‘Noticias del Gran Mundo’, el emocionante western de Tom Hanks llega a Netflix

Tom Hanks cabalga a las órdenes de Paul Greengrass, para el que ya había navegado en 'Capitán Phillips', y el reencuentro se salda con lágrimas de oro

(from left) Captain Jefferson Kyle Kidd (Tom Hanks) and Johanna Leonberger (Helena Zengel) in News of the World, co-written and directed by Paul Greengrass.

Centauros del desierto (1956) suele encabezar la lista de los mejores westerns de la Historia, por encima de Sin perdón, de Clint Eastwood o de la Trilogía del Dólar, de Sergio Leone, y no cabe duda de que, sin pretender estar a la altura de la inmortal obra maestra de John Ford protagonizada por John Wayne, Noticias del Gran Mundo se mira en Centauros del desierto, buscando un reflejo lleno de afecto y de admiración. Una maravilla para los aficionados al género que llega a Netflix el 10 de febrero tras su paso por la gran pantalla. 

En el clásico de Ford (disponible en AppleTV, RakutenTV y GooglePlay), Wayne era un veterano confederado de la Guerra de Secesión que, en el Texas de 1868, partía en busca de su sobrina (Natalie Wood), secuestrada por los comanches que habían reducido a cenizas la granja familiar.

De nuevo con el grado de capitán, Tom Hanks es también un veterano confederado de la Guerra Civil en Texas que, en su caso, viajará con Johana (la debutante Helena Zengel), una niña rubia criada por los kiowas para devolverla a lo que queda de su familia blanca, de la que fue arrancada de una forma muy similar, cultivando su particular síndrome de Estocolmo tejano. Su interpretación, todo sea dicho, le ha valido a la cinta una de sus dos únicas nominaciones (la otra es la banda sonora) a los Globos de Oro.

Tom Hanks le saca más de diez años al Wayne de Centauros del desierto, pero antes se envejecía más prematuramente –no había tantas cremitas–, y la diferencia de edad también ayuda a limar distancias entre la aspereza de Wayne y el carácter más afable de Hanks, que siempre estuvo más cerca de los personajes nobles y bondadosos como los que antaño podían interpretar Henry Fonda o James Stewart. 

En esta gran producción de Universal, que no Netflix –se nota en los colores–, Paul Greengrass se sale con la suya a la hora de presentar a un Hanks curtido, pero desbordante de humanidad, muchos años después de que Sam Mendes fracasara con aquella sobrevaloradísima Camino a la Perdición (2002) en la que el actor, personificando a un matón con vida interior, resultaba tan convincente como el resto de la propuesta, que era un tostón de mucho cuidado. 

Dos odiseas a través de Texas

Aunque se rodó fundamentalmente en Monument Valley (Arizona), el clásico escenario natural de los westerns fordianos, Centauros del desierto relataba una persecución que se alargaba a lo largo de un lustro y se prolongaba desde el oeste de Texas hasta Nuevo México, precisamente donde se ha rodado Noticias del Gran Mundo. En los alrededores de Santa Fe

La trama coincide con el momento en que las balbuceantes letras americanas se propagaban a través de miles de periódicos que se imprimían por todo ese joven país que no dejaba de anexionarse nuevos territorios

La odisea de la película de Greengrass da la medida respecto al clásico de Ford. Es más modesta, quizás no en kilómetros –el viaje es de unas 360 millas (580 km)–, pero sí en el tiempo invertido por sus protagonistas, que no tienen que peinar el desierto en busca de una banda concreta de indios. Hanks y su protegida, la “dos veces huérfana” Johana, salen en 1870 de Wichita Falls y van rumbo a Castroville, cerca de San Antonio, donde se supone que el ex capitán acabará reencontrándose con su mujer. 

La debutante Helena Zengel ha logrado una nominación a los Globos de Oro. FOto: Netflix.

En aquel momento crucial el país estaba en constante expansión, pero también lograba reducir distancias día día gracias a los progresos, fruto de la Revolución industrial, en materia de transporte. El propio Hanks menciona en el film la Pacific Railroad, que en 1869 se había convertido en la primera línea férrea que relacionaba las dos costas, llegando hasta San Francisco. Más adelante, otras compañías compitieron por Los Ángeles. 

