Netflix quiere sus Emmy, pero HBO no le deja

La plataforma de la N roja rompió el viernes el récord de nominaciones a los Emmy, pero HBO sigue ganando en prestigio

Sucession retrata una lucha por el poder en el seno de una familia propietaria de un imperio mediático. Pero con drogas, sexo, humor negro, incorrección, diálogos afilados y actores de primera

Las nominaciones a los premios de la Academia de la Televisión Norteamericana, cuya gala, es un decir, se celebrará en modo virtual (coronavirus oblige) el próximo 20 de septiembre con Jimmy Kimmel como maestro de ceremonias, han vuelto a poner sobre la mesa la rivalidad entre Netflix y HBO, supuestamente un debate entre cantidad y calidad.

Según Variety, Netflix estrenó 371 nuevas series o películas en 2019, un 54% más que en 2018, y más que el número total de series lanzadas por toda la industria norteamericana en 2005. Una barbaridad. Hablamos de una inversión de 15.000 millones de dólares (13.500 millones de euros) en nuevos contenidos.

Netflix estrenó en 2019 371 producciones, una cada día, con una inversión de 15.000 millones de dólares

La plataforma se las apañó para que sus 182 millones de suscriptores pudieran hincarle el diente a una novedad cada día, y esa apuesta por la cantidad encontró su reflejo en unas nominaciones con las que Netflix ha batido la marca establecida por HBO, que obtuvo 137 nominaciones el año pasado. Ahora Netflix a ha subido el listón a 160 nominaciones, y HBO se queda en 104.

Recordemos que, más allá de las categorías principales, que son las que captan la atención del público y de los medios, la lista de nominaciones es prácticamente infinita. Entre las 160 de Netflix entra, por ejemplo, el mejor montaje de sonido para una miniserie como Hollywood, o una nominación al maquillaje (no prostático) para Ozark, la serie N más nominada, con 18 candidaturas.

Netflix gana en número, pero históricamente le ha faltado coronar. Desde que, en 2013, fue la primera plataforma de streaming que irrumpía en los Emmy, a lomos de House of Cards, lo más alto que ha llegado ha sido coronando a la Claire Foy de The Crown. Ya veremos si se supera. 

HBO no es televisión

Desde que, a principios de milenio, nos convencieron que HBO era lo nunca visto –el famoso eslogan “No es televisión, es HBO”–, la cadena por cable, que nos llegó por fin en forma de plataforma (después de aquellos aparatosos y hoy polvorientos packs de deuvedés), fue ganando posiciones en los Emmy, hasta tocar techo con Juego de Tronos.

Antes de su entronización definitiva, HBO había ganado, ya sea en drama o en comedia, con Sexo en Nueva York (2001), Los Soprano (2004 y 2007) o Veep (2015, 2016 y 2017), además de recoger numerosos premios de interpretación. Pero Juego de Tronos pasó a la Historia como la serie dramática más premiada, además de acumular el mayor número de premios en tres años distintos.

Este año HBO va con menos nominaciones en total, sí. Pero Watchmen, la serie creada por Damon Lindelof a partir del mítico cómic de Alan Moore y Dave Gibbons, es la más nominada: 26 en total, favorita absoluta en la categoría de miniseries. No sólo se trata de una adaptación modélica, sino que su crítica al racismo acompañó las protestas desatadas por la muerte de George Floyd.

Los Emmy de la diversidad

En este convulso momento Black Lives Matter contra Trump, los Emmy también tienen el mayor número de actores afroamericanos de su historia: nada menos que el 34% de los nominados. Ahí están por ejemplo Zendaya, que compite porsus devaneos en Euphoria (HBO), o Jeremy Pope, que aspira a la estatuilla por Hollywood (Netflix), la serie de Ryan Murphy y Ian Brennan sobre los vericuetos de la fábrica de sueños en tiempos de postguerra.

También ha sido el año con el mayor número de realizadoras nominadas, con un 33% sobre un total entre siete categorías distintas. Entre ellas, está por ejemplo la malograda Lynn Shelton, nominada póstumamente por Little Fires Everywhere (Amazon Prime Video), o Amy Sherman-Palladino, por La maravillosa Sra. Maisel, la serie de Amazon que fue la mejor comedia en 2018, antes del triunfo de Fleabag (2019), en la misma plataforma.

