‘Gambito de Dama’: realidad y ficción detrás del súper éxito de Netflix

Anagrama recupera la novela original de Walter Tevis en la que se basa el último bombazo de Netflix. Esto es lo que hay de verdad en la historia de Beth Harmon

Gambito de dama no es una historia real pero sí tiene muchos retazos de realidad. Foto: Netflix.

Gambito de dama no es una historia real pero sí tiene muchos retazos de realidad. Foto: Netflix.

Cuenta el director de series originales de Netflix, Peter Friedlander, que cuando el guionista y cineasta Scott Frank les propuso adaptar Gambito de dama hace tres años les pareció un relato “apasionante”. Sin embargo, la historia de una joven huérfana que se convierte en un portento del ajedrez no parecía el tipo de historia destinada a convertirse en un fenómeno global.

Quizás la extraordinaria interpretación de Anya Taylor-Joy ha obrado la magia. Sin duda, también el asesoramiento técnico con el que la serie se ha ganado el respeto de los más reputados ajedrecistas, a lo que se suma un brillante equipo artístico que hizo arte del vestuario, la música, el montaje y la fotografía, logrando que un juego en apariencia lento adquiriese un ritmo trepidante.

El cóctel ha resultado imbatible. Poco más de un mes después de su lanzamiento es ya, oficialmente, la miniserie más vista de la historia de Netflix, con más de 62 millones de hogares enganchados de Rusia a Hong Kong Kong y de Francia a Australia, número 1 en 58 mercados y en el top 10 de series en un total de 92.

Los récords no se acaban ahí: según la compañía de la N roja, el fenómeno se ha extendido al propio juego, doblando las búsquedas sobre ajedrez en Google, disparando en un 250% la demanda de tableros en eBay y quintuplicando la cifra de nuevos jugadores en el principal portal de juego en línea Chess.com.

Según los expertos, la serie retrata fielmente la tensión que se vive en los torneos. Imagen: Netflix.
Según los expertos, la serie retrata fielmente la tensión que se vive en los torneos. Imagen: Netflix.

Parte de la atención, por supuesto, se ha desplazado al libro en el que se basa la serie, The queen’s gambit, de Walter Tevis, ahora en la lista de los más vendidos según The New York Times. Publicado por primera vez en 1983 y libro de culto para los ajedrecistas -en España en 2013 y bajo el nombre Gambito de reina por la editorial Alamut-, la obra llegará de nuevo a las librerías en español gracias a Alfaguara. Será el 21 de enero aunque antes, desde el 7 de diciembre, podrá conseguirse en su versión ebook. Pero, ¿qué hay de cierto en esta novela que se ha convertido en el éxito inesperado de la temporada seriéfila? Por supuesto, si no la has visto, deja de leer, a partir de aquí el texto está plagado de spoilers.

‘Gambito de dama’

Beth Harmon no lo tiene nada fácil: es huérfana -superviviente del suicidio de su propia madre-, solitaria, con dificultades para relacionarse y empatizar, que desarrolla una temprana adicción a los tranquilizantes -y después al alcohol- pero también tremendamente inteligente, capaz de aprender a jugar al ajedrez mirando de reojo al bedel del orfanato, el señor Shaibel (Bill Camp), mientras sacude de tiza los borradores.

Tras aprender a jugar con el bedel del orfanato, Harmon se revela como un genio natural del ajedrez, con un talento que crece en paralelo a sus adicciones y sus problemas

Ambientada en Estados Unidos en la década de 1950, Harmon se revela enseguida como un genio natural de este deporte, con un talento que crece en paralelo a sus adicciones y sus problemas. Adoptada, nada la frenará ya en la persecución de su sueño: lograr ser la campeona mundial de ajedrez. El hecho de ser mujer en un mundo de hombres -que la doblan en edad en la mayoría de las ocasiones- es una dificultad añadida que deja ver su lucha por ser reconocida por su habilidad.

