Bob Pop: una voz más del coro

A rebufo de su estreno como guionista en 'Maricón perdido', Bob Pop presenta Mansos, una novela rescatada y publicada, diez años después de su primera edición, por Alfaguara.

Bob Pop. Foto: ©Mauricio Retiz | El Terrat.

Bob Pop no quiere. Ama. Dice que tiene el umbral del amor muy bajo, al contrario que el umbral del dolor. Es más fácil conmoverle que hacerle daño. Tiene callo y ganas afecto. Son muchos los golpes que ha recibido este luchador que siempre soñó con escribir.

Más que tirarlo los golpes de la gente normal, ha ido a parar a la lona de puro cansancio. Cada derrota era su manera de decir que no se iba a rendir, a resignarse a ser lo que los demás querían que fuera para no incomodarlos. Tratar de cambiar a palos y a base de insultos la naturaleza de los otros parece que es el método de unos pocos. El odio y la rabia como recurso y elección es mal asunto. Por lo visto es rentable, mucho más que la aceptación y el respeto.

Bob Pop dice que una persona LGTBI (Lesbiana Gay Transexual / Transgénero Bisexual Intersexual) no sufre por quién es, sino por quién son los otros.

Bob Pop ha estrenado en TNT la serie ‘Maricón Perdido’

“El gran problema que no entendemos es que a quién hay que cambiar es a los otros, a los que están llenos de odio. Durante mucho tiempo los que hemos recibido las agresiones nos hemos culpado. Pensamos que de algún modo hemos provocado su rabia, su ira y su odio. Cuesta mucho quitarse esa sensación de culpa”, relata, desde su silla de ruedas en un despacho de la oficina de Penguin Random House en Madrid, el autor de la novela Mansos (Alfaguara), y guionista, con ayuda del cómico Berto Romero, de la serie Maricón perdido, del canal TNT.

Una vida en una novela y en una serie

La autoficción es el género por defecto. Escribir de lo que uno conoce, de sí mismo, te evita las correcciones de los demás y las demandas. Es tentador contar quiénes somos, aunque, como dice Bob Pop, “La autoficción no sólo es lo que te pasó, sino también cómo recuerdas y cómo reescribes lo que viviste”.

«El gran problema que no entendemos es que a quién hay que cambiar es a los otros, a los que están llenos de odio»

Bob Pop

Cuenta el autor de Mansos y de Maricón perdido que lo que ha hecho para escribir la novela y el guion de la serie, respectivamente, ha sido contar su historia. Experiencia vital que ha tratado y manipulado como si de un material literario y audiovisual se tratara.

De esta manera, durante el proceso de creación, no ha sentido dolor alguno al recordar el pasado porque dice que él ya estuvo allí. Su única obsesión ha sido hacerlo bien y confiar que su abuelo esté orgulloso de él.

La exposición como relato

¿Qué es exponerse, convertirse en un producto? ¿Hasta qué punto conocen los demás a la persona que decide contarse a sí misma? Bob Pop dice que exponerse es una posición política. Se usa a sí mismo para hablar de él y de muchas otras personas que no tienen el privilegio de tener voz.

Para este autor la exposición es lo contrario a enfrentarte a peligros. Para él exponerse es la única forma de tener encuentros con los demás y de encontrar afectos. Cree que si te ocultas nadie sabe quién eres y pasa algo terrible que él mismo trata de evitar siempre porque le ha pasado durante su adolescencia, cuenta.

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“Yo no quiero que me traten como quien no soy, yo no quiero que me traten como yo finjo ser para que ellos me acepten y no me agredan. Yo quiero que me traten como quien soy de verdad”, dice. Mostrarse como es al autor le evita tener que dar explicaciones, que se le malinterprete y que los canales de comunicación y de encuentro estén lo más limpios posible.

Ante la soledad, literatura

Más que un referente se considera uno más. Una voz extra, una voz que se combina con otras muchas más. Piensa que entre todos se puede configurar un coro de voces, un coro en el que Bob Pop está encantando, dice que otra cosa es si le tocase ser solista.

En su caso sus referentes fueron los autores de los libros que le recomendaba su abuelo leer. De su abuelo dice que “Intuyó que el niño era marica, me dio pistas formativas, porque de aquello no se hablaba. Descubrir que había otras vidas posibles para mí fue fundamental”.

«Seguimos buscando la validación de los otros, seguimos esperando que los otros nos dejen jugar en su pandilla»

Bob Pop

Sus padres, en cambio, si lo intuyeron parece que optaron por otro camino. De su madre dice que era la típica que si hubiera sido la de otro le hubiera fascinado, que lo malo es que le tocó que fuera la suya. Del padre dice mucho en la serie sin mostrarnos su rostro.

