Un viaje por los sonidos de los paisajes de España

Un libro invita a viajar por los paisajes de España aprendiendo a distinguir los sonidos de sus animales, en un calendario auditivo que se prolonga todo el año

Muchas veces los urbanitas dicen que les gusta salir al campo, la sierra o la playa para encontrarse con el silencio de la naturaleza. Eso no tiene sentido: en cualquier lugar, a cualquier hora, sea el ambiente que sea, siempre hay sonidos. Siempre.

A lo sumo, la excepción puede ser un sitio quemado. Tras el paso de las llamas, “donde antes resonaba la música del bosque, ahora solo escuchamos el viento y el silencio”.

Quien dice eso es Carlos de Hita, especialista en la grabación de sonidos ambientales, colaborador en medios de comunicación y películas, y autor de varios libros.

Tras los sonidos de la naturaleza

El último de ellos es ‘El sonido de la naturaleza. Calendario sonoro de los paisajes de España’ (Anaya Touring), un viaje por las cuatro estaciones, mes a mes, por las geografías española capturando todo lo que el oído humano puede sentir. Y lo que no, también.

COMPRAR ‘El sonido de la naturaleza. Calendario sonoro de los paisajes de España’, de Carlos de Hita

Este es un libro sonoro. No como esos libros infantiles con audios, sino que cada lugar que De Hita presenta tiene un código QR que conduce a un video, donde se escucha lo que ha registrado con sus equipos. Sugerencia: escúchelo con auriculares.

De Hita soportó estar tres meses en el frío de los bosques de Badajoz para captar unos segundos del maullido del lince ibérico

Si se trata de sintetizar su trabajo, se resume en la palabra paciencia. O tenacidad. Porque este experto soportó estar tres meses con el frío a cuestas en las noches de la Campiña Sur de Badajoz para registrar unos segundos de maullido del lince ibérico.

O soportó el hedor de una vaca en descomposición en la Sierra de San Pedro (Cáceres) mientras los buitres, zorros, las moscas y otras especies disfrutaban de un banquete de carroña (hasta que una de estas aves arruinó uno de los micrófonos a picotazos en búsqueda de algo que llevarse al estómago).

Imposible ser invisible en la naturaleza

Los textos que acompañan cada experiencia destilan una agradable literatura, abundante en metáforas, donde De Hita trata de mantenerse invisible pero sabe que su presencia es detectada, aunque sea por el olfato de los ciervos y gamos.

Así que quiera o no, la observación se convierte en interacción. Y así lo cuenta en sus páginas.

Cómo cambia los sonidos de la naturaleza estación a estación

El autor describe cuáles son los sonidos de sitios tan diferentes como las tierras volcánicas de Canarias, las lagunas de Navarra, el Real Jardín Botánico de Madrid o los humedales del Parque Nacional de Doñana, en Huelva.

Páginas del libro de los paisajes sonoro. Foto Anaya Touring

Describe cómo en el invierno el silencio va dejando paso a graznidos de cuervos y la cacofonía de las grullas, de qué manera en primavera llegan oleadas de sonidos de “nuevas voces que se unen al concierto natural”, cómo en el verano las aves aprenden sus lenguajes y especies como los corzos “ladran sus celos”, y que “no hay acontecimiento sonoro que marque más nítidamente el cambio de estación”.

Dos vías para seguir los caminos de las naturaleza

El lector tiene dos caminos para este libro. El sugerido es el que propone el autor, ir mes a mes viajando por España escuchando aves, mamíferos, batracios e insectos.

Pero creo que De Hita no se ofenderá si uno salta de página en página, del bosque al desierto y de la ría a los pueblos abandonados, para armar su propio paisaje sonoro.

Así se puede viajar escuchando a los estorninos pintos en la laguna del Taray en Toledo a los búhos de los pinares piñoneros del Aljarafe sevillano o las gaviotas de las islas Cíes; los azulones, cercetas, silbones, rabudos, frisos, cucharas y colorados de las lagunas de la Mancha Húmeda, la pelea de unos gorriones por un grano de cebada, el agua que adopta todas las voces en la Alhambra de Granada, o la espera de un corzo en Valsaín, en la Sierra de Guadarrama (donde vive De Hita).

El lince ibérico, un cromo que vale oro. Ilustración Francisco Hernández

Acuarelas, fotos y dibujos de la naturaleza

El libro es acompañado por hermosas ilustraciones de Francisco Hernández, donde dibuja a los animales protagonistas de cada experiencia.

En ocasiones el dibujo parece estar incompleto, en otras hay un par de manchas, como las pruebas de color del artista.

No es casualidad: lo que hacer Hernández es simular esa visión fugaz del vencejo que vuela como una flecha, del murciélago que apenas se deja ver con sus bruscos cambios de dirección, del becerro oculto en el follaje o del aleteo negro de la urraca en la copa de un árbol.

Carlos de Hita, experto en capturar sonidos. Foto Anaya Touring

Aprender a diferenciar los sonidos de la naturaleza

Con sus descripciones De Hita enseña a diferenciar sonidos y a aprender a llamarlos como corresponde: “el pazpallar de la codorniz, el charlar del zorzal charlo, el tamborilear del carpintero, el croar de las ranas, el arruar de los jabalíes, el maullar de los mochuelos y el rumbar de abejorros”, puntualiza.

El autor recuerda que hay muchos sonidos (como los chillidos del murciélago) que son inaudibles para los oídos. Y la falta de entrenamiento de los que vivimos en la ciudad también conspira en contra, donde como mucho, uno puede diferenciar el sonido de un pájaro de un insecto.

Con un libro así, se aprende a desarrollar el oído. Y vale la pena hacerlo, antes de que la agricultura intensiva, la quema de bosques, y la pérdida de especies convierta a los paisajes de España en un páramo sonoro.

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