Ken Follett: ‘Siempre quise ser el escritor que soy’

Ken Follett publica ‘Las tinieblas y el alba’, precuela de su novela más famosa: ‘Los pilares de la Tierra’. El autor desvela algunas de sus claves para Tendencias

Ken Follett. Foto (C) Olivier Favre | West Stow Anglo Saxon Village.

Ken Follett. Foto (C) Olivier Favre | West Stow Anglo Saxon Village.

Te pasas el día criticando la literatura comercial y, de repente, te descubres devorando la última de Ken Follett. Así es la vida, amigos. Pasas las páginas de Las tinieblas y el alba, precuela de Los pilares de la Tierra, y sientes el mismo placer que cuando bebes un gran vaso de agua a primera hora de la mañana. Entra fácil, relaja la mente, sacia el cuerpo. Pues lo mismo con las novelas del galés.

La gente del mundillo cultural nos pasamos el día probando cócteles de todo tipo. Buscamos combinaciones elaboradas, sabores sorprendentes, colores atractivos. Pero de vez en cuando, por ejemplo tras una noche de excesos, echamos un trago de agua y, ¡uf!, suspiramos de placer. Y es esa exhalación, exactamente esa misma exhalación, la que uno suelta cuando cierra uno de esos mamotretos de mil páginas que escribe el rey de la novela histórica de suspense. Ahhhhh…

170 millones de libros después

Eso, no lo vamos a negar, relaja a cualquiera: “Siempre quise escribir historias que entretuvieran a millones a personas –dice-. Nunca he querido escribir para un pequeño grupo de lectores muy sensibles. No, yo quería ser un escritor popular, un escritor muy leído. Es decir, quería ser el escritor que soy en la actualidad”.

“La gente dice en la actualidad que los vikingos eran sexis, pero lo cierto es que eran asesinos, ladrones y esclavistas”

Ken Follet

Ken Follett es consciente de eso. Por supuesto que lo es. Los 170 millones de ejemplares que ha vendido a lo largo de su vida le dan la seguridad de que está haciendo lo correcto. Y, si alguna vez tiene alguna duda al respecto, abre su cuenta bancaria y observa la cantidad de ceros que contienen los 55 millones de euros que ha ganado con sus títulos.

Ahora publica Las tinieblas y el alba (Plaza & Janés), una novela coral que termina en el momento en que empieza Los pilares de la tierra y que reconstruye la transición entre la Edad Oscura –periodo de tiempo comprendido entre la caída del Imperio Romano y el nacimiento de la nación que hoy llamamos Reino Unido- y la Edad Media. “Ese pedazo de la Historia es muy interesante porque muestra a tres culturas distintas chocando entre sí: los anglosajones, que eran los que vivían aquí; los vikingos, que llegaban y atacaban a placer; y los normandos, que constituían una civilización mucho más sofisticada. Los tres mantenían una lucha para controlar el país”.

En el centro de la narración, un joven constructor de barcos que, cuando va a fugarse con la mujer casada con la que mantiene relaciones, tropieza con una flota vikinga que viene a saquear, violar y matar. Entre los muertos, la amada del protagonista. Y luego ya viene el resto de la novela, que básicamente narra la transformación de un pueblo miserable en la floreciente ciudad de Kingbridge, territorio imaginado en el que Follett ambientó la trilogía de la catedral.

Batallas y amores, vikingos y normandos

Como no podía ser de otro modo, entre la desaparición del pueblo y el arranque de la ciudad, hay batallas, amoríos y traiciones, que es lo que debe tener toda ficción que aspire al gran público. Y si además contiene vikingos y normandos, pues mejor que mejor. Los primeros nada tienen que ver en esta novela con la imagen de aguerridos y atractivos machotes que ahora dibujan por doquier, siendo más bien un hatajo de cafres que, de tanto en cuando, desembarcan en Britania para esclavizar a la población. “La gente dice en la actualidad que los vikingos eran sexis, pero lo cierto es que eran asesinos, ladrones y esclavistas”, zanja Follett. “Eran como la mafia de la época”.

Ken Follet. Foto Olivier Favre
Ken Follet. Foto: (C) Olivier Favre | West Stow Anglo Saxon Village.

En cuanto a los normandos, Follett los retrata como una sociedad más sofisticada que la anglosajona, algo que muchos especialistas le han discutido y que el autor resuelve diciendo que “se trataba de una civilización más avanzada que, por ejemplo, construía castillos y catedrales. Antes de que ellos llegaran a Inglaterra, aquí no había ninguna edificación interesante”.

Por otra parte, el autor galés no se calla las verdades y retrata con especial dureza las prácticas esclavistas que los anglosajones tenían en aquel periodo: “A los ingleses no les gusta pensar que provienen una sociedad basada en la esclavitud y por eso los historiadores británicos hablan poco del tema. Sienten vergüenza ante esta realidad, pero lo cierto es que, en aquella época, una de cada diez personas era un esclavo”.

Follet ha vendido 170 millones de libros, 43 millones solo de ‘Los pilares de la tierra’, la misma que un editor español no quiso publicar por considerarla demasiado demasiado larga

Libertad con mayúsculas

Pero si hay un tema que recorre toda la obra de Follet desde sus orígenes es sin duda es el de la libertad. El superventas ha escrito sobre la intolerancia religiosa, sobre la lucha de las sufragistas, sobre los derechos civiles de la década de los 60s… Y en Las tinieblas y el alba no hace una excepción. Porque lo que plantea ahora es la búsqueda de la mayor de las libertades: la que otorga la justicia.

Portada Las Tinieblas y el alba, Ken Follet.
‘Las Tinieblas y el alba’, Ken Follet. Plaza & Janés.

El periodo que el autor revisita es, precisamente, aquel que se caracterizó por el deseo del pueblo de conseguir una ley que hiciera a todos los ciudadanos iguales. Una ley, por tanto, que hoy llamamos justicia.

Por supuesto, Follett es un experto en la ambientación histórica, algo especialmente interesante si tenemos en cuenta que casi no hay datos sobre el periodo del que trata esta novela: finales del siglo X e inicios del XI. “Prácticamente no hay documentación –explica-. Los anglosajones construían sus casas con madera y paja, y todo eso ha desaparecido. Por suerte, existe el Tapiz de Bayeux, que es una especie de tira cómica en la que aparece una enorme cantidad de información sobre la vida cotidiana de aquel entonces”.

“A los ingleses no les gusta pensar que provienen una sociedad basada en la esclavitud y por eso los historiadores británicos hablan poco del tema»

Ken Follet

Follet escribe constantemente porque si no sería incapaz de terminar sus novelas en tres años: el primero lo dedica a la documentación, el segundo a la redacción y el tercero a la corrección. Sus narraciones son extensas, pero no se asusten por eso. Las tinieblas y el alba tiene mil páginas, pero se devoran con una facilidad pasmosa. Se sienta uno a leer y, ¡plaf!, han transcurrido quince capítulos en un abrir y cerrar de ojos.

Así que no sean perezosos y, sobre todo, no hagan como aquella editorial española que, cuando recibió Los pilares de la Tierra, la rechazó por considerarla demasiado larga. Seguro que el editor en cuestión, 43 millones de ejemplares después, sigue dándose de cabezazos contra la pared.

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