‘La vida por delante’: el inesperado retorno de Sophia Loren llega a Netflix

A sus 86 años, la más grande de las divas del cine italiano protagoniza una adaptación del clásico de Romain Gary

La vida por delante

La vida por delante

La Loren no se dejaba ver desde que, hace cosa de un lustro, hizo su propia versión de La voz humana –sí, ella también, como la Tilda Swinton de Almodóvar, y tantas otras–, para un mediometraje realizado por su hijo, Edoardo Ponti, que ya la había dirigido en su primer largo, Entre extraños (2002).

Ahora, madre e hijo llevan a Netflix una adaptación del clásico con el que Romain Gary troleó el Premio Goncourt. 

Un guiño con engaño

Si el verbo trolear y el apellido de los ilustres hermanos Goncourt en una misma frase les parece algo chocante es porque no recuerdan que Gary, que ya había obtenido el prestigioso galardón en 1956 con Las raíces del cielo, volvió a ganarlo, en 1975, por una novela publicada bajo el pseudónimo de Émile Ajar.

Este mote ya lo había utilizado con una novela anterior, y que personificó a lo largo de ocho años, poniendo en circulación a un pariente, Paul Pavlowitch, que se hacía pasar por la ultimísima revelación de las letras francesas. 

Sophia Loren sigue adelante a sus 86 años
Sophia Loren sigue adelante a sus 86 años

Una revelación tardía

Lejos de desvelar el engaño, que no se reveló hasta después de la trágica muerte de Gary –aquella nota de suicidio en la que decía “Nada que ver con Jean Seberg”, su ex mujer, también trágicamente desaparecida–, Gary quiso rechazar el premio, por miedo a represalias legales.

Sophia Loren y su hijo llevan a Netflix una adaptación del clásico con el que Romain Gary troleó el Premio Goncourt. 

Pero la Academia de los Goncourt no acepta un ‘No’ por respuesta, y el engaño no se hizo público hasta que Pavlowitch confesó en Apostrophes, el programa literario de Bernard Pivot, ese sueño en prime time que sería imposible a este lado de los Pirineos. 

Las versiones de un clásico

Una primera adaptación de la novela, Madame Rosa (Moshé Mizrahi, 1977), protagonizada por Simone Signoret, obtuvo el Oscar a la Mejor Película Extranjera, derrotando a Ese oscuro objeto del deseo; sin que el mundo supiera nada todavía del gigantesco fraude literario, uno de los más célebres de la Historia.

Edoardo Ponti, hijo de la actriz, marca pautas de dirección
Edoardo Ponti, hijo de la actriz, marca pautas de dirección

Signoret, que brilló una vez más dando vida a esta antigua prostituta que se hace cargo de los huérfanos de la calle, tuvo que conformarse con los agradecimientos del director. 

Los cambios en la versión de Ponti

El hijo de Carlo Ponti –el mítico productor con el que Loren vivió hasta su muerte en 2007–, ha integrado no pocos cambios en esta nueva versión.

Para empezar, ha trasladado la acción a Apulia, el talón de la bota italiana, rodando la película entre Bari y Trani.

La vecina que cuida de Madame Rosa ya no es un travestí senegalés, sino una transexual española, interpretada por Abril Zamora (muy popular gracias a la Luna de Vis a vis), que de hecho es la primera que aparece en pantalla. 

La película se estrena el 13 de noviembre por Netflix
La película se estrena el 13 de noviembre por Netflix

Momo, el chaval que cuenta sus días en casa de Madame Rosa, interpretado por el novel Ibrahima Gueye ya no es magrebí, sino senegalés, y aquí se dedica a ejercer de camello para un traficante local.

Las reminiscencias de Auschwitz, tatuadas en el brazo de Loren, siguen presentes, aunque sin tanto peso.

El cambio más significativo es meramente circunstancial, porque La vida por delante se recibe irónicamente como si fuera la última película, en todos los sentidos, de la gran Sophia Loren.

Homenaje a la ‘mia mamma’

La vida por delante se inscribe de entrada en ese género que siempre produce sensaciones ambivalentes, del que podemos recordar por ejemplo Daddy Nostalgie (Bertrand Tavernier, 1990) o Lucky (John Carroll Lynch, 2017), protagonizadas por Dirk Bogarde y Harry Dean Stanton, respectivamente.

Es decir, vehículos diseñados a la medida de grandes leyendas del cine, en esa última hora que, mal que nos pese, sólo puede tener aroma a despedida. 

El paso del tiempo

La cámara se acerca en efecto Loren por la espalda, como suele suceder, también por necesidades del guión, ya que, en un primer momento, es el objetivo del robo de Momo.

‘La vida por delante’ se recibe irónicamente como si fuera la última película, en todos los sentidos, de la gran Sophia Loren.

Entreveremos su rostro hasta que, finalmente, un primer plano nos revelará los estragos del tiempo en una cara conocida y adorada por todos. Inevitablemente, también habremos visto de paso una foto de la bella en su divina juventud, como si hubiera espectadores, que seguramente los hay, incapaces de recordar a la Loren en sus años de esplendor. 

Sofía Loren en 'Dos Mujeres'
Sofía Loren en ‘Dos Mujeres’

Todo esto despide un perfume peligrosamente sentimental, más si le sumamos el esquema de niño rebelde y viejo taciturno que empiezan muy mal y acaban queriéndose muchísimo tras limar las consabidas asperezas, una fórmula que funciona como un tiro con el gran público, de Heidi Gran Torino, con el añadido de que aquí el niño posiblemente llegó en patera. 

Una puesta en escena muy contemporánea

No puede decirse que la realización de Ponti, y la fotografía de Angus Hudson –con esos inevitables planos a vista de dron (¿hay alguien que se resista actualmente?)– escapen a la estética de marca blanca que la plataforma de Ted Sarandos parece haber decidido para el futuro del cine que ya está aquí. Pero, a pesar de todos estos hándicaps, hay que reconocer que la película puede conmovernos.

El espectáculo de la Loren en el ocaso es demasiado grandioso, para que podamos mantenernos imperturbables. Si me ha conmovido a mí, crítico curtido, también les conmoverá a ustedes, por muy cínicos que sean. 

El espectáculo de la Loren en el ocaso es demasiado grandioso, para que podamos mantenernos imperturbables

Habrá quien hable de cine humanista y social –todo está ahí para corroborarlo–, pero yo lo que veo es en cada arruga de la Loren la sombra de una gran película, empezando, ya que, en este año raro, también se habla de un Oscar para Sophia, por la que materializó su única dorada estatuilla (sin contar la honorífica), la primera para una actriz de habla no inglesa: Dos mujeres (Vittorio de Sica, 1960), un clásico, disponible en Filmin, que puede verse como un lejanísimo antepasado de La vida por delante. 

De Sica, que filmó como nadie a la Loren –véanse Matrimonio a la italiana o Ayer, hoy y mañana, también disponibles en Filmin–, hizo de ella una madre coraje que tampoco pudo escapar de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, aunque en su caso no se trataba de Auschwitz, sino de las tropas magrebíes del general Juin, que les concedió 50 horas de “libertad” tras la liberación de Montecasino.

Rosa y aquella Cesira podrían ser la misma persona, y lo son, sólo que han pasado ahora justo 60 años, y por el camino ha perdido aquella deslumbrante sonrisa de Dulcinea. 

Estreno en Netflix: 13 de noviembre.

a.
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