No existió Beth Harmon

Pero no, no existió tal fascinante Beth Harmon; ni siquiera alguien a quien se pudiera parecer. Según Walter Tevis, el personaje se basó en su propia infancia y en sus adicciones, pero también se inspiró en varios jugadores profesionales de ajedrez de la época (la trama sigue a Beth a lo largo de una década, entre 1958 y 1968). Entre ellos está Bobby Fischer, un gran maestro del ajedrez, primer y único estadounidense campeón mundial y cuya carrera coincide, al menos en su momento de mayor esplendor, con el periodo que se narra en Gambito de dama.

La serie también refleja el dominio de los rusos sobre el ajedrez en la época (aquí representados por Vasily Borgov, interpretados en la ficción por Marcin Dorocinski), quienes efectivamente arrasaban en los torneos internacionales. El punto álgido de la carrera de Fisher, de hecho, fue la derrota del soviético Boris Spassky en el conocido como ‘Encuentro del siglo’ en 1972. Beth encarna la esperanza contra la supremacía soviética que, en la época, era una pugna que trasladaba el enfrentamiento entre los EEUU y la URSS, entre el capitalismo y el comunismo, a un tablero de ajedrez.

Anya Taylor-Joy en ‘Gambito de dama’. Foto: Netflix.

La idea de la obsesión por la moda también pudo tomarla de Fischer -tanto él como Harmon comparten la compra compulsiva de trajes- así como el hecho de que la protagonista viva de sus ingresos como jugadora profesional. Sin embargo, Trevis confesó a The New York Times al publicar el libro que se había inspirado también en otros jugadores como Boris Spassky y Antoly Karpov, además de en sí mismo.

“Cuando era pequeño me diagnosticaron una enfermedad reumática del corazón para la que me dieron unas drogas muy fuertes. De ahí tomé la drogodependencia de Beth, escribir sobre ella ha sido una especie de purgatorio”, declaró Trevis.

En el plano ajedrecístico, la serie contó con el asesoramiento de expertos como el excampeón mundial Garry Kasparov o el conocido entrenador Bruce Pandolfini -que incluso tiene un cameo-

Jugar partidas con la mente

Los tranquilizantes que le daban en el orfanato -bajo el nombre de ‘vitaminas’- permiten a Beth desarrollar una curiosa habilidad: la de visualizar en el techo las partidas, anticipando movimientos y probando multitud de variables que le permiten tomar ventaja frente a sus oponentes.

Según explica Miguel Illescas, gran maestro internacional y ocho veces campeón de España de ajedrez a El Confidencial, es habitual entre los profesionales jugar partidas mentales: “Los jugadores profesionales podemos estar en cualquier lugar analizando una partida y somos capaces de visualizarlo con total claridad. De hecho, hay exhibiciones a la ciega donde un profesional juega de memoria varias partidas a la vez”, explica.

A juicio de Illescas, el movimiento de las manos de los protagonistas es otro de sus puntos fuertes y donde se detecta el entrenamiento y la preparación.

Los expertos han aprobado la serie desde el punto de vista ajedrecístico. Foto: Netflix.
Los expertos han aprobado la serie desde el punto de vista ajedrecístico. Foto: Netflix.

Partidas reales

La novela -y después la serie- ha sido alabada por los mejores ajedrecistas del mundo por su fidelidad, no solo al juego, sino a la tensión que se vive en los torneos. Además de su nombre, que es el de una apertura cerrada que se emplea en la trama, la historia recupera algunas de las mejores partidas de la historia en la trama, partidas reales.

Por ejemplo, cuando Beth derrota a Harry por el título estatal de Kentucky se representa una partida en Riga (Letonia) en 1955 o la partida definitiva que enfrenta a Beth y Borgov es en realidad una final que se jugó en Biel (Suiza) en 1993, según relata un experto en ajedrez, Dylan Loeb McClain, en The New York Times.

La ayuda del excampeón mundial Garry Kasparov o del conocido entrenador de ajedrez Bruce Pandolfini -que incluso tiene un cameo en la serie- han tenido sus frutos.

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