‘El Juego del Calamar’ dispara la obsesión por Corea

Del cine a la música pasando por el idioma: el último superéxito de Netflix, ‘Squit Game’ (El Juego del Calamar) dispara el interés por Corea

‘El Juego del Calamar’ se convierte en un reality. Imagen: Netflix.

Dominar el arte de la cosmética que enamora al mundo (K-beauty), entender las letras de los grandes hits de BTS, saber cuánto son 45.600 millones de wones o, al menos, entender los cientos de memes que circulan estos días sobre la imagen de una inquietante muñeca. Si Corea del Sur ya generaba interés, el superéxito de El Juego del Calamar ha terminado de dispararlo.

Con Halloween a la vuelta de la esquina que seguramente dejará una buena cantidad de homenajes a la serie en forma de disfraces -sí, no eres el único que está pensando en el mono rojo con capucha y careta de los verdugos, tan La Casa de Papel, o el chándal numerado de los participantes-, ya hay cifras que argumentan la obsesión global por esta producción y que van del incremento del 7.800% en las ventas de las zapatillas Vans que visten sus protagonistas al aumento del 76% en los nuevos usuarios de coreano de la aplicación para aprender idiomas Duolingo solo en Reino Unido.

Potencia cultural

Según esta última, el thriller de nueve episodios en el que un grupo de personas atrapadas por las deudas deciden competir en un juego mortal para ganar un premio de muchos millones de wones (se mantiene la divisa nacional, lo que hace que muchos hayamos tenido que tirar de conversor para entenderlo) está detrás del furor por aprender el idioma, con 7,9 millones de usuarios activos que aprenden coreano, que se ha convertido ya en el segundo idioma que más rápido crece en su plataforma.

En el mundo lo hablan alrededor de 77 millones de personas, con un notable incremento en los últimos años, según el Instituto King Sejong, dependiente del Ministerio de Cultura de Corea del Sur, que el año pasado contaba con 76.000 estudiantes en 82 países. En 2007, la cifra era de 740 estudiantes en solo 3 países.

Otro dato: hace pocos días, el Oxford English Dictionary (OED) añadía en su última edición 26 nuevas palabras de origen coreano, entre ellas hallyu, traducido por ola coreana, que se usa para hacer referencia a la cultura popular de Corea del Sur, de la música a la moda, la televisión o la gastronomía, que triunfa en el mundo.

El estudio de coreano en el Instituto King Sejong ha pasado de 740 estudiantes en 3 países en 2007 a 76.000 estudiantes de 82 países en 2020

El presidente del país, Moon Jae-in, celebró este éxito denominando al alfabeto coreano, el Hangeul, el “poder blando” del país.

También desde Duolingo reafirman la importancia del lenguaje: “El idioma y la cultura están intrínsecamente conectados y lo que sucede en la cultura pop y los medios a menudo influye en las tendencias en el aprendizaje de un idioma”, explicaron a Reuters.

Apostamos a que se verán muchos monos rojos entre los disfraces de Halloween. Imagen: Netflix.

En este sentido, no hay dudas: “La creciente popularidad mundial de la música, el cine y la televisión coreanos está aumentando la demanda de aprender coreano”.

De ‘Parásitos’ a ‘El Juego del Calamar’

El fenómeno no es del todo nuevo y los antecedentes hay que buscarlos en Parásitos (2019), del director Bong Joon-ho, que logró por primera vez el Oscar a la mejor película a un film en lengua no inglesa y que desencadenó un boom turístico en Seúl.

Otra familia coreana, la de Minari, esta vez instalada en los EE UU también logró un importante respaldo (incluso nominación a los Oscar de este año), mientras que el éxito arrollador de Snowpiercer, también de Bong Joon-ho, hizo que Netflix lo convirtiese en serie en 2020.

