¿Una heladería ecológica y sin residuos? Sí es posible

En Barcelona la heladería Bodevici, que hace 9 años abrió el camino de la producción ecológica, es la primera de Europa con residuos cero

Helados Bodevici

En el centro de Gràcia, uno de los barrios más interesantes de Barcelona, hay una pequeña heladería en una esquina que se presenta como la primera ‘Zero Waste’, o sea, sin generación de residuos en Europa.

“No sabemos si del mundo, creo que hay alguna en Canadá”, dice el fundador de Bodevici, Jordi Rivera, un ingeniero industrial que hace nueve años irrumpió en el sector de las heladerías artesanales con el primer local certificado como ecológico en España.

Helados y horchata ecológica. Foto: Bodevici

Una apuesta difícil

Su propuesta de que una heladería no genere residuos es arriesgada: por lo general  estos locales suelen ofrecer sus productos en vasos plástico de un solo uso, con cucharillas del mismo material y servilletas de papel.

En Bodevici se insta a que los clientes reutilicen los envases para helados y horchata

Si se trata de horchata, más de lo mismo. ¿Qué alternativas hay?

En los primeros días de su apuesta por el ‘residuo cero’, los clientes ven que algunos materiales son diferentes.

Diferencias

Por ejemplo entre los vasos para la horchata hay modelos reutilizables, para los que se deja un depósito cercano a los dos euros.

Uno puede beber y recuperar el dinero, tal como se hace en los conciertos; o bien regresar con su vaso para que se lo llenen en otra oportunidad; una práctica que muchas cafeterías también han adoptado.

Jordi Rivera, fundador de Bodevici

Basta de plásticos de un solo uso

Otro principio es con las cañitas: aquí no hay de plástico, sino de bambú, acero inoxidable o de borocilicato transparente, para las que dejan un depósito de un euro.

Las cucharillas son de bambú, y las servilletas son de algodón, bordadas con hilo ecológico. No hay que tirarlas: o se devuelven o se usan en una próxima oportunidad.

Llevar envases reutilizables tiene descuento. Foto: Bodevici

De hecho Rivera analiza cuál es la reacción de la gente al comprobar que en ocasiones no hay papelera, o que está oculta a la vista. Cuando preguntan al personal, les explican las nuevas pautas de sostenibilidad.

La heladería premia con descuentos a los clientes que usen envases reutilizables

“Buscamos seducir, no imponer” la concienciación de no generar residuos, dice Rivera.

Por ello los clientes que usen envases reutilizables tienen descuentos en las compras.

Materiales alternativos

Los vasos de helado de un solo uso desaparecerán cuando el local agote su stock, y serán reemplazados por caparazones de coco y tarrinas comestibles, elaboradas bajo pautas veganas.

En realidad muchos de estos conceptos se remontan a décadas atrás: cualquiera que supere los 40 años recordará que en su infancia los únicos elementos de plástico en una heladería eran las cucharillas.

Las tarrinas y cucuruchos eran comestibles, y así como uno llevaba el envase de la leche o el refresco de vidrio para comprar uno nuevo, aquí también se puede traer una botella para rellenarla con horchata.

Producción ecológica

La heladería cuenta con unos 40 gustos, de los que solo se exhiben 28, en una rotación constante de sabores.

Todos se producen bajo pautas ecológicas, que comprenden la compra de materias primas directamente al productor y bajo las pautas del comercio justo.

El objetivo es promover el uso de envases retornables. Foto: Bodevici

Así, es posible probar la crema de avellanas de Reus, las fresas del Maresme o los pistachos de Castilla; gustos elaborados con leche de cabras de campiñas catalanas.

“Más de la mitad de los gustos son veganos”, precisa Rivera; en un catálogo de sabores que piensa expandirlo con opciones con menor añadido de azúcar, o que sean aptos para celíacos y diabéticos.

Pocos apuestan por la ecología

Ser ecológico no es fácil: desde que obtuvo su certificado hace casi una década, apenas un puñado “de ocho o nueve heladerías” adoptaron esta política.

Rivera no quiere guardar secretismo con los ‘residuos cero’. Está dispuesto a compartir su experiencia con otros locales, si es que esto ayuda a tener un consumo más responsable.

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