las redes sociales (Twitter, Instagram y Facebook). En ellas cuenta y comparte todo lo que hace, que es mucho. Tamara dice estar encantada y orgullosa de la participación que consigue en todo lo que hacen, del apoyo de compañeros periodistas, y con la reacción de la gente cuando entra y les piropean, de viva voz o en las redes, o les compran libros a través de la venta on line.

Si el paisaje que rodea a Urueña está vacío, la agenda de Tamara está repleta. Además de librera, colabora de manera quincenal en Radio Nacional, en el programa Entre dos luces, con una sección en la que extrae canciones y hace listas de música a partir de los libros que se ha leído y le han gustado. Aunque, a veces, habla de Tánger, Roma y París, ciudades que le apasionan y que también son música para ella.

Han pasado cinco años desde que abrieran Primera página, han cruzado lo que los economistas denominan la frontera de la amortización. Instalados en su librería trinchera de Urueña, Tamara y Fidel, que podían haber escrito un libro, una crónica de sus años en Ceuta, han preferido dar a conocer y vender los libros y las crónicas que escriben otros.

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