‘Un acuerdo original’ o cómo seguir viviendo con tu ex y los niños

Romane Bohringer y Philippe Rebbot han filmado en directo su peculiar separación que consiste en compartir la habitación de los niños

Un acuerdo original. Portada

Ha nacido un nuevo concepto inmobiliario: el separtamento. Una solución ideal para quien pueda comprar dos pisos vecinos cuya arquitectura permita compartir únicamente la habitación de los más pequeños. Hablamos con Romane Bohringer, que ha convertido su proceso de separación en una comedia muy fresca y original, híbrido de ficción y documental, protagonizada por ella misma, sus hijos y su ex pareja, el también actor Philippe Rebbot. 

Romane Bohringer y Philippe Rebbot formaban hasta hace tres años una de las parejas más entrañables y singulares del cine galo. Ella lleva escrito en la cara que es la hija del actor Richard Bohringer (el cocinero de El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante), ha participado en películas de culto como Las noches salvajes (Cyril Collard, 1992), y se prodiga sobre todo en el teatro. Él lleva escrita en la cara un estado como de resaca permanente, y lo vimos hace poco en la serie El colapso, donde daba vida al sobrepasado dueño de la gasolinera. 

La habitación de en medio

Es ella la que coge el teléfono, y nos habla en susurros, porque los niños todavía están durmiendo, en la habitación de en medio. Lo primero que hago es felicitarla por su película, no por compromiso –un trámite siempre obviable–, sino porque pienso que es realmente única.

Ha habido parejas que han reconstruido su propia historia a posteriori, como por ejemplo los no menos franceses Valérie Donzelli y Jérémie Elkaïm en la muy emocionanteDeclaración de guerra (2011). Pero no se me ocurre ninguna que lo haya hecho sobre la marcha mezclando ficción y documental. “Sí, nosotros también hemos buscado, pero no hemos encontrado hecho así de improvisado y sobre la marcha”. 

El amor dura dos hijos

Bohringer y Rebbot se conocieron, cómo no, durante un rodaje, allá por 2006. Se enamoraron y tuvieron dos hijos, Rose y Raoul, que nacieron en 2008 y 2011 respectivamente, pero hace tres años se dieron cuenta de que la chispa se había apagado. Se seguían queriendo, respetando y se tenían mucho cariño, pero nada más. Eso sí, la descendencia por encima de todo. Ya se sabe que los hijos unen más a las parejas en ciertos aspectos, pero también las separan en otros. Si Frédéric Beigbederdecía que el amor dura tres años, en este caso ha durado dos niños. 

“Tener hijos es una auténtica epopeya, eso es algo que no se puede negar. Hay muchas parejas que se separan después del segundo o del tercer hijo. Se dice que no hay que separarse cuando son muy pequeños, que hay que esperar a que crezcan, porque el inevitable distanciamiento que se da entre los padres es algo que pasa”, explica Bohringer. “Luego está el tópico de que las parejas tienen que reservarse momentos para ellos, para conservar la llama de la pasión, cosa que nosotros no hicimos. No creo que el hombre ni la mujer tengan que renunciar al deseo de una felicidad personal por el hecho de haber tenido hijos”, concluye. 

La pareja estaba en la vía muerta, y como ocurre a menudo les frenaba someter a sus hijos a un régimen de vaivén entre dos apartamentos. Hasta que vio que se vendían unos pisos en construcción, y el propio agente inmobiliario le ofreció la solución: el “separtamento”. Bastaba con derribar una pared para que dos pisos en un mismo rellano se comunicaran a través de una única habitación. 

Un nuevo modelo inmobiliario

“En realidad fue mi hija la que le puso el nombre, que quizás debería haber registrado”, revela Bohringer. “Pero sí, ahí vi una solución, y creo que si lo hubiese visto anunciado antes, me hubiese animado a dar el paso. Creo que hay mucha gente que no se separa para no confrontar a sus hijos con un dilema de lealtad, para no convertirlos en moneda de cambio y para no privarles de un lugar en el que tengan sus dos padres a mano”.