Las siguientes dos semanas tras el estreno de la serie, los estudiantes de coreano en la plataforma de Duolingo se dispararon un 76% en Reino Unido

De nuevo Netflix es la causante del revuelo, ahora con un proyecto que parece incluso haber sorprendido a sus responsables en la compañía de la N roja.

La serie ha hecho dispararse las ventas de un modelo de zapatillas de Vans. Imagen: Netflix.

Y es que, pese a estrenarse el 17 de septiembre y sin demasiada publicidad, ha sido a partir de octubre cuando la audiencia ha encumbrado El Juego del Calamar, del el guionista y director Hwang Dong-hyuk, a la categoría de fenómeno, con cifras que pueden rivalizar con los lanzamientos de Los Bridgerton, Lupin y The Witcher, hasta ahora las series con los mejores debuts.

De hecho, El Juego del Calamar es ahora mismo la ficción más vista en 90 países y en algunos como Ecuador, España, Qatar y Oman se mantiene en el número 1.

Un éxito inesperado

Pese a que la plataforma no es precisamente transparente en sus cifras –los datos sobre los lanzamientos los ofrecen en base al número de visualizaciones de los dos primeros minutos de un título-, su jefe de contenidos, Ted Sarandos, dijo la semana pasada que la ficción “tiene muchas posibilidades de convertirse en su programa más importante”.

Así, podría alcanzar más de 82 millones de espectadores (entendidos como cuentas de suscriptores) en su primer mes. Incluso en los EE UU, donde el público es más reacio a engancharse a historias en idiomas diferentes al inglés, El Juego del Calamar subió a lo más alto de Netflix en solo 4 días (también es cierto que otras ficciones como La Casa de Papel, Élite o Lupin ya había derribado ese mito de la supuesta alergia a los subtítulos de los espectadores estadounidenses).

‘El Juego del Calamar’ podría convertirse en el mejor estreno de la historia de la plataforma. Imagen: Netflix.

Se trata de un éxito que hace unos años parecía impensable para un formato rodado íntegramente en coreano, sin estrellas internacionales y una historia con una fuerte carga de crítica social al capitalismo que se plasma a través de un concurso en el que 456 personas compiten a vida o muerte por un premio en metálico que solvente sus problemas de dinero.

“Es un crecimiento salvaje. Producimos contenido local en todo el mundo y queremos que tengan impacto en los países en los que se hacen, pero de vez en cuando uno rompe en todo el mundo”, analizó Sarandos.

La compañía solo había promocionado El Juego del Calamar en Corea del Sur y ni siquiera ofreció pases de prensa en EE UU.

Nueva vuelta del tuercas al capitalismo

No falta quien compara The Squid Game con distopías como Los juegos del hambre o Black Mirror pero lo cierto es que la serie tiene más relación con Parásitos o Snowpiercer y muestra un recurrente tema en la sociedad surcoreana: la preocupación por la desigualdad, el endeudamiento o la bonanza material que se considera sinónimo de éxito social.

“Las historias y los problemas de los personajes son extremadamente personalizados, pero también reflejan los problemas y las realidades de la sociedad coreana”, detalló su creador Hwang Dong-hyuk.

Una escena de la película ‘Parásitos’, de Bong Joon-ho.

En un país convertido en potencia mundial en la segunda mitad del siglo XX, las crisis econónicas desde los años 90’ no han dejado de fracturar a la sociedad, que sigue valorando profundamente el éxito material como señal de estatus.

La ficción nos permite acompañar a varios de los participantes en este macabro juego, cada uno de ellos valorado en 100 millones de wones (72.474 euros) y que pueden acabar supuestamente con su sufrimiento si logran hacerse con el premio de 45.600 millones de wones (algo más de 33 millones de euros) a cambio de generar una distracción para ricos.

De momento Netflix no ha confirmado una segunda temporada aunque con un final abierto (¿o es un cliffhanger en toda regla?) y un éxito como el que está cosechando parece poco probable que se resista a exprimir este filón.

a.
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