Pasado el tiempo entendió la impotencia de sus padres a la hora de enfrentarse a un hijo como él. Entendió que no sabían cómo hacerlo, entendió el miedo a lo que el mundo exterior le pudiera hacer a él. Algo que Bob Pop interpreta como un pequeño triunfo de la LGTBIfobia, “porque los padres, la gente que nos quiere, no sufren porque nos rechacen, sufren por el daño que nos pueden infligir la gente que nos odia. Es decir, prefieres que tu hijo sea cis hetero porque así se va ahorrar el odio de esa gente. Eso es muy duro”.

Bob Pop. Foto: ©Mauricio Retiz | El Terrat.

La tiranía de la Tierra Prometida

Cuenta que cuando llegó a Madrid, procedente de un pueblo vecino, Chueca era la Tierra Prometida en su cabeza. Cuando llegó al barrio se dio cuenta que no lo era. En Chueca sintió el mismo rechazo, por razones diferentes, que en su pueblo. Tuvo la sensación de no encajar en ningún sitio. Dice que a lo mejor ese es el origen de buscar un sitio y un nombre. Una nueva identidad con la que poder encajar.

En ese contexto, las saunas y los parques en los que se practicaba el cruising fueron espacios en los que pudo probar a ser otras personas y también sitios donde podía observar con qué personaje se quedaban los demás. Dice que en el mundo del ligue gay se siguen reproduciendo actitudes del patio del colegio.

“Seguimos buscando la validación de los otros, seguimos esperando que los otros nos dejen jugar en su pandilla. El sexo, para mí, durante mucho tiempo tuvo que ver con la aceptación por parte de los demás”, explica.

Continúa diciendo que las saunas y el cruising en parques como El Retiro de Madrid fueron experiencias que vivió de manera muy natural. Ambos lugares le parecen unos espacios con unos rituales súper interesantes y con unos protocolos muy curiosos. Códigos que ha contado en la novela y en la serie. Sitios en los que se puede estar sólo sin que nadie te mire como un solitario, sitios en los que las cosas que veía que sucedían las convirtió en literatura. Se pasaba las horas, entre otros gerundios, mirando, observando e imaginando. “Más que de seguridad, eran espacios de paz. Aunque te sentías juzgado constantemente por un cuerpo no normativo. Motivo por el que también en estos sitios te sentías rechazado”, explica.

El derecho de todos los cuerpos

Los cuerpos que describe en la novela y los que se ven en la serie más que de catálogo de moda talla XS son de piscina municipal. Cuerpos de verdad que tienen derecho también a desear y ser deseados. “Hablamos muchas veces del derecho que nos deseen, pero se nos olvida hablarnos sobre qué nos pasa cuando alguien considera que nuestro deseo es ilegítimo porque nuestro cuerpo es ofensivo hacia los demás. Yo también he querido darles a mis personajes ese derecho”, cuenta Bob Pop, un tipo más reivindicativo por los derechos LGTBI que un superviviente.

Maricón perdido no es una historia de supervivencia, es una historia de fantasmas. Cuenta que los dos personajes que le interpretan no sobrevivieron, no lo consiguieron. Hay un momento en el que el dolor acaba con ellos y añade, “El que queda, que soy yo, no he sobrevivido a nada. Yo soy un fantasma de ellos, mutilado”. En la novela y en la serie muestra que hay encuentros con gente que te salvan. No sólo la bondad de los desconocidos, también la de los conocidos.

Bob Pop es escritor y una persona reivindicativa. El día del Orgullo es el día del Orgullo LGTBI. Un día en el que se celebra una manifestación reivindicativa del fin de la vergüenza que durante mucho tiempo les hicieron sentir a muchas personas como él. “No tiene que ver con la soberbia, tiene que ver con que se acabó la vergüenza, el esconderse. Es importante saber que todo lo que hemos aprendido en esta lucha debería aplicarse al resto de la sociedad», explica.

“Tenemos experiencias en batallas, que nos usen para cambiar a mejor las cosas. No todo tiene que ver con la tendencia sexual y el género, también tiene que ver con la clase social, con la capacidad y la discapacidad. Es un movimiento transversal, como el feminismo. Yo siempre defiendo que los hombres y las mujeres cis heterosexuales son mucho más libres gracias al movimiento LGTBI y feminista”.

¿Por qué un tipo que es delgado, cabrón y heterosexual tiene más derechos y no tiene nada que cambiar de su naturaleza que un tipo que es gordo, empollón y maricón? Las gafas del gafotas las deberían de llevar los demás. Los normales, dicen que se llama esa banda de miopes violentos que nos quieren a todos mansos y perdidos.

a.
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