Sólidas adaptaciones literarias

De la misma manera que Ford partía de la más dura novela de Alan LeMay, publicada en España por Valdemar con el título de la traducción española del film, Noticias del gran Mundo, también tiene una sólida base literaria.

Aunque inédita en castellano, la novela de Paulette Jiles adaptada a la pantalla por Luke Davies y el propio Greengrass, llegó a ser finalista del National Book Award nada menos y tiene el valor añadido de contar la historia de un lector de retales de periódicos para un público iletrado. Evidentemente, el tema de las noticias y cómo estas se comunican al mundo, su importancia, tampoco es casual. 

Y ese concepto, el de lector de prensa que aporta noticias remotas en diferido, no es para nada anecdótico, ya que el siglo XIX constituye la etapa de formación para la literatura americana, que lucha por independizarse de la influencia de la Literatura británica como antes lo hizo de la corona, estableciendo también las bases de su propia industria editorial. 

Tom Hanks en ‘Noticias del Gran Mundo’. Foto: Netflix.

Antes de su consolidación, las balbuceantes letras americanas se propagaban primordialmente a través de los cientos, quizás miles, de periódicos que se imprimían por todo ese joven país que no dejaba de anexionarse nuevos territorios y de empujar la frontera siempre un poco más lejos. 

«Tom Hanks, que ha sobrevivido tanto al coronavirus como a la investidura de Biden, bien podría haber bordado aquí el mejor papel de su larguísima carrera» 

Philipp Engel

Un homenaje de los más explícito

Greengrass y su director de fotografía Dariusz Wolski rinden un homenaje a Centauros del desierto, que no puede ser más explícito, con ese plano filmado a contraluz desde el interior de la casa donde Johana se ha reencontrado con su sangriento pasado. La pantalla se convierte en el rectángulo de luz como el similar plano, más vertical, en el que vimos aparecer a John Wayne hace más de medio siglo. A ningún cinéfilo se le pasará por alto el guiño que no por obvio resulta menos emocionante. 

Conocido como un director especialmente nervioso, al que le gusta filmar cámara al hombro –de Bloody Sunday (2002) a la saga Bourne– haciendo del movimiento perpetuo su principal seña de identidad estilística, Greengrass encuentra aquí la calma, embelesándose ante la magnificencia de los paisajes resaltados por la no menos clásica partitura de James Newton Howard.

Sólo en las escenas más “urbanas” el británico vuelve a necesitar un poco de tila, pero sin excederse en las de acción, como el notable tiroteo que tiene lugar en las montañas, cuando tres energúmenos quieren volver a secuestrar a Johana para convertirla en esclava sexual. Una secuencia no tan movida como las de sus películas pasadas, pero para nada exenta de tensión. Yo mismo lo pasé bastante mal, confieso que sufrí para que no los capturaran. 

La cinta es todo un homenaje al western. Foto: Netflix.

El primer western de la era Biden 

Si el personaje de Wayne levantó ampollas en su día por su explícito racismo contra los indios, cosa que no era el caso de Ford ni de la propia película, el de Hanks es más fiel a su personalidad pública de distinguido demócrata y se muestra mucho menos permeable al racismo imperante en la época contra los negros y contra los indios, algo que casa con el actual cambio que vive de Estados Unidos, cuando la Casa Blanca trata de dejar atrás el resurgir de las banderas confederadas que trajeron consigo Donald Trump y sus racistas compañeros de viaje. 

Tom Hanks, que ha sobrevivido tanto al coronavirus como a la investidura de Biden, bien podría haber bordado, en la sensible opinión de este cronista, el mejor papel de su larguísima carrera. Pero tampoco hay que minimizar el de la pequeña Helena Zengel, ya muy experimentada ante las cámaras a pesar de haber nacido en 2008. La actriz alemana brinda una conmovedora composición como la niña rubia que sólo conoce la lengua de sus secuestradores. 

Es verdad que la película toca primordialmente a aquellos padres varones enamorados de su hija, pero pienso que ese sentimiento puede llegar a todo el mundo, incluso si no se ha tenido descendencia. 

Lo dicho, una película maravillosa, a la que sólo pondría una pega: los planos a vuelo de dron. Fatídicamente omnipresentes en el cine y en las series contemporáneas, en un western quedan particularmente fuera de lugar. Que alguien nos salve de tanto plano a vuelo de dron. 

a.
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