El amor dura dos hijos (y así es una separación en vivo y en directo).

Para los niños, continúa, “es difícil entender que sus progenitores ya no se quieran de la misma manera. Pero hay otras maneras de continuar queriéndose. Cuando ves que tus padres se siguen queriendo y respetando, aunque no duerman juntos, para ellos es reconfortante. Evidentemente, hay muchas situaciones en las que ya no es posible”. 

Los protagonistas de la cinta ya preparan una secuela en forma de serie que producirá Canal+

En un momento histórico en el que la familia tradicional –hombre y mujer, hasta que la muerte les separe– sólo es un modelo más, Bohringer y Rebbot han acuñado una nueva manera de convivir. Juntos, pero no revueltos. Unidos, pero separados. “Creamos ese nuevo modelo al romper la pared que separaba los dos pisos”, señala la directora, consciente de la importancia, casi diríamos que histórica, del momento. 

“Aunque en el fondo, no creo que sea un modelo tan nuevo”, reflexiona Bohringer. “Nosotros creemos en algo más comunitario, que no sólo incluye a la familia, sino también a los vecinos. No hablo de una comuna hippie, sino de algo más ancestral, como se da en algunas tribus africanas, donde los hijos siguen viviendo con sus padres y sus abuelos. Separar a los hijos de sus padres es muy occidental. Enseguida te ponen en guardia contra el colecho etc. Naturalmente, no digo que sea lo ideal. Todos los modelos tienen sus problemas”. 

Rodar como terapia

Cuando Bohringer contó sus planes a sus amigos le dijeron que era una “idea de película”, y enseguida se le encendió la bombillita. Por mucho que ni ella ni Rebbot habían dirigido nunca, con esos mismos amigos, un equipo muy reducido al que luego se sumó una productora que puso los medios para terminar la película, empezaron a rodar sin pensárselo dos veces. Él lo veía como un deuvedé para regalarle de recuerdo a los niños pero ella, que siempre ha sido la que ha llevado la iniciativa en el dueto, era más ambiciosa. 

“Hacer la película al mismo tiempo que nos separábamos lo hizo todo más fácil. La transición se transformó en una comedia. La mudanza, por ejemplo, que en estos casos suele ser algo muy triste, se convirtió en algo muy divertido, porque estábamos pendientes de filmarlo todo en directo”, aclara sobre las bondades de rodar la propia separación.

“Nuestras vidas se supeditaron a la película durante todo el proceso. Si, por ejemplo, derribaban la pared tal día nosotros teníamos que apañárnoslas para estar ahí para filmarlo, aunque yo ese día tuviera que actuar en un teatro de provincias”. 

Un acuerdo original tendrá secuela en forma de serie.

Después de la película

Han pasado tres años desde aquella separación que ahora llega a los cines de España, y que en Francia ha sido una de las películas más rentables de los últimos años. “Cuando conocí a Philippe, igual teníamos un 100% de felicidad. Antes de separarnos, habíamos caído a un 30%. Ahora creo que estamos en un 80% de felicidad -y un 20% de problemas-”, evalúa la cineasta. “Pero todo esto lo contaré en una serie que nos propuso Canal+ cuando vieron la película. Será como una secuela sobre todo lo que nos ha pasado después”. 

“Aunque intentaremos conservar el espíritu y la frescura de la película, la serie, que escribo y dirijo yo misma, tendrá menos margen para la improvisación. Estará todo más guionizado. Hablaremos más de las terceras personas, un tema que ya empieza a perfilarse en el film. El confinamiento, por ejemplo, yo lo pasé con un noviete, mientras que Philippe empezaba una relación online. Han pasado tres años, pero en la serie será como si hubieran pasado dos, para permitirnos esta vez un poco de mirada retrospectiva. Empezamos a rodar en octubre”.

Estreno: 4 de septiembre.

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