Vinos del Penedès: una historia de 25 siglos

Los hallazgos arqueológicos en una finca de Familia Torres en el Penedès revela que en la región se producía vino hace 2.500 años

Familia Torres cuenta con varias iniciativas de rescate de vides casi extinguidas. Una de ellas es la moneu, vid relacionada con los la finca medieval que la bodega compró hace tres años: Castell de la Bleda el municipio de Santa Margarida i el Monjos. Los trabajos de restauración revelaron que en la zona se cultivan vinos desde hace 2.500 años.

Este emplazamiento es un edificio histórico catalogado ‘Bien cultural de interés nacional’, que según el arqueólogo Xavier Esteve, de Tríade Serveis Culturals, ofrecía restos que permitían elaborar “un compendio de 2.500 años de historia vitícola sin interrupciones”. 

Hallazgos sorprendentes

Las últimas intervenciones arqueológicas llevadas a cabo indican que Castell de la Bleda se habría construido sobre un asentamiento íbero y romano. Los trabajos permiten atribuir algunos de los silos excavados en el ibérico pleno, entre los años 450 y 200 a.C

En la finca medieval de Castell de la Bleda se hallaron testimonios del cultivo de vinos de hace 2.500 años

Si solo hace un año se anunció el descubrimiento de la base de una torre de defensa medieval, ahora nuevos estudios han constatado que las raíces del Castell de la Bleda llegan a los primeros siglos de la era romana.

MONEU

Huellas del pasado

Según el arqueólogo Esteve, las evidencias del asentamiento ibérico consisten en algunos silos que se han encontrado debajo de una de las estancias de la casa medieval.

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“Uno de ellos es como una matryoshka, con hasta tres silos, uno dentro del otro: uno de época moderna había recortado otro excavado en el mismo lugar dos milenios antes, en época ibérica, el cual, a su vez, había recortado lateralmente un tercer silo, también ibérico, aún más antiguo”, detalla.

La presencia romana

Además de esas huellas del pasado ibérico de Castell de la Bleda la presencia de materiales constructivos de la época romana apunta a la existencia de una villa de hace 2.000 años.

Son evidencias depositadas dentro de silos medievales, que consisten en grandes fragmentos de cerámicas y de típicas tejas romanas, así como trozos de dolia, grandes tinajas utilizadas a modo de lagar para almacenar el vino. 

Autor: Jordi Català

Infografía sobre la historia de los viñedos Torres. Autor: Jordi Català

Los primeros descubrimientos

Ya se sabía de los asentamientos íbero-romanos en los alrededores del castillo de La Bleda cuando en la década del 1930, se localizaron superficialmente cerámicas de aquellas culturas.

En la década del 30 ya se habían descubiertos restos de las culturas íbera y romana

En 1961, el arqueólogo Pere Giró descubrió que en los campos labrados habían aflorado cerámicas, paredes, pavimentos y cimientos de alguna construcción o quizás de una villa romana. Lamentablemente en 1967 se destruyó parte de un asentamiento ibérico cuando se construyó una fundición.

 

Un mismo emplazamiento, diferentes edificios

El año pasado en Castell de la Bleda se descubrió la base de una torre de defensa medieval que podría datar de la segunda mitad del siglo X o principios del siglo XI. Para Esteve: «la torre descubierta bajo tres de las estancias de la casa ha resultado sorprendente tanto por la forma que presenta (ver infografía), muy poco frecuente, como por sus dimensiones».

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La parte conservada de la torre tiene una estructura maciza de piedras y mortero de cal con dos extremos semicirculares unidos por segmentos rectilíneos, de nueve metros de largo por seis de ancho. 

Imagen del interior del Castell de la Bleda. Autor: Xavier Esteve
Xavier Estévez (izq.) y Miguel Torres (der.) quinta generación de la familia Torres. Autor: Familia Torres. 

Los primeros registros

La primera mención documental del topónimo de la Bleda data del 994, en la Alta Edad Media, y en ella ya se habla de viñas. En el año 1121 se documenta por primera vez del Castell de la Bleda, que se habría construido durante la consolidación del condado de Barcelona en la zona fronteriza con el Al-Andalús, al sur del río Llobregat.

El señorío del castillo explotaría feudalmente los terrenos próximos con la construcción de un molino de obligado uso. 

La situación del Castell de la Bleda en medio de la planicie del Penedès se encuentra plenamente justificada al tratarse de un emplazamiento estratégico, con amplio control visual del entorno y de algunas vías de comunicación principales junto al río Foix

El paso de torre de defensa a masía

Los dos potentes muros que se adosan exteriormente a la torre descubierta, así como un pavimento empedrado también exterior, hacen pensar que las fortificaciones de esta torre se fueron ampliando hasta convertirla en una fortaleza.

La antigua fortaleza estaba ubicada en un enclave estratégico en la planicie del Penedès

Acabada la Edad Media, es probable que el castillo dejara de ser una fortificación para transformarse en una masía. La edificación de planta cuadrada de grandes dimensiones que ha perdurado hasta la actualidad se habría construido a finales del siglo XVII sobre las ruinas del castillo y de la posible masía posterior, manteniendo el nombre original de Castell de la Bleda.

“La superficie excavada no alcanza ni una tercera parte del espacio con más potencial arqueológico. Estoy convencido de que el Castell de la Bleda aún nos oculta muchas sorpresas”, asegura el arqueólogo.

Actualmente, la familia Torres está estudiando posibles usos de este edificio histórico. 

Miguel Torres en el Castell de la Bleda.
Miguel Torres cogiendo una viña enfrente de la finca. Foto: Familia Torres.

El hogar de una variedad ancestral

La finca del Castell de la Bleda de 19 hectáreas, a poca distancia de Mas La Plana, viñedo insignia de Familia Torres en Pacs del Penedès, se ha destinado principalmente al cultivo de la moneu.

Esta es una variedad de uva tinta ancestral autóctona rescatada por la bodega en el marco del proyecto de recuperación de variedades pre-filoxéricas iniciado hace más de 30 años y que ha sido aceptada por la DO Penedés.

Hace más de 30 años que Familia Torres se dedica a rescatar vides que se cultivaban antes de la plaga de la filoxera

Esta vid se reintrodujo de manera experimental en el 2016 por medio de la técnica del reinjerto aéreo y en los dos años siguientes se ha ido extendiendo su plantación.

Los viñedos de Viñas Torres. Autor: Viñas Torres
Los viñedos de Castell de la Bleda. Foto: Familia Torres.

Desde la Edad Media

Según Miguel Torres Maczassek, quinta generación de la familia Torres, la moneu, y otras de las variedades ancestrales recuperadas tienen probablemente su origen en la Edad Media, durante el período del siglo X al XIV.

Su apuesta no solo es por su valor ecológico sino como alternativa ante al cambio climático, ya que se trata de una variedad que resiste bien las altas temperaturas y madura lentamente. 

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“Es muy emocionante desgranar la historia que esconde el Castell de la Bleda y comprobar que siempre ha estado vinculada con el mundo del vino”, dice.

Ampliación de la viticultura

Este año, se ha ampliado considerablemente la plantación de moneu con 10 hectáreas en vaso, que serán productivas a partir de 2021. El viñedo plantado en 2016 de forma experimental ya da buenos frutos de los que se elaboran vinos frescos y equilibrados, intensamente aromáticos, con una marcada acidez y buena concentración.

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