También hay nominaciones para Ramy, la serie que Ramy Youssef ha creado a partir de sí mismo y que en España podemos ver en Starzplay. Por contra se puede reprochar que Billy Porter sea el único nominado por Pose (HBO), una serie repleta de actrices transgénero que no van a tener la oportunidad de ser reconocidas. Siempre hay carencias, aunque la diversidad en los Emmy evoluciona lenta pero segura.

La sucesora en el trono de HBO

Si Watchmen, la más nominada, se da ya por vencedora en la categoría de miniseries, en la que rivaliza con el excelente catálogo feminista Mrs America (HBO), o con notables propuestas de Netflix como Unbelievable o Unortodox, las apuestas también se decantan por Succession, la nueva joya de la corona, que compite con idéntico número de nominaciones que Ozark.

Sucession retrata una lucha por el poder en el seno de una familia propietaria de un imperio mediático. Pero con drogas, sexo, humor negro, incorrección, diálogos afilados y actores de primera

La serie en la que Jason Bateman, también productor, es un contable metido en líos con un cartel de la droga, no ha dado demasiado que hablar y tan sólo obtuvo dos premios menores con su segunda temporada. Succession, en cambio,marca un retorno a las esencias de HBO, después de la era Juego de Tronos, que duró ocho fantásticas temporadas. De hecho, Succession parece exactamente eso, un precipitado de las esencias HBO, con envase de lujo.

Desde que HBO se entendió como la alternativa adulta a las puritanas cadenas tradicionales (CBS, NBC, ABC, Fox) en las que todo estaba prohibido, hemos visto todo lo que aparece recogido en Succession que, como los culebrones de antaño, habla de una shakespereana lucha por el poder en el seno de una familia propietaria de un imperio mediático a lo Rupert Murdoch. Pero con drogas, sexo bizarro, humor negro, incorrección, palabras que empiezan por f y, por supuesto, diálogos afilados y actores de primera, como Brian Cox, el patriarca. Todo aquello a lo que se han acostumbrado los llamados espectadores inteligentes está en Succession.

La conservadora comedia de los premios

En una realidad en la que aparecen como medio millar de series nuevas al año, no tiene mucho sentido quejarse de las que faltan, y no olvidemos que la lista se cierra el 31 de mayo, de modo que Perry Mason y I May Destroy You (HBO), o Stateless (Netflix) y P-Valley (Starzplay) quedan para el año que viene, amén de todas las series cuya producción ha quedado interrumpida por la pandemia, caso de Barry, Genius, Russian Doll o Aretha.  

A todo esto, recordemos que los votantes de los Emmy son incluso más conservadores que los de los Oscar, que ya es decir. Quizás porque sólo tienen que cambiar el número de temporada en la papeleta del año anterior. Si Julia Louis-Dreyfus fue seis años consecutivos la mejor actriz cómica (y Veep tres veces la mejor comedia), no fue porque faltaran alternativas. Siempre las hay si se quiere innovar, progresar y dejar espacio a los demás.

Así es lógico que la ya mentada La maravillosa Sra. Maisel, de Amazon, que fue la mejor comedia en 2018, se posicione como favorita con el segundo mayor número de nominaciones (20), después de Watchmen.

Amazon Prime Video ostenta, con 150 millones, la segunda posición en el ranking de suscriptores, incluso por encima de los 140 millones de HBO, o los 54 millones que, de momento, suma Disney+, que apareció en pleno confinamiento duro, como la salvación tanto para los niños como para sus padres que ya pendían desesperados de la lámpara del salón.

The Mandalorian, la serie que llegó como una bendición de una galaxia muy lejana, cierra el Top 5 de las series más nominadas con un número parejo de nominaciones a la comedia Schitt’s Creek –la locura creada por Dan y Eugene Levy que puede verse en Movistar+– podría ser reconocida en su sexta temporada.

La selección de los Emmy siempre tiene un punto arbitrario y conservador, como los Goya o los Oscar, ya que no se trata más que la industria felicitándose a sí misma por lo que consideran un trabajo bien hecho. Pero cumplen esa función social de hacernos patalear porque nuestra serie favorita, en este océano seriefilo, ha sido poco o nada nominada. ¿Sólo cuatro nominaciones para Normal People y ninguna para Marianne? Venga ya.

Tampoco están el Russell Crowe de The Loudest Voice, el Al Pacino de Hunters, o la Reese Witherspoon de The Morning Show y Little Fires Everywhere. Así que tranquilos. No pasa nada.

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