La tenaz supervivencia de los vinos de las Azores

Este archipiélago portugués produce excelentes vinos de variedades autóctonas. Las bodegas locales han permitido rescatar vides condenadas a la extinción

Hace pocas semanas pude aterrizar en Portugal, la tierra del fado y de uno de los vinos más auténticos que he conocido. Y allí pude descubirir los excelentes vinos de Antonio Maçanita, fundador y propietario de las bodegas Fita Preta.

Maçanita es un prestigioso consultor y enólogo de más de 13 bodegas en este país gracias a su empresa Wine ID, y ha trabajado en varios proyectos para redefinir el concepto del terroir portugués. Su trabajo abarca tanto la divulgación por medio de conferencias en universidades y jornadas especializadas y la publicación en medios especializados, así como la producción de vinos que ganan importantes reconocimientos en diversas competiciones

Una de las zonas donde cultiva es Alentejo, donde cuenta con 21.000 hectáreas de viñedos plantados en pendientes suaves. Ubicados entre los paralelos 38º y 39º de latitud norte, cuenta con un equilibrio entre el frío invernal y el calor estival, gracias a que el aire fresco del Atlántico modera el clima.

Los vinos de Fita Preta lideran las preferencias del consumo portugués. El más representativo es el Preta Cuveé David Booth, y no en vano, es su mayor orgullo. De un color violeta oscuro, se presenta concentrado e intenso en nariz. Cuenta con notas destacadas de moras y arándanos maduros, con un toque floral y un sutil aroma de almendras tostadas, gracias a su paso de 18 meses en barrica.

En boca es complejo y redondo, con mucho cuerpo, y con una presencia firme de los taninos firmes y maduros. De sus añadas, la 2011 ha sido calificada como la mejor de Portugal.

Vinos de las Azores

La lucha del vino en las Azores

Otra zona donde producen las bodegas de Antonio Maçanita es en las islas de las Azores. Sus vinos han sido una especie de salvavidas para las variedades de uva autóctonas del archipiélago, que estuvieron a punto de pasar a la extinción.

Aquí Maçanita fundó Azores Wine Company, con parcelas alquiladas y otras compradas en las islas de Pico, São Miguel y Graciosa. En estos lugares se han rescatado las variedades Arinto dos Açores, Verdelho y Terrantez do Pico, que según los últimos estudios, sólo sobrevivían unas cien plantas.

Esta compañía las vinifica por separado, y así sus vinos siempre son monovarietales, cada uno muy diferente entre sí. Pero todos comparten sus recuerdos de brisa marina y una inevitable acidez, producida por provenir de suelos volcánicos.

La sorpresa de un rosado

Una agradable sorpresa ha sido probar los vinos rosados de este país, como el magnífico Rose de Fita Preta. Este vino lleva cuatro añadas –desde el 2011 al 2015-, y sus uvas provienen de viñedos que cuentan con 70 años de existencia. Representa un canto al valor humano, a la determinación de no dejar que se pierdan las variedades autóctonas de las islas, y sobre todo, las que crecen en las laderas de los volcanes.

En el caso de este Rosé, en nariz se revelan notas de lavanda, tostados y especias; mientras que en boca destaca por la complejidad y la elegancia, así como por la acidez punzante y una cierta salinidad que se descubre al final.

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