‘La boda de Rosa’: Málaga espera a Paula Usero

La comedia de Icíar Bollaín, que este viernes llega a los cines al tiempo que inaugura el Festival de Málaga, cuenta en su reparto con la fenomenal Paula Usero

Paula Usero es una de las actrices más esperadas en el festival. Foto ©Natxo Martínez.

Málaga es, desde hace ya 23 años, la capital del cine español, y una de las grandes atracciones consistía en ver desfilar a nuestros astros y estrellas a lo largo de una interminable alfombra roja, cazando selfies y autógrafos al vuelo.

Esta vez, debido a las excepcionales medidas de seguridad, el star system patrio sólo posará para los fotógrafos profesionales. No cabe duda de que, en circunstancias normales, uno de los mayores apelotonamientos se hubiera producido con la presencia de Paula Usero, que acudirá a la gala inaugural como parte del reparto de La boda de Rosa, una elegante comedia de Icíar Bollaín, que protagoniza Candela Peña. 

‘La boda de Rosa’

Usero, que encarna a la hija de Peña en la película, es el fenómeno en pleno auge, pero Candela Peña es la Rosa del título, la absoluta protagonista, una mujer que está a punto de cumplir los 45, esa cifra en la que se aborda sin demasiada ilusión el eufemismo de la “mediana edad”.

Ese momento vital en el que inevitablemente toca mirar atrás, preguntarse qué se ha hecho mal –en general, todo–, y decirse que, si algún sueño acariciábamos, es ahora o nunca. 

Rosa está en ese punto, más cuando su existencia hasta el momento consistía en desvivirse por los demás, por su padre (Ramón Barea), viudo desde hace dos años; por su estresado hermano (Sergi López) y por su alcohólica hermana (Nathalie Poza).

Por supuesto, también por su hija, no se sabe de qué padre, con la que se relaciona en la distancia, pues el personaje de Paula Usero vive en Manchester con un novio que también queda fuera de plano, y no le da la vida más que para cuidar de sus dos churumbeles, a los que suministra papilla en serie. 

Casarse con una misma

Rosa está en ese punto, más cuando nadie la escucha. Es así cuando se le ocurre la idea no sólo de abrir su propio negocio, sino también la de casarse con ella misma. Sí, con ella misma. Como quien contrae matrimonio con su motocicleta, cosa que ya se ha visto, pero sin motocicleta.

Una práctica que se originó –cómo no– en Japón, y que cada vez tiene más adeptos, llegando en este caso hasta Benicassim, bajo el sol de la Costa del Azahar, fotografiada por Beatriz Sastre y Sergi Gallardo, como para recordarnos que el verano ya va tocando a su fin. 

Candela Peña protagoniza esta ‘feel good movie’. Foto: ©Natxo Martínez.

Feel good movie

La película es una feel good movie de manual, que aúna un buen humor inmaculadamente blanco con las inevitables lecciones de vida, como aprender a cuidarse a uno mismo y a escuchar a los demás, descubrir cuáles son tus sueños y luchar por conseguirlos, sin obviar el momento de baile catártico en familia a cargo de Rozalén, cuyo Que no, que no, va en sintonía con el mensaje de la película. Básicamente, la idea es ser positivo, una actitud nada fácil en estos momentos pero que resulta idónea como pistoletazo de salida para la edición de un festival que fue el primero en sufrir las consecuencias de la pandemia. Del inevitable aplazamiento, llegamos a este viernes 21, con vistas a prolongarse hasta el próximo 30 de agosto, si no hay desastre de por medio. 

Suspendido en pleno pico de la pandemia, el Festival de Málaga se celebra ahora con menos títulos (157 sobre los 201 inicialmente programados) para limitar aforos y garantizar proyecciones seguras

Siempre positivo, nunca negativo

El Festival de Málaga se celebra tradicionalmente a principios de marzo y la pandemia se llevó por delante la 23ª edición a tres días de la inauguración, en aquella semana terrible en la que todavía no sabíamos muy bien la magnitud de lo que se nos venía encima.

Pero, como escribió en su blog Juan Antonio Vigar, el director del evento, “los productores y distribuidores decidieron aplazar muchos de sus estrenos para que sus películas pudieran verse -como estaba previsto- en nuestro festival y todo el sector se dirigió a nosotros para remar en la misma dirección”. 

La mayoría de las películas anunciadas para marzo se han mantenido para esta edición que se presenta sin embargo en formato reducido (157 títulos sobre los 201 inicialmente programados), para limitar aforos y garantizar proyecciones seguras, con toneladas de hidrogel y mascarillas de diseño que firma el artista malagueño Javier Calleja.

Al multitudinario evento social de la antigua normalidad malagueña le sustituye esta edición mucho más sobria y más puramente cinematográfica, con títulos tan destacados como Las niñas, el sonado debut de Pilar Palomero, que ya dio mucho que hablar a su paso por la Berlinale.

También se estrenan Los europeos, de Víctor García León, a partir de la novela de Rafael Azcona; Hasta el cielo, de Daniel Calparsoro; A este lado del mundo, de David Trueba; Un mundo normal, de Achero Mañas, La boda de Rosa, que es la que nos ocupa ahora. 

Una película de reencuentros 

La boda de Rosa supone el reencuentro de Bollaín con Candela Peña, que obtuvo su primer Goya, a la Mejor Secundaria, por Te doy mis ojos (2003), años después de protagonizar con Silke Hola, ¿estás sola? (1995) a las órdenes de la misma directora. También supone el reencuentro de la realizadora con la guionista Alicia Luna, con la que compartió el Goya al Mejor Guion por Te doy mis ojos. 

Y asimismo supone otro reencuentro con Paula Usero, a la cual Bollaín dio la alternativa cinematográfica con un pequeño papel en El Olivo (2016), una película también rodada en Castellón, donde la actriz daba vida a una de las amigas de la goyificada Anna Castillo. 

La Boda de Rosa se estrena el 21 de agosto. Foto: ©Natxo Martínez.

Fenómeno Usero

En el momento de su debut cinematográfico, Usero, nacida hace 28 años en Valencia capital, no tenía los miles de seguidores que tiene ahora. Todavía no había aparecido en Velvet Colección, ni se había convertido en la Luisita de Amar es para siempre.

Ni, por supuesto, había abandonado el culebrón de Antena 3, tras 84 episodios, para dar rienda suelta a una versión actualizada de su personaje, junto a su inseparable Amelia (Carol Rovira), en el spin-off Luimelia, que hace unos días estrenó su segunda temporada en Atresplayer convertido en todo un fenómeno global. 

La chispa y la simpatía que despiertan Luisita y Amelia como pareja lésbica han convertido a Luimelia, perfecta fusión de ambas (como los Robsten lo fueron de Robert Pattinson y Kristen Stewart, durante la fiebre Crepúsculo), en un hito de nuestra historia catódica, donde no abundan las parejas que otorguen visibilidad al colectivo LGTBI.

En contraste con el clasicismo de Amar es para siempre, Luimelia se adapta a los nuevos formatos con capítulos de 10 minutos que se consumen durante un viaje en metro, yendo directa al grano, sin estirar el chicle como sólo pueden hacerlo las ficciones televisivas.

Es una pena que la mitad de este infalible dúo aterrice en Málaga en circunstancias tan distintas a las de antes. En otros tiempos se hubiese desatado la locura. 

Estreno: 21 de agosto.